lunes, 13 de diciembre de 2010

Historias

Evocación de una noche
3 de 8

Por: Emerson Fortuna Batista
El autor es abogado y escritor
Emersonfortuna@msn.com


(Esta es una hitoria ficticia cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia)


-¿De que te ríes eh?-dijo sonriendo la chica que andaba a mi lado, que se me había olvidado. Yo la miraba a ella y a la avenida sonriendo, ella no dejaba de mirarme, prosiguió-el que se ríe a solas de sus travesuras se acuerda.

-Cuéntame para reírnos los dos, además estas muy callado.


-¿Tu crees? Le pregunté, porque en verdad yo estaba hablando bastante, pero no con ella, sino, conmigo mismo.

-Estoy segura, no has dicho nada en todo el camino.

-Excúsame.

-No te excuses, mejor arréglalo-decía ella-¿eres casado?

Yo respondí con la misma pregunta.

-¿Y tu?

-Tampoco.

-Pero….yo no te he dicho aun-dije yo, mientras conducía mirando la avenida y a ella de vez en vez.

-El que calla otorga.

Pero no creo que ella haya dicho eso porque yo le interesara realmente, sino, para hacerme el momento más ameno, ya que page mi dinero por ella, ese era su trabajo, y tal vez, si se portaba bien podrí ser que yo volviera al sitio y buscarla ella una vez más.

-Además-continuo hablando ella-no se… no tienes cara de estar casado.
Ahí sonreí, y ella al verme hacerlo me imitó y expresó:

-Bueno, ya te hice reír.

-¿Y quien te dijo que es por ti?

-¿Si o no?

-Esta bien, si.

_A, ¿ves?

Entonces, reímos un poco más, y seguimos nuestro curso.

-¿Puedo poner música? Preguntó ella, sin esperar mi respuesta a la vez que prendió el radio, lo subió y lo cambió de emisora.

-Ya lo hiciste-dije yo de manera seria.

Ella a lo apagó rápidamente al ver mi actitud.

-¡Ay perdona!

Dijo ella al parecer asustada, ó más bien apenada, apagando el radio inmediatamente.
Entonces me reí, respondiéndole a ella.

-No hay problema, puedes poner música.

Ahí le cambió su rostro, y me sonrió, entonces prendió el radio, pero no recuerdo que tipo de música puso…..en realidad si recuerdo la música, era electrónica, de lo que no tengo ni idea es quien tocaba allí, o más bien quienes fueron los artistas que iban pasando por la estación radial.
En ese momento recordé a mi chica, aquella noche, de camino a mi casa, cambiando el radio se detuvo en una de esas emisoras con música del género en cuestión y me dijo:

-En realidad esta música no la entiendo, he tratado, he ido a fiestas, la he escuchado en discotecas….pero hasta ahora solo la tolero, espero que me guste alguna vez.

-¿En serio quieres que te guste ese tipo de música?, ¿Para que?

-Bueno, como ya sabes, me gusta estar a la vanguardia, no me gusta estancarme.

-Pero el que no te agrade ese tipo de música no necesariamente estas estancada- le dije mientras manejaba mirando la avenida y mirándola a ella también- eso de ninguna manera e un estanque.

-Es lo que más se escucha en fiestas-respondiendo ella-y las fiestas son para divertirse, no para torturarse esperando que termine un set de música.

-Viéndolo desde ese punto de vista, tienes toda la razón.

-Y cambiando de tema-prosiguió ella-tienes mucho ya que no escribes para el periódico digital. ¿Se te acabaron las historias? ¿O las mentiras?

Y rió a voces, y me causó risa también a mí.

-Bueno-le respondí-últimamente he perdido mi capacidad de escribir e un vaso de alcohol.

Y al decir esa frase no pude evitar acordarme de una canción de Andrés Calamaro. Pero antes de expresarlo, vi que ella se puso un poco seria, y al ver esa expresión en su rostro, no pude hacer más que lo mismo, no serios del todo, pero si vi claramente tristeza. Y no dije nada, pero ella si.

-¡Oh!, que triste.

Y así nos quedamos unos segundos, y yo advertí que aunque no tenía nada que decir, debía decir algo rápidamente, antes de que la pena nos invadiera de una manera agobiante, y así quedar sin marcha atrás.

-No lo creo así-dije yo-el alcohol me dio muchas ideas en las que has visto mi tinta plasmada, más de las que puedas imaginar, y te confieso, a demás, que este letargo se me da a veces._

-Espero que no sea de por vida._ Dijo ella interrumpiéndome

-Pero Eros Ramazzotti lo dice en una canción, y que por cierto, no recuerdo el nombre-dije yo interrumpiéndola a ella sin saber si tenía algo más que decir-el dice que al cantautor se le acaban las historias, asumo que es también podría ser aplicable a los poetas, escritores de otros géneros, entre los que entro yo. Andrés Calamaro también canta sobre eso.

-Si en el disco de la lengua popular-respondió ella sin yo estarle preguntando-la canción es martes de carnaval ¿no?

-Si-le dije-esa justamente.

Y ahí sonreímos y pude percibir que el ambiente volvió a ser agradable y la tristeza se había ido instantáneamente, como por arte de magia.

-Entonces-continuó la chica-al parecer es algo normal en ustedes los escritores, poetas, cantautores, y todo eso que tenga que ver con áreas parecidas.

-Es posible-le dije-al menos no me toma por sorpresa.

Y sonríe una vez más mirándola a ella y también la avenida.

La chica que andaba conmigo, precisamente en ese momento bajo el volumen de la música, y eso me trajo de vuelta a la realidad.

-Estas muy distraído-me dijo-¿o eres así todo el tiempo? Sonriendo ella, tenía una sonrisa muy bella.

-Es cierto, últimamente estoy muy distraído, pero no te preocupes que no es contagioso.

Y así sonreímos un poco más.
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Lea las historias anteriores:

Evocación de una Noche- 1 de 8
Evocación de una Noche- 2 de 8

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