sábado, 20 de noviembre de 2010

Historias

Evocación de una noche
2 de 8

Por: Emerson Fortuna Batista
El autor es abogado, escritor y comunicador social
(Esta es una hitoria ficticia cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia)

-No sé por qué, de manera extraña-dije para mis adentros- "me siento extrañamente tan bien que me podría morir ahora mismo".

Una estupidez que no era verdad, pero lo sorprendente, es que no fue para mis adentros, porque, sin dejar de mirarnos ella me respondió:

-Y yo me siento tan a gusto que no quisiera morirme... que este momento no pasara jamás.

Y me sorprendió tanto por lo que salió de su boca,porque no lo había dicho para mis adentros como había pensado. Esto, ya me ha sucedido varias veces, pero solo cuando tomo alcohol, pero nunca, me ha ocasionado un problema, al menos no grave aun.

El lugar, seguía repleto de personas, pero nadie estaba pendiente a nosotros, y mucho menos a nuestra conversación, solo la chica misteriosa (en aquel entonces) hacia mi, y yo hacia ella. Y llovía a cantaros sobre la ciudad aun.

Luego, al día siguiente en la ciudad, aunque era de noche no llovía, pero si hacía un calor infernal, no había muchos vehículos en las calles, y yo precisaba ver a esa mujer, que no me dijo su nombre, pero que me dio una madrugada casi completa de placer y de satisfacción de diversas formas, y no me refiero solo a sexo, claro que no, tampoco quiero decir que me casaría con ella, pero todo estaba sujeto a los acontecimientos venideros después de verla, con ella nunca se sabe, eso es claro, recuerdo que ya antes de irse y arropado en la cama mirándola de espaldas, frente al espejo, le dije:

-¿Cómo te contacto otra vez?

-Dime algo-prosiguió ella mientras estaba frente al espejo arreglándose-¿Cómo deduces que habrá una segunda vez? -Mientras se reía pícaramente.

-Sabemos que te ha gustado- Dije yo de manera muy segura de mi en lo que la observaba pintándose un poco, no mucho.

-¿Y a ti no?

-¿Cuáles sitios frecuentas tu?-pregunté de manera confusa.

-Los sitios a los que tú asistes poco.

-¿Cuales son esos?

-averígualo, ¿no sabes a que sitios asistes poco?

-Pero eso no es una respuesta ni en lo mas mínimo. Le respondí a punto de molestarme, pero sin demostrárselo.

-¿Cómo que no?

-Es que yo asisto poco a las iglesias, pero eso también va para los cementerios…

-Bueno, igual tendrás que averiguarlo tú.

-No puedo creer que te deje ir.

-¿No?

Hubo unos segundos en silencio, mirándonos fijamente a los ojos, pero a través del espejo donde ella se había arreglado.


-Observa-dijo ella, y fue hasta mi, me dio un beso en la boca, y agarró mi parte intima por encima de lo que llevaba puesto y de la sábana que también me cubría, y yo hice lo propio apretándole un cachete de sus nalgas, besándonos.

-De todas las mujeres con las que he estado tú eres la más hermosa-le dije yo entre besos.

-Mentiroso- añadió ella sonriendo entre besos.

En verdad ella tenía razón, era mentira, ¿pero a quien le importaba? Ella me gustaba mucho, y eso para mi era suficiente.

Al acabar de besarnos ella se separó fue hasta la puerta de la habitación, se recargó un poco de manera sexy sobre esta y se despidió: Hasta cuando me encuentres, poeta, o escritor, no recuerdo con exactitud.

Y así se fue, me quede inmóvil hasta que escuché la puerta de la casa cerrarse, me tiré boca abajo en la cama y me dormí. Y hoy, estoy aquí, frente a esta casa de citas, ya que no fue al disco-bar donde la conocí…

Entré a la casa de citas, parecía una fiesta, y muchas chicas, pero aun así me fue fácil encontrar una mesa vacía, pedí un trago. Chicas lindas iban y venían pero, ninguna era ella. Entonces se me acercó una muy parecida a ella, pero no era ella.

-¿Qué buscas corazón?-dijo ella apoyando sus manos en la mesa.

-Corazón, esas son palabras de ella- pensé para mis adentros.

No tenía su nombre pero, un 50% me decía que ella era de allí, y otro 50% de mi decía que no. Y por una parte me alegré que no fuese de allí pero, por a la vez me entristecía no haberla encontrado. Y ahora miraba hacia a dentro de la blusa, a los pechos de esta chica…"¿Eh?-me dijo ella". Ahí entré en razón.

-¿Perdón?-dije yo, con cara de confundido.

-¿que que buscas lindo?-dijo ella a la vez que sonreía y seguía en la misma posición.

-A pues….-dije yo mientras observaba una botella de algo que vi en una de las mesas-una botella de esas, cigarrillos de estos-enseñándole una caja ya con uno o dos cigarrillos en el bolsillo de mi camisa, una mujer como tu.

No le dije a ti, sino, una mujer como tú, que realmente aunque no se emplee siempre así, no le dije que la buscaba a ella, simplemente una mujer como ella, con senos, nalgas, cuerpo, figura etc.… en fin, ella igual entendió que era a ella.

-A pues, vamos a arreglar eso-proseguía ella-¿te gusta aquí o…. prefieres otro lugar?

-si, otro lugar estaría bien.

Allí no estaba nada mal, por lo que podía apreciar sin salir del salón en que nos encontrábamos, pero sin pensar opté por ir a otro sitio.

Hablamos con quien había que hablar, se pagó lo acordado, nos llevamos los cigarrillo, la botella de alcohol, y nos largamos.

-ya verás que bien te vas a sentir papi-y luego de decir esto, acto seguido me dio un beso en la mejilla, al lado de la comisura de la boca, y sonreí.

Ya montados en el carro abrimos la botella, servimos y tomábamos de ella, entonces conduciendo pensaba:

-después de todo, debo seguir con mi vida, y si esa chica no quiere aparecer, pues que no aparezca, y Dios que la cuide. Y sabía que aun así la recordaría, pero sentí que estaba haciendo lo correcto para ambos, y sonreí, porque en verdad me sentía mejor.

1 comentario:

  1. Trata de dedicarte a ese tipo de narracines, tienes mucha vivencia y mucho talento, desde el comienso te deja fijo a las letras. Felicidades.

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