lunes, 31 de mayo de 2010

A propósito del 30 de Mayo

El país tras la muerte del tirano (2 de 3)

Juan Daniel Balcácer

Luego de cuatro meses de lucha y de incesantes negociaciones diplomáticas, el 31 de agosto de 1965 el Gobierno Constitucionalista y una comisión de la OEA firmaron el Acta de Reconciliación Dominicana, mediante la cual se aceptaba la instalación de un Gobierno Provisional, que sería presidido por Héctor García Godoy, quien se juramentó el 3 de septiembre, con la principal responsabilidad de organizar elecciones presidenciales el 1 de junio de 1966.

Antes de tomar posesión, Héctor García Godoy y el Coronel Francisco A. Caamaño Deñó suscribieron el Acto Institucional, el cual fue una suerte de Constitución para el Gobierno Provisional que surgió como consecuencia del cese de las hostilidades entre constitucionalistas, las tropas leales al Gobierno de Reconstrucción Nacional y las fuerzas interventoras reunidas en Fuerza Interamericana de Paz.

El hotel Matum
El 19 de diciembre de 1965, en la ciudad de Santiago, tuvo lugar un acontecimiento que estuvo a punto de generar un nuevo enfrentamiento entre el sector constitucionalista y el grupo conservador de las Fuerzas Armadas. Una comisión de militares y civiles que habían participado en la Guerra de Abril, encabezada por el coronel Francisco A. Caamaño Deñó, asistió a una misa por el descanso del coronel Rafael Fernández Domínguez, caído durante el asalto al Palacio Nacional en el mes de mayo. Cuando la comisión salió de la iglesia, se trasladó al hotel Matum donde fue atacada por contingentes armados del Ejército Nacional. Caamaño Deñó y sus acompañantes, rodeados en el hotel Matum, respondieron al fuego y durante varias horas se produjo un combate que arrojó varios muertos, entre ellos, el coronel constitucionalista Juan María Lora Fernández, E.N. La pronta intervención de la Fuerza Interamericana de Paz evitó que ese día hubiera más derramamiento de sangre.

Las elecciones presidenciales
El 1 de junio de 1966 se efectuaron las elecciones presidenciales que contaron con la supervisión de la OEA y cerca de 1,340,570 ciudadanos ejercieron el derecho al voto. El Partido Reformista y sus aliados obtuvieron 769,265 votos; mientras que el PRD y aliados recibieron 525,230 votos. En algunas ciudades, el PRD optó por impugnar el resultado de las elecciones, pero esas impugnaciones en nada alteraban el resultado final, que daba el triunfo a Balaguer. En las principales ciudades del país, sobre todo en la capital, primaba el asombro por el resultado de las elecciones y se hablaba de fraude electoral; pero Juan Bosch, en un discurso que dirigió al país, llamó a la militancia perredeísta a aceptar el resultado de los comicios en un claro esfuerzo por evitar que se desencadenara otra guerra civil.

Poco después de la instalación en el poder de Joaquín Balaguer, acto que tuvo lugar el 1 de julio, las tropas norteamericanas abandonaron el país. Por su parte, Juan Bosch también se vio obligado a salir hacia el extranjero, esta vez con destino a España, en donde fijó residencia por varios años. Por su parte, Joaquín Balaguer quedó prácticamente solo en el ámbito político y logró continuar gobernando durante tres períodos consecutivos. Esa época de nuestra historia política se conoce como “los Doce Años” que arribó dramáticamente a su final en 1978 cuando la mayoría del pueblo decidió elegir otros mandatarios.

Cambio en el sistema político y social
El 16 de mayo se llevaron a cabo las elecciones presidenciales. El partido oficial postuló a Joaquín Balaguer, Presidente, y a Carlos Rafael Goico Morales, Vicepresidente; mientras que el PRD presentó las candidaturas de Antonio Guzmán y Jacobo Majluta, para Presidente y Vicepresidente. El Partido de la Liberación Dominicana, por su parte, concurrió a los comicios con Juan Bosch y Rafael Alburquerque, como candidatos a Presidente y Vicepresidente, respectivamente. Otros partidos menores también participaron en esa consulta cívica. La fómula perredeísta Antonio Guzmán-Jacobo Majluta fue la que resultó ganadora en esa consulta electoral.

En principio hubo firme resistencia en el litoral reformista para aceptar los resultados de los comicios, pero sucedió que en 1978 gobernaba en Estados Unidos Jimmy Carter, reconocido defensor de los derechos humanos y del sistema democrático. Su intervención directa en los asuntos dominicanos a fin de impedir que Balaguer continuara gobernando a través de fraudes electorales, permitió que se respetara el verdadero resultado de las elecciones de 1978.

El 16 de agosto de 1978 finalizó el reinado de doce años de Joaquín Balaguer y se inició, con la juramentación de Antonio Guzmán y Jacobo Majluta, una etapa de transición hacia un sistema de gobierno más democrático, plural y participativo.

Una de las primeras disposiciones que adoptó Antonio Guzmán fue poner en retiro a los principales jerarcas militares del anterior gobierno, cuya impopularidad era notoria pero que, debido al inmenso poder militar y económico que habían acumulado, existía la creencia general de que resultaba casi imposible prescindir de sus servicios.

No disponemos de espacio para juzgar las ejecutorias del gobierno de Guzmán, pero el electorado consideró necesario otorgarle otro voto de confianza al PRD y volvió a elegir su propuesta presidencial en las elecciones de 1982, resultando electos Salvador Jorge Blanco, Presidente, y Manuel Fernández Mármol, Vicepresidente, quienes tomaron posesión el 16 de agosto de ese años.

A diferencia de Antonio Guzmán, quien gobernó con un congreso controlado por los reformistas, Jorge Blanco tuvo la aparente ventaja de que su partido resultó con representación mayoritaria en el Congreso. Esa mayoría, sin embargo, estaba controlada por la tendencia de Jacobo Majluta que, aun cuando pertenecía al PRD, obstaculizó muchas de las iniciativas de Jorge Blanco. Mientras la primera administración perredeísta se había definido como “el gobierno del cambio”, la gestión de Jorge Blanco se denominó “Gobierno de Concentración Nacional”.

Balaguer vuelve y vuelve
Los desaciertos cometidos durante los ocho años de gobierno del PRD, posibilitaron la recomposición de las diferentes fuerzas políticas. El Partido Reformista Social Cristiano, con su líder Joaquín Balaguer, hizo una oposición mesurada e inteligente limitándose a criticar las medidas que eran contrarias a los intereses nacionales; el Partido de la Liberación Dominicana, con Juan Bosch a la cabeza, adoptó una postura crítica más firme, pero como era una organización pequeña, tanto el PRD como el PRSC subestimaron su potencial de crecimiento. El Partido Revolucionario Dominicano, por su parte, estaba condenado a una división que debilitaría sensiblemente a la que fue la más grande maquinaria política contra Balaguer en el período de “los doce años”.

Durante la campaña política de 1986, los estrategas del reformismo presentaron a su candidato como el gobernante de mayor experiencia de Estado y lograron “vender”, en un amplio segmento del nuevo electorado de los grandes centros urbanos, al “producto político” llamado Balaguer como la opción más conveniente para evitar que el país cayera en el vacío. Bajo la consigna de “Vuelve y Vuelve”, los militantes y simpatizantes del partido Reformista se lanzaron a las calles, promoviendo la candidatura de Balaguer. Se trató de un gran fenómeno político, pues, como el Ave Fénix, Balaguer, pese a que estaba casi ciego, renació de sus cenizas ahora más fortalecido, ya que en 1978, cuando perdió las elecciones frente al PRD, no pocos creyeron que su larga carrera política había llegado a su final. Pero en 1986 Balaguer no sólo regresó al poder, sino que permaneció gobernando al país por espacio de diez años.

Elecciones en 1994
Otra gran crisis política, mucho más profunda que la de 1990, tuvo lugar a raíz de las elecciones de 1994. En esa ocasión, el PRD, que había logrado unificarse en torno a la figura de José Francisco Peña Gómez, fue el partido ganador de las elecciones, pero otro fraude, según las acusaciones del PRD y otras organizaciones aliadas, nueva vez dio el triunfo a Balaguer. Esta crisis generó una ola de protestas y rechazo en diversos sectores no partidistas y en los medios de comunicación.

Para solucionar el impasse, las principales fuerzas políticas suscribieron un acuerdo, denominado Pacto por la Democracia, mediante el cual Balaguer accedió a gobernar por un período de dos años, desde 1994 a 1996. Dos días antes de la toma de posesión, esto es, el 14 de agosto, el Congreso se reunió en Asamblea Revisora y reformó la Constitución a fin de prohibir la reelección presidencial y establecer, por primera vez en la historia electoral dominicana, el sistema de la doble vuelta. A partir de este nuevo esquema, en caso de que ninguno de los candidatos obtuviese más del 50% por ciento de los votos emitidos, los dos aspirantes más votados deberían concurrir a una segunda vuelta. Del mismo modo, las elecciones congresuales y municipales quedaron separadas de las presidenciales.

Primer gobierno de Leonel Fernández
Las elecciones presidenciales de ese año marcaron el inicio de una nueva era en la política dominicana. Por primera vez en muchos años dos de los grandes caudillos nacionales no participaron como candidatos presidenciales: Juan Bosch y Joaquín Balaguer. El primero, por razones de salud, había cedido el paso a una nueva generación dentro de su partido, razón por la que Leonel Fernández, quien había sido su compañero de boleta en las elecciones de 1994, fue el candidato presidencial del PLD; el segundo, en cambio, a pesar de que carecía de visión y sus facultades motoras estaban sensiblemente afectadas, desistió de su permanente aspiración a la presidencia debido a que se lo impedía la Constitución reformada dos años atrás.

En la primera vuelta de las elecciones del 16 de mayo de 1996 el PRD y aliados, bajo la denominación de Acuerdo de Santo Domingo, con sus candidatos José Francisco Peña Gómez y Fernando Alvarez Bogaert, terminaron aventajando a Leonel Fernández y a Jaime David Fernández Mirabal, candidatos por el PLD, que finalizaron en segundo lugar, seguidos del PRSC, que postuló a Jacinto Peynado y Maribel Gassó. Pero como ninguno de los aspirantes obtuvo el 50% más uno de los votos emitidos fue necesario celebrar una segunda vuelta el 30 de junio con la participación del PRD y el PLD.

Una decisión trascendental de Joaquín Balaguer hizo variar drásticamente el resultado de la segunda vuelta. Cuando todo parecía favorecer al candidato del Acuerdo de Santo Domingo, el líder del Partido Reformista Social Cristiano, decidido a impedir que el PRD retornara al poder mientras él viviera, concertó un acuerdo con el PLD conocido como el Frente Patriótico. En el curso de una manifestación celebrada en el Centro Olímpico, acompañado por Juan Bosch y la cúpula del PLD, Balaguer, secundado por los principales dirigentes de su organización, proclamó a Leonel Fernández candidato del Frente Patriótico afirmando que “si las matemáticas no fallan, el triunfo está asegurado”. Y, en efecto, el doctor Leonel Fernández ganó abrumadoramente la segunda vuelta de las elecciones del 30 de junio de 1996.

El primer gobierno de Leonel Fernández despertó muchas esperanzas en el país. Un hombre joven, abogado de profesión, llegaba a la presidencia de la República, hacia finales del siglo XX y en momentos en que tanto el mundo como el país experimentaban profundos cambios en todos los órdenes.

En 1998 tuvieron lugar las elecciones de medio término para elegir los senadores, diputados, síndicos y regidores. El gobierno de Leonel Fernández había tenido que gobernar con una minoría en el Congreso y esperaba mejorar esa situación. Las contradicciones internas en el PRD, que controlaba el Congreso, parecían augurar un descalabro electoral para dicha organización, pero su máximo líder, José Francisco Peña Gómez, pese a estar aquejado de una enfermedad letal, logró imponer el orden y la unidad, haciendo incluso un gran sacrificio personal tras asumir la candidatura a Síndico por el Distrito Nacional, ya que los aspirantes perredeístas a dicho cargo no lograron un acuerdo satisfactorio. Sin embargo, el fallecimiento de Peña Gómez, ocurrido el 10 de mayo, apenas seis días antes de las elecciones congresuales, constituyó un factor determinante para el resultado de las elecciones a favor del PRD. El país realmente despidió conmovido al gran líder de masas que fue José Francisco Peña Gómez, tributándole uno de los homenajes póstumos más concurridos que se recuerde en la historia dominicana del siglo XX. Tal vez como un homenaje póstumo a su memoria, el PRD emergió más fortalecido del proceso electoral ya que obtuvo la mayoría en el Senado, en la Cámara de Diputados y casi la totalidad de las sindicaturas a escala nacional.

Fuente: Lisntin Diario.com

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