lunes, 7 de febrero de 2011

Director EL GRANERO DEL SUR visita Museo Nacional Del Prado

Madrid.-EL Director de EL GRANERO DEL SUR visitó el pasado fin de semana las instalaciones del Museo Nacional del Prado en Madrid, a donde acudió a una exposición especial del famoso artista francés, Renoir.

De paso el periodista Cassandro Fortuna se desplazó por las diferentes galerías del famoso museo madrileño y se detuvo a observar obras maestras de Velásquez, Goya, El Greco, Rubens, Mantegna,Murillo, Tintoretto, Van Dyck y otros afamados maestros de la pintura universal.

"Ha sido una experiencia maravilosa, casi mágica", dijo Fortuna, "tengo largos años conociendo estos cuadros sólo por libros y películas, ahora he tenido el enorme privilegio de ver los originales. Es una experiencia impactante. He cruzado una barrera", sentenció.

"Por ejemplo el autorretrato de Durero, pude verlo con gran emoción". Agregó que todos los amantes de las humanidades deben tener la oportunidad de visitar el Museo Nacional del Prado.También manifestó su gran interés en ir a los museos del Vaticano y de los Ufizi,en Italia.

El Museo del Prado es la primera vista cultural de Madrid, y una de las galerías más importantes del mundo del arte. Situado en la calle del mismo nombre, El Paseo del Prado, su deslumbrante exhibición de obras de los grandes maestros europeos como Velázquez, Goya, Rafael, Rubens, y Bosch (entre otros grandes artistas italianos y flamencos), se encuentra en un siglo 18 edificio neoclásico que se inauguró como museo en 1819.

Su nombre deriva del distrito donde está ubicado, anteriormente una zona de huertas conocida como el "prado" o pradera. La reina española en el momento se había impresionado con el Louvre en París y quería mostrar una enorme colección en su propio país. El resultado es de varios miles de obras en la actualidad, con una extensión moderna recientes que permiten que varios de ellos se muestren.

Saturno devorando a sus hijos es una de las Pinturas Negras realizadas por Goya más desgarradoras y trágicas. Estaba situada en la planta baja de la Quinta del Sordo, en una sala que haría las funciones de comedor o salón principal. Se colocaba frente a los Dos Viejos y junto a Judith y Holofernes. Goya, igual que hizo Rubens en su Saturno para la Torre de la Parada, ha elegido el momento en que el dios del tiempo desgarra el cuerpo de su hijo para que ninguno pudiera destronarle. Pero Júpiter escapó al rito antropófago de su padre y consiguió acabar con su tiranía. Un espacio totalmente oscuro rodea la figura del dios, en la que destaca su deformidad y su rostro monstruoso. Es una magnífica representación de como el tiempo lo devora todo, una de las obsesiones del pintor. La restauración que sufrió la obra al ser pasada del muro al lienzo fue bastante libre y decepcionante, aunque hay que advertir que había perdido grandes zonas de pintura, sobre todo en los ojos. La mayor parte de los expertos coinciden en plantear que la avanzada edad de Goya motivaría una decoración en la que primaba la melancolía y la tristeza por el tiempo pasado, aunque también se hagan referencias al presente. Incluso se ha llegado a ver en esta escena una imagen de Fernando VII devorando a su pueblo.

Museo Nacional del Prado

El Museo Nacional del Prado, ubicado en Madrid, España, es uno de los más importantes y más visitados del mundo (el noveno en 2009). Singularmente rico en cuadros de maestros europeos de los siglos XVI al XIX, su principal atractivo radica en la amplia presencia de Velázquez, Goya (el artista más extensamente representado en la colección), Tiziano y Rubens, de los que posee las mejores colecciones que existen a nivel mundial, a lo que hay que sumar destacados conjuntos de autores tan importantes como El Greco, Murillo, Ribera, Zurbarán, Rafael, Veronese, Tintoretto, Van Dyck ...

El Bosco, por citar sólo los más relevantes. Las crónicas limitaciones de espacio explican que el museo exhiba solamente una selección de obras de máxima calidad (unas 900 pinturas), del total de más de 7.900 que tiene en su inventario, y que por ello sea definido como «la mayor concentración de obras maestras por metro cuadrado». Gracias a la reciente ampliación de Rafael Moneo, se prevé que la selección expuesta crezca en un 50%, con unas 450 obras más.

Al igual que otros grandes museos europeos, como el Louvre de París y los Uffizi de Florencia, el Prado debe su origen a la afición coleccionista de las dinastías gobernantes a lo largo de varios siglos. Refleja los gustos personales de los reyes españoles y su red de alianzas y sus enemistades políticas, por lo que es una colección asimétrica, insuperable en determinados artistas y estilos, y débil en otros. Sólo desde el siglo XX se procura, con resultados desiguales, solventar las ausencias más notorias.

Las escuelas pictóricas de España, Flandes e Italia (sobre todo Venecia) ostentan el protagonismo en el Prado, seguidas por el fondo francés, más limitado si bien incluye buenos ejemplos de Nicolas Poussin y Claudio de Lorena. La pintura alemana cuenta con un repertorio discontinuo, con cuatro obras de Durero y múltiples retratos de Mengs como principales tesoros. Junto con un repertorio británico limitado, circunscrito casi al género del retrato, hay que mencionar la pintura holandesa, una sección no demasiado amplia pero que incluye a Rembrandt.

El Prado no es un museo enciclopédico al estilo del Museo del Louvre, la National Gallery de Londres, o incluso (a una escala mucho más reducida) el vecino Museo Thyssen-Bornemisza, que tienen obras de prácticamente todas las escuelas y épocas. Es una colección intensa y distinguida, formada por unos pocos reyes aficionados al Arte, donde muchas obras fueron creadas por encargo. El núcleo procedente de la Colección Real se ha ido complementando con aportaciones posteriores, que apenas han desdibujado su perfil inicial. Muchos expertos la consideran una colección «de pintores admirados por pintores», enseñanza inagotable para nuevas generaciones de artistas, desde Manet y Toulouse-Lautrec, que visitaron el museo en el siglo XIX, hasta Picasso, Matisse, Dalí, Francis Bacon y Antonio Saura, quien decía: «Este museo no es el más extenso, pero sí el más intenso».

Aunque sean aspectos menos conocidos, cuenta también con una importante sección de Artes decorativas (Tesoro del Delfín) y con una destacada colección de esculturas greco-romanas. Junto con el Museo Thyssen-Bornemisza y el Museo Reina Sofía, el Museo Nacional del Prado forma el Triángulo del Arte, meca de numerosos turistas de todo el mundo. Esta área se enriquece con otras instituciones cercanas: el Museo Arqueológico Nacional, el Museo Nacional de Artes Decorativas, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y otros pequeños museos.

La magnitud de la colección puede hacer que sea desalentador, por lo que es importante llegar con algunos de los aspectos más destacados en la mente y concéntrate en ellos.Tal vez la pintura más famosa de la colección es de Velázquez "Las Meninas", que muestra la princesa Margarita y sus dos damas de espera, así como el propio artista con el pincel y la paleta en la mano. Otra de sus obras más famosas, "El Triunfo de Baco", muestra el dios del vino con un grupo de borrachos.

El artista más importante de la colección es de Goya, cuya representación de la desnudez en la pintura "La Maja Desnuda" lo llevó a ser acusado de obscenidad. Sus obras constituyen una parte tan grande del museo, que su estatua se encuentra frente a la entrada principal.

Otra pintura destacada en la historia del arte es "El jardín de las delicias" de El Bosco, cuya varias otras obras también están representados en el Prado, ya que fue uno de los artistas favoritos de Rey Felipe II. También mirar hacia fuera para Rubens "La Adoración de los Magos" y "Las Tres Gracias", que representa a tres mujeres (las Gracias o las hijas de Zeus), el baile y la representación de Amor, Alegría, y la juerga.

Rembrandt está también presente con su fino autorretrato y "Artemisa", el tema de que todavía no está claro.Otro autorretrato es el de Alberto Durero, que lo pintó a la edad de 26 años.

Para una visita de 1 hora, El Prado recomienda las obras siguientes:

'La Crucifixión' de Juan de Flandes, 57b habitaciones
'El Caballero de la mano en el pecho "de El Greco, Sala 10 bis
'Las Meninas' de Velázquez, Sala 12
"Jacob's Dream 'de José de Ribera, 16 ter de habitaciones
"El 3 de mayo de 1808 en Madrid: los fusilamientos en Príncipe Pío colina 'de Goya, Sala 39
'La Anunciación' de Fra Angelico, Sala 49
"El Cardenal de Rafael, Sala 49
'El emperador Carlos V, a caballo, en Mühlberg "de Tiziano, Salón 11
"La Inmaculada Concepción" de Giambattista Tiepolo, Sala 89
"Descendimiento de la Cruz" de Roger van der Weyden, Sala 58
'El Jardín de las Delicias' de El Bosco, Sala 56
'Las Tres Gracias "de Peter Paul Rubens, Sala 9
'Autorretrato' de Alberto Durero, 55b habitaciones
"Artemis" de Rembrandt, Sala A
"Ofreciendo por Orestes y Pílades (Grupo de San Ildefonso).Anónimo, Sala 71

Las primeras 14 de estas obras maestras se pueden ver en la resolución ultra alta (14.000 millones de píxeles) en Google Earth, lo que le permite estudiar todos los puntos característicos normalmente invisible a simple vista. Usted tiene que abrir Google Earth, selecciona la capa 3D en el panel izquierdo, y el tipo "Museo del Prado" en el "Fly to" caja, para ver estas obras maestras del arte en todos sus detalles gloriosos. Estas obras también se pueden ver en los mapas de Google, después de este enlace .

Sin embargo, como director del Prado, Miguel Zugaza, dice, "Esto te muestra el cuerpo de la pintura, pero lo que no encontrará aquí es el alma. Sólo se puede considerar que por mirar el original."

El Prado es digna de repetir las visitas, pero si usted es capaz de sólo visita una vez, estas son las principales obras que no debe perderse. Dedicar la mayor parte de su tiempo que queda para admirar las obras españolas del siglo 17.

Para un descanso para comer o la luz, el museo ofrece una cafetería. La tienda del museo es también digno de una parada, como es la adquisición de un "Paseo del Arte" billete ("El Paseo del Arte") que también permite la entrada a la Thyssen Bornemisza y Reina Sofía museos.Aunque tal vez una opción aún mejor es comprar la tarjeta de Madrid (ver enlace más abajo en "Entradas"), ya que esto también le da entrada a docenas de otros museos y lugares de interés, y le permite evitar las colas a veces muy largo aquí en el Prado.

Esta área es un buen lugar como base para su estancia en Madrid, ya que es justo al lado de los tres museos, a poca distancia de los principales lugares de interés .

Hay un montón de hoteles , apartamentos con cocina propia , y , de gestión familiar, hostales pequeñas dentro de un kilometro del Prado.

The Madrid Tourist Card offers free entrance to the Prado, priority access with no La Comunidad de Madrid Tourist Card ofrece acceso gratuito a los museos del Prado, el acceso prioritario sin hacer cola, y entrada gratuita a más de 50 otros museos de Madrid, entre una miríada de otros servicios gratuitos (GOMADRID.COM)

Los interesados en la exposición de Renoir se han dado un gran banquete en el Museo del Prado con la Pasión por Renoir. 31 obras del que es quizá el pintor impresionista preferido por la mayoría de los amantes del arte: Auguste Renoir. Una serie de cuadros que nunca han sido expuestos en España ya que jamás habían viajado fuera de la institución que las ha cedido en préstamo, la Clark Art Institute de Massachusetts (Estados Unidos)

(La colección de Clark es conocido por una extraordinaria colección de pinturas impresionistas franceses, que toman su lugar dentro de un conjunto más amplio de obras maestras que datan desde el Renacimiento hasta finales del siglo 19. Clark sigue reuniendo en los campos de pintura, escultura, grabados, dibujos y fotografías, así como las artes decorativas como adiciones a su ya extensa colección de plata británicos y estadounidenses. Una serie regular de exposiciones de crédito institucional se ofrecen cada año y el compromiso de Clark a la educación pública se centra en las conversaciones galería para niños y adultos e incluyen clases de estudio de arte, festivales al aire libre de la familia, y conferencias relacionadas con la colección y exposiciones.Los programas de artes escénicas que van desde conciertos al aire libre para banda de música popular y el mundo a los mejores espectáculos de cámara se ofrecen durante todo el año, así como ciclos de cine, visitas especiales, y mucho más).

"Hoy día se quiere explicar todo. Pero si se pudiera explicar un cuadro, no sería una obra de arte. ¿Debo decirle a usted qué cualidades constituyen a mi juicio el verdadero arte? Debe ser indescriptible e inimitable... La obra de arte debe cautivar al observador, envolverle, arrastrarle. En ella comunica el artista su pasión; es la corriente que emite y por la que incluye el observador en ella". "Yo pongo ante mí el objeto tal y como yo lo quiero. Entonces empiezo y pinto como un niño. Me gustaría que un rojo sonara como el tañido de una campana. Si no lo consigo la primera vez, tomo más rojo y otros colores, hasta que lo tengo. No soy más listo. No tengo más reglas ni métodos. Cualquiera puede probar el material que uso o verme mientras pinto: se dará cuenta de que no tengo secretos". Estas dos frases resumen de manera contundente la filosofía de Renoir, uno de los grandes maestros del impresionismo que con sus obras ha cautivado a una legión de admiradores en todos los museos y colecciones donde se pueden contemplar.

Pierre-Auguste Renoir nació el 25 de febrero de 1841 en la localidad francesa de Limoges. Era el cuarto hijo de Léonard Renoir y Marguerite Morlet. Su padre era sastre y deseaba ampliar su fortuna por lo que decidió trasladarse con toda la familia a París, en 1845, esperando aumentar su capital, cosa que no ocurrió. El pequeño Pierre acude a las clases de los Hermanos de las Escuelas Cristianas cuando tiene siete años, iniciándose en la lectura y la escritura. Será en estos momentos cuando ya empiece su admiración por el dibujo, llenando de apuntes todos sus cuadernos.

Pierre-Auguste Renoir, Palco en el teatro (En el concierto), 1880.

Como si de un fiel cronista se tratara, Renoir mostrará en una buena parte de su producción las noches de ópera en el París de finales del siglo XIX. Era una ocasión de presentar la vida cotidiana de la burguesía parisina, dotando así de modernidad a sus pinturas. Esta temática la trataría ya Manet en su Desayuno en la hierba y la continuarán Degas, Monet, Cézanne o Berthe Morisot, incluso la norteamericana Mary Cassatt.En esta ocasión las modelos que posaron para Renoir fueron la bella esposa y la hija del subsecretario de Bellas Artes, Turquet, dotando a la composición del efecto de un retrato. La joven madre, vestida con un escotado traje negro adornado con guantes blancos, dirige su intensa mirada hacia el espectador, mientras que apoya su cabeza en la mano izquierda y en la derecha sostiene una partitura. La hija, de blanco, lleva un espléndido ramo de rosas en la mano y está ajena al juego de miradas de su madre con el espectador. El contraste de tonalidades blancas y negras resultaba muy habitual en la pintura de Manet, añadiendo Renoir un tercer tono para contrastar con los otros dos: el rojo del grueso telón de acceso al palco. La iluminación artificial aporta sombras coloreadas a la escena, realizada con una pincelada rápida y fluida mientras que en las dos figuras podemos apreciar la facilidad del maestro para con el dibujo.

Si vemos una obra de Renoir observamos la belleza del color, de la textura, de cómo cada mancha que forma las primeras figuras lentamente van creando una obra, crean un entorno cálido, una paz en algún lugar, hay algo sutil en el ambiente que rodea la obra, cada expresión de los hombres en la obra nos muestran delicadeza y cuidado, pero no solo en ellos sino del autor al pintarlos.

Las obras de Renoir transmiten la esencia de las cosas y eso es un arte del arte, es un arte fugaz, con movimientos y luz, son obras que quieren emitir y transmitir diversión y no estática, sentimientos y no una seriedad hipócrita, es darle una razón de ser y el modo de ser de la obra.

Cada obra está salpicada por diversos colores, colores que dan la impresión de que están ahí por azar pero también porque es el lugar al cual pertenecen, en las obras se siente que cada cosa debe estar en su lugar pero sin que este lugar capture a la cosa, la retenga y la vuelva completamente inmóvil. Si se entiende esto, se entiende el principio del impresionismo.

La Maja desnuda es la primera figura femenina de la historia de la pintura que muestra el vello púbico, poniendo de manifiesto su originalidad. Además, no es ninguna imagen mitológica sino una mujer de carne y hueso, una imagen moderna como más tarde haría Manet en su Olimpia. Por eso, la Maja desnuda tiene tanto éxito entre los numerosos visitantes del Museo del Prado, junto a su compañera, la Maja Vestida. Sobre ella se ha escrito una ingente cantidad de líneas que no han hecho sino aumentar la incógnita de su realización. En 1800 aparece citada en el gabinete de Godoy, por lo que sería anterior a esa fecha. Los tonos verdosos y blancos empleados por Goya corresponden a los utilizados en las obras de los últimos años del siglo XVIII, como los retratos de Jovellanos o de Josefa Bayeu. Algunos especialistas adelantan su ejecución hasta la época de los Duques de Osuna y sus hijos. Pero ahí no quedan las incógnitas, ya que también desconocemos quién las encargó. Todo hace apuntar a que ambas Majas fueron encargadas por Godoy para decorar su despacho junto a la Venus del espejo de Velázquez y otra Venus de la Escuela veneciana del siglo XVI, manifestando el gusto del valido de Carlos IV por las pinturas de desnudos femeninos, así como su poder, debido a la persecución que conllevaban estas obras, pero Godoy no tenía nada que temer; era el hombre más poderoso del país. También se apunta la posibilidad legendaria de que la Maja sea la Duquesa de Alba, Doña María del Pilar Teresa Cayetana de Silva y Álvarez de Toledo, a quien Goya estaba estrechamente unido desde que enviudó ésta y se trasladaron juntos a Sanlúcar de Barrameda. Bien es cierto que su rostro no corresponde al de las Majas, pero es evidente que los rostros son estereotipados, como ya hacía en los cartones para tapiz, precisamente para que no fuera reconocida. Incluso se ha llegado a decir que es el rostro de la Duquesa visto desde abajo. El Duque de Alba exhumó los restos de su antepasada en 1945 para intentar restar veracidad a esta leyenda porque el cuerpo de la Maja sí corresponde con el de Doña Cayetana, con sus huesos pequeños, su cintura de avispa y sus grandes y separados senos. La postura provocativa de la Maja podría incluso sugerir que se trata de una prostituta de alto postín, que se ofrece al mejor postor. La mirada pícara y atrayente puede reforzar esta idea. La Inquisición mandó comparecer a Goya ante sus tribunales por haber pintado las Majas y los Caprichos, pero curiosamente el asunto fue sobreseído gracias a la intervención de un personaje poderoso, quizá el Cardenal don Luis de Borbón o, en último término, el propio Fernando VII, con quien el pintor no mantenía muy buenas relaciones, todo sea dicho. Pictóricamente, es una obra en la que destacan los tonos verdes, en contraste con los blancos y los rosas. La pincelada no es tan larga como acostumbra el artista, a excepción de los volantes de los almohadones, mientras que la figura, situada en primer plano, estaría realizada con mayor minuciosidad, en un enorme deseo de satisfacer al enigmático cliente que encargó las obras.

Posiblemente sea ésta una de las obras de Velázquez más famosas y reproducidas; fue pintada para Felipe IV entre 1628-1629, siendo pagada el 22 de julio de 1629. El artista quiso representar a Baco como el dios que obsequia al hombre con el vino, que lo libera, al menos de forma temporal, de sus problemas cotidianos, por lo que Baco se convierte en uno de los borrachos que participan en la fiesta, diferenciándose de los demás por su piel más clara. El asunto ha sido tratado como una escena realista y popular, del mismo modo que si estuviésemos ante una merienda de amigos en el campo; por esto el título original ha sido sustituido popularmente por "Los Borrachos". Se ha supuesto que el tema mitológico y el aire divertido de la obra fueron sugeridos por Rubens, en aquellos momentos en Madrid. La escena puede dividirse en dos mitades: la izquierda, con la figura de Baco muy iluminada, cercana al estilo italiano inspirado en Caravaggio, y la derecha, con los borrachines, hombres de la calle que nos invitan a participar en su fiesta, con un aire muy español similar a Ribera. En esta obra, Velázquez introduce un aspecto profano a un asunto mitológico, en una tendencia que cultivará aún más en los siguientes años.

El cuadro lo pintó algunos años después de su llegada a Madrid procedente de Sevilla, poco antes de su primer viaje a Italia. En la capital Velázquez pudo contemplar la colección de pintura italiana del rey y quedar impresionado por los cuadros de desnudo que tenía la colección así como por el tratamiento del tema mitológico.

La obra aparece mencionada por primera vez, con el título de «pintura de Baco», en una cédula de Felipe IV fechada el 22 de julio de 1629 ordenando a su tesorero general el pago de 100 ducados por la pintura «que [Velázquez] ha hecho para mi servicio»

Una de las obras más famosas de Velázquez, fechada en torno a 1632, no sólo por su valor estético sino por las leyendas que le acompañan. La obra pertenecía al convento de las Monjas Benedictinas de San Plácido de Madrid. Se cuenta que fue donado por Felipe IV como arrepentimiento al haberse enamorado de una monja que allí profesaba. También se dice que la donación vino a través de D. Jerónimo de Villanueva, Protonotario Mayor de Aragón, por un escabroso asunto demoníaco que se había producido en dicho convento, teniendo que tomar la Inquisición cartas en el asunto. Sin duda estamos ante una maravillosa obra con una elegante figura de Cristo, con el cuerpo y los miembros suavemente modelados, recibiendo una luz clara procedente de la izquierda, recortándose la figura sobre un fondo neutro. La cabeza caída y el excelente mechón de cabello que oculta parte del rostro son los elementos más originales de la pintura. Existe una leyenda, seguramente falsa, según la cual al impacientarse el artista porque no le gustaba como estaba quedando el rostro, en un ataque de furia tiró los pinceles al lienzo, obteniendo una mancha que dio origen a la melena que cubre el rostro. Velázquez ha conseguido obtener perfectamente una imagen de la doble naturaleza, divina y humana, de Cristo.
Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (Sevilla, hacia el 5 de junio de 1599[1] – Madrid, 6 de agosto de 1660) conocido como Diego Velázquez, fue un pintor barroco, considerado uno de los máximos exponentes de la pintura española y maestro de la pintura universal.

Pasó sus primeros años en Sevilla donde desarrolló un estilo naturalista de iluminación tenebrista por influencia de Caravaggio y sus seguidores. A los 24 años se trasladó a Madrid, donde fue nombrado pintor del rey y cuatro años después fue ascendido a pintor de cámara, el cargo más importante entre los pintores de la corte. A esta labor dedicó el resto de su vida. Su trabajo consistía en pintar retratos del rey y de su familia, así como otros cuadros destinados a decorar las mansiones reales. Su estilo evolucionó hacia una pintura de gran luminosidad con pinceladas rápidas y sueltas. En esta evolución influyó el estudio de la colección real de pintura y su primer viaje a Italia donde estudió tanto la pintura antigua como la contemporánea. En su madurez, a partir de 1631, pintó de esta forma grandes obras como La rendición de Breda. En su última década su estilo se hizo más esquemático y abocetado alcanzando un dominio extraordinario de la luz. Este periodo se inauguró con el retrato del papa Inocencio X, pintado en su segundo viaje a Italia y a él pertenecen sus dos últimas obras maestras: Las Meninas y Las hilanderas.

Su catálogo consta de unas 120 ó 125 obras. El reconocimiento como pintor universal se produjo tardíamente, hacia 1850. Alcanzó su máxima fama entre 1880 y 1920, coincidiendo con los pintores impresionistas franceses para los que fue un referente. Manet se sintió maravillado con su pintura y lo calificó como «pintor de pintores» y «el más grande pintor que jamás ha existido».

La parte fundamental de sus cuadros que integraban la colección real se conserva en el Museo del Prado en Madrid.

Alberto Durero

Finalmente, si exceptuamos su Autorretrato de 1500, éste es uno de los más hermosos que de sí mismo pintó Alberto Durero, pintor alemán de finales del XV y principios del XVI. El Museo del Prado lo exhibe junto a los dos lienzos dedicados a Adán y Eva. Estas dos últimas obras las regaló Cristina de Suecia a Felipe IV; el que ahora nos ocupa, se adquirió en la almoneda de bienes de Carlos Ide Inglaterra. En este autorretrato, el pintor aparece levemente girado sobre sí mismo, y no frontalmente. Ésta es la manera flamenca de retratar a un personaje, aunque también trabajó la manera italiana (de frente o de perfil riguroso). Durero se nos aparece como un hombre joven extremadamente atractivo y elegante, alejado de la imagen que hasta ese momento se tenía del pintor artesano y sometido a los caprichos del cliente. En este caso, el pintor es indudablemente un hombre de cierto poder, con un destello de soberbia en la mirada, y aderezado con riquísimos materiales, como el trenzado de seda que cruza su pecho, o los guantes de cabritilla que le recubren las manos, impensables en un pobre artesano que se ensucia día a día. Sobre el fondo, a un lado de su figura, aparece el anagrama con el cual firmó toda su obra: la A que engloba una D, sus iniciales, con la fecha de realización.

Los textos usados para cada pintura fueron tomados de la página artehistoria.es

1 comentario:

  1. Edgar Omar Ramirez Readlunes, 07 febrero, 2011

    Gracias por la cronica y mas por las fotos...Esa de Goya es antológica...Saturno devorando uno de sus hijos,, no es mas que la expresión fantástica de una sociedad decadente y llena de miserias como la nuestra...Ahora me falta que cuando al Reina Sofia ponga la foto del Guernica(Picasso)...Ah y no deje de poner algo de Tyssen...Sin dudas que nos haras un gran favor a quienes no contamos con una simple sala para disfrutar de las producciones de ojedita,grillito,y demas grandes pintores sanjuaneros...disfrutelo aunque la envidia me destruya....

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