El augurio de Wilton Guerrero estuvo basado en la creencia de que la
Corte se maneja como “un mercado de pulgas cualquiera”, donde la
práctica de los jueces está marcada por recurrentes irregularidades.
La opinión del congresista es corroborada por Jesús Fernández Vélez,
procurador general de la Corte, quien agrega que en el Juzgado de
Instrucción, dirigido por la magistrada Regina Baltazar Vizcaíno, se
aplica cualquier cosa, pero no justicia. Allí, dice, no se hace Derecho
ni procedimiento, sino que los casos se manejan como en la estructura de
un negocio y de maniobras.
“Los escándalos se deben a que hay
jueces corruptos. Otros tienen un (sic) garantismo unilateral. El
tarantismo tiene que ser entre víctima y victimario”, dijo Fernández
Vélez. “Pero la Escuela de la Judicatura los forma para que sean
garantistas solamente de los imputados, y a las víctimas que se las
lleve el diablo”. agregó. Fernández Vélez enumeró de memoria a cinco
jueces que él mismo ha denunciado ante el Poder Judicial.
En la
lista se incluye al juez de Ejecución de la Pena, Francisco Mejía
Angomás, sometido por dejar en libertad a dos narcotraficantes ya
condenados (el proceso disciplinario concluyó en julio, y todavía no se
conoce la decisión definitiva de los jueces supremos).
En marzo
de 2009, la jueza Baltazar Vizcaíno también había sido acusada de
actuar de manera irregular. Pero el inspector enviado por la Suprema
Corte de Justicia, un supuesto sargento de la Policía llamado Martíres
Familia Aquino, rindió un informe en defensa de la honorabilidad de la
magistrada, y calificó a los fiscales de San Cristóbal de “atracadores y
asesinos”, vinculados a la delincuencia.
El Caribe intentó
contrastar la versión de la Procuraduría con la de la magistrada, pero
su secretaria informó que no habla con periodistas sin antes recibir un
permiso de la SCJ.
En la jurisdicción de San Cristóbal las quejas
también son contra los fiscales. Recientemente han sido juzgados y
sometidos a sanciones disciplinarias siete de la Carrera del Ministerio
Público, mientras otros ocho no pertenecientes al nuevo sistema también
fueron destituidos. Félix Santana, el fiscal adjunto acusado de actuar
en contubernio con el juez Mejía Angomás, es parte de ese grupo.
La comunidad no cree
El
párroco Miguel Ángel Ciaurriz dice que los tantos casos de corrupción y
delincuencia registrados diariamente en San Cristóbal provocan altos
niveles de desconfianza en la comunidad. Los habitantes de la provincia,
asegura, ya no creen o creen muy poco en las instituciones, incluidas
las cortes y las fiscalías.
“Hay mucho temor por la inseguridad
ciudadana. Lo peor es que eso ya se está normalizando”, sostiene el
sacerdote. La semana pasada la Cámara de Comercio de la provincia elevó
su protesta porque la jueza del Juzgado de Atención Permanente, Karina
Reyes, dejó en libertad a tres hombres acusados de robarse los hierros
del puente de la comunidad de Los Cajuilitos, el cual está a punto de
colapsar. El presidente de la Cámara, José Francisco Martich, consideró
la acción como un mal ejemplo.
Cury hace propuesta
El
doctor Julio Cury sugirió la modificación de los artículos 141 del
Código de Procedimiento Civil, y 24 del Código Procesal Penal, a fin de
asegurar que los jueces cumplan responsablemente con sus funciones.
“Esos textos les exigen indicar los fundamentos de hecho y de Derecho en
que sustentan sus decisiones, y la reforma que planteo consiste en
reputar irrefragablemente como faltas inexcusables susceptibles de ser
civil y disciplinariamente condenadas, la omisión de esa formalidad”,
manifestó. Dijo que es necesario restringir la discrecionalidad de que
gozan los jueces para interpretar y aplicar la ley. “El legislador ha
erizado de obstáculos el derecho de los litigantes de exigirles a los
jueces respeto por las normas de Derecho”, expresó.
lunes, 19 de septiembre de 2011
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