lunes, 15 de noviembre de 2010

Historias

Evocación de una noche
1 de 8

Por: Emerson Fortuna
El autor es poeta, escritor, abogado y comunicador social
(Se trata de una historia ficticia.Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia)

Era de noche, y llovía cantaros, se veía la luna, pero llovía a cántaros, y quería ya irme de aquel bar, pero al ver a aquella lluvia ya no pudo ser, tampoco ya quería perderme la oportunidad de tomar con aquella lluvia sobre la ciudad, (me encanta la lluvia con algún tipo de alcohol, para recordar aquella vez, no se que vez, pero recordar alguna vez lluviosa, al estilo poético que esta me provoca cada vez que cae)
Y tomando un vez más, recodé a mí querido, y cansado padre (cosa que no es verdad) , sus consejos, incomodidades, quejas, y algunas otras cosas, pero lo recordé sin molestarme, pensé: “así es que son los buenos padres”, y me sentí contento con aquello.

Luego, recordé a un viejo amigo y que aun es mi amigo (aunque ya no podemos platicar a diario por largas horas, y hay días que ni sabemos uno del otro), y en eso, me llegaron a la mente nuestros gustos musicales, los girones que dimos a diferentes sonidos de estas delicias, y tratando uno de llevar al otro al terreno deseado, pero sin olvidar la raíz de los dos (debo decir que prevaleció mi gusto, pero, los escombros del gusto de él, era imposible borrar, porque, debo admitir, que me gustaron bastante los ritmos musicales mostrados por el en nuestra niñez en aquel entonces) y todos sabemos quien es aquel amigo al que me refiero, pero no diré su nombre, no para que cada quien crea que se trata de él, sino, porque no me da la gana, y a demás, el sabe que es él.

Y pensé en aquéllos dos seres, porque la lluvia me llevó a uno (mi padre) por la poesía que esta trae, y que no todos podemos captar y hacer historia (como él lo sabe hacer), y al otro, lo trajo a colación aquella música, que tanto me gusta a mi,(como es la música con trova , o música con poesía, o como se le quiera llamar) de Andrés Calamaro, Joaquín Sabina, Fito Páez, y hasta Enrique Bunbury en solitario (y menciono a Enrique Bunbury en solitario porque quiero dejar claro que no lo escuché esa vez con héroes del silencio).
Tampoco, fue imposible, no recordar uno de eso viejos amores, que en algún momento a la vida le gusta traer al presente (o tal vez eso le guste al corazón, en un acuerdo con la memoria, no se. Pero, tampoco diré su nombre porque no me da la gana, solo diré que dicha música era lo único que nos unía).

La lluvia seguía a cántaros, y yo seguía cambiando mi sangre por alcohol, pero, triste por no poder escribir las ideas que llevaban esas gotas de lluvia a mi cabeza (supe que seguía lloviendo por una pareja que llegó un tanto mojada a pesar de llevar un paraguas)

Luego la temática de la música cambió a boleros viejos, y no me molestó, ni me gustó, pero si los disfruté igual.
Y casi en esos mismos instantes de cambiar la música, se me acercó una chica.

-Tu escribes en el granero del sur –me decía ella-, ¿verdad?

-Depende para qué la pregunta.

-Lo digo solo porque eres el de la foto de uno de los artículos-prosiguió ella-específicamente el de lo sutil a lo atroz y viceversa ¿o no?

-Si-respondí yo con un tono un tanto desafiante, pero nada grosero-soy yo.

-Sírveme uno de esos-dijo ella al mesero refiriéndose a lo que yo tomaba-por favor.
Y este, le sirvió aparentemente gustoso de inmediato.

-Pues como te decía-continuó ella-me gustó mucho ese texto tuyo, y los siguientes también, pero en especial ese.

-mmmmm-algo sorprendido le decía yo sin dejar de mirarla-no sabía que era tan famoso.
-¿Y quien te dijo que lo eras? Dijo ella mientras sonreía un tanto picara y realmente contenta, y no se si lo hacia de esa manera porque se me notaba que me gustaba, o si era que yo le gustaba al menos en lo mas remoto posible, y eso le gustaba también, no lo se. Pero sonreía claramente.

-¿Cómo te llamas?-pregunté.

-¿Para qué quieres saber?

-Pues para saber con quien estoy hablando-decía yo sonriendo y haciéndome el sorprendido-obviamente, ¿para que más?

-¿No te gustaría ver más todos los escondites y esquinas de mi cuerpo, y saber mi nombre ya mañana en la mañana?

Y diciendo esto avanzó con sus pechos firmes unos 3 o 4 por ciento del espacio que nos separaba. Era rubia, de pelo corto hasta los hombros, delgada pero con un buen cuerpo, llevaba un vestido negro y zapatillas altas. Me gusta mucho la ropa oscura de noche y más para sitios como ese tal vez, por esa misma razón yo llevaba mi camisa correa y zapatos negros, el pantalón no, porque cuando uso zapatos sport me gusta usar jean, y no me gustan los jeans más que azules, y por esa razón no llevo uno negro, pero sí era oscuro, recuerdo todo de esa noche muy bien)

-Ya es por la mañana -contesté yo-si no lo has notado.

-Si lo se-decía ella sin dejar de mirarme-pero tu sabes a que me refiero, a cuando salga el sol, sin ropa, sin sabanas, solo con nuestras pieles, ¿no te gustaría?

-Ok. Veamos si antes no me arrepiento, o si no me decepcionas al salir el sol.

-Este momento me esta recordando una serie muy buena, excelente, pero no recuerdo su nombre.

-si mas adelante recuerdas su nombre me lo dices para verla si aun la dan.

-si, aun la dan es actual, y sonriendo prosiguió-pero… ¿y si aun mañana no recuerdo su nombre?

-Entonces no es tan buena como dices, y descuida, puedo vivir con eso.
Y así sonreímos más aquella noche. Una noche lluviosa. Sí, llovía a cántaros sobre la ciudad.

1 comentario:

  1. DORIS SÁNCHEZ, Españaviernes, 19 noviembre, 2010

    Por casualidad todo sucedió en Galicia?? pues si te gusta tanto la lluvia ya te quiero ver viviendo en el noroeste de España. Cuando ves pasar los días con cielos grises ni un rayito de sola, lluvia y más lluvia te entra una nostalgia que no veas en gallego se llama Morriña.

    Piensatelo bien y decidete, en mi casa tienes un cuarto para tí, saludos

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