Dentro de su hiperbólico culto a la personalidad, a Muamar Gadafi le gustaba presentarse como «decano de todos los líderes árabes, rey de reyes del África e imán de todos los musulmanes». Aunque a la cabeza de sus muchas ambiciones, figuraba pasar a la historia como un gran intelectual de la política. Obsesión que siguiendo la fórmula acuñada por Mao en la China comunista, el dictador libio empezó...
Leer noticia completa en ABC.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario