martes, 10 de mayo de 2011

Internacional

El pánico terrorista se apodera de Norteamérica

Hoy es.
Nueva York.-Se suponía que con la muerte de Bin Laden había vuelto la paz, que «el mundo es un lugar más seguro», dijo Barack Obama, pero en lugar de salir el sol la psicosis terrorista ha dejado un fin de semana cargado de falsas amenazas, ciudadanos histéricos y políticos que quieren extender al ferrocarril la pesadilla aeroportuaria.

En Dallas, uno de los barrios más alternativos tuvo que ser evacuado cuando los pasajeros del metro alertaron a la policía de «dos paquetes sospechosos» que no gustaron a los perros. Al parecer, un hombre demasiado cargado intentó pagar a otra persona para que le ayudase a subirlos al tren, lo que desató la alarma en la estación de Mockingbird. Como consecuencia de la alerta, dos líneas fueron suspendidas durante tres horas, el tiempo que tardaron los artificieros en revisar los inocentes paquetes e interrogar a su propietario.

Al otro lado del país, un joven de 20 años se cansó de esperar el tren que conecta el World Trade Center con Nueva Jersey y emprendió a pie los tres kilómetros. Alguien le vio salir del túnel y avisó a la policía. A Reymundo Rodríguez no se le ocurrió otra cosa que decir que había dejado un paquete bomba por el camino, lo que provocó el cierre inmediato de la red. Horas después, la policía interceptó a cuatro jóvenes que habían decidido explorar por su cuenta la nueva línea de metro en construcción bajo la segunda avenida de Manhattan.

Estos casos y muchos más hicieron saltar todas alertas, avivadas por la noticia de que Bin Laden planeaba celebrar el décimo aniversario del 11-S con un descarrilamiento de tren. El millonario saudí ha logrado conseguir su objetivo póstumo de sembrar el terror, ayudado por la promesa de Al-Qaida de poner lágrimas a la celebración. Pronto han surgido las voces de políticos que quieren extrapolar al ferrocarril las medidas de seguridad que imperan en las líneas aéreas, empezando por la lista de sospechosos que no estarían autorizados a comprar un pasaje si triunfa la idea del senador neoyorquino Charles Schumer. «Cualquiera puede comprar un billete y subirse a un tren de Amtrak», dijo alarmado.

Con todo, las líneas aéreas no han estado libres de sustos este fin de semana. Un vuelo de la compañía Delta entre Detroit y San Diego fue desviado al aparecer «una nota amenazadora en el baño». Otro de Continental a Chicago tuvo que lidiar con un desequilibrado que se empeñó en salir del avión en pleno vuelo, y un pasajero yemení la emprendió a golpes con la puerta del piloto cuando llegaban a San Francisco a bordo de un avión de American Airlines. Vivo o muerto, Bin Laden ha triunfado en tener a los estadounidenses con los nervios de punta.

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