miércoles, 16 de junio de 2010

Desde Madrid

¿Cuánto vale mi voto?

Por: Balbina Negreira
La autora es médico y escribe para varios periódicos digitales

La nominilla denominada Comités de Base, cuya existencia es noticia-por su monto en millones de pesos-supera todo pronóstico de lo inimaginable en la actividad política, en un país con apenas algo más de nueve millones de habitantes.

Llevamos varias décadas -en contra de nuestra voluntad-de las nominillas, en los cuales los ministerios y demás departamentos del Estado, tradicionalmente lo llevan a un superávit para darle salida a los miles de militantes que tras ganar su partido quieren lo suyo, y muchas veces no precisamente trabajar…constituyéndose esto, en que un importante sector de la población en edad productiva-laboral se parasite durante cuatro años sin contar la otrora reelección.

Es una acción políticamente “correcta y necesaria” para mantener contentos y asegurar los votos de su militancia, podrían alegar muchos(as) dirigentes y líderes. Ante esto, lo honesto sería y, en vista de que el gobierno actual no tiene un Plan para la generación de empleos y con ello poder atraer riquezas para nuestro pueblo; la solución es, o nos quitamos de una vez por todas, la máscara y convertimos la Nación Dominicana en un cuchitril de poca monta colgándole un Banano como escudo nacional ó nos respetamos.

Mejor dicho, se respeta a las y los ciudadanos. Se respeta a los que contribuyen con el erario. Se respeta al trabajador(a) que madruga a ganarse el pan de su familia. Se respeta a los demás Partidos políticos que obviamente no pueden competir con el gobierno de turno. Se respeta la dignidad del país y la democracia por la que han luchado tantos honorables dominicanos(as).

El salario asignado a los Comités de Base no debe ni puede pasar como una noticia más. Es un malísimo precedente. Le resta mística y le roba el espíritu que supone creer en un proyecto político y luchar por él. Le extrae la esencia al quehacer político. Silencia a la militancia comprándola con poco dinero. La subyugan a la megalomanía de dirigentes y líderes haciéndole un daño irreparable al arte, a la ciencia de ejercer y actuar en política.

¿Cuánto vale creer para mí, que un “Proyecto de Nación” de un líder y Partido político puede mejorar mí calidad de vida y la de país?
Esto no tiene coste ni precio. Esto tiene valor. Esto tiene que valorarlo el Presidente y recompensarme por ello, pero no usurpando al Estado, el cual debe y tiene que gestionar para el bien de nueve millones de dominicanos(as).
Es con mi creencia, a veces ingenuidad y desconocimientos de los trastrueques del gobierno, que lacera en lo que yo creo como ciudadana.

Es innegociable. No sustraerán mis sueños ni mis anhelos como dominicana. No me provocarán amnesia para olvidarme lo ocurre cada día en mi país, ni me harán rasgar mi vestidura en contra de la política. No le daré el gusto de apartarme de ella, dejando a su libre albedrío que la política sea convertida en una politiquería de las y los politiqueros.

Madrid-España.

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