4 Agosto 2012, 10:52 AM
Como cosa curiosa de la vida, la República Dominicana engendró en el siglo XX dos grandes mujeres del arte, a quienes la coincidencia bautizó con el mismo nombre, una es la primera actriz y dama legendaria de la televisión, Monina Solá, la otra ícono del arte en San Juan, Hilda Cámpora Bello, mejor conocida como doña Monina.
La Monina de San Juan no nació en el Granero del Sur, pero se hizo barriga verde por decisión propia. Llegó en una patineta voladora (como el personaje de Gabriel García Márquez), aprendió a cocinar chenchén con chivo, a bañarse en el río cada 24 de junio, y se instaló frente al parque Sánchez donde convirtió el Partido Dominicano en la Escuela de Bellas Artes, donde cientos de figuras relevantes de la música, el teatro y la plástica dieron sus primeros pasos.
Durante 60 años, doña Monina condujo a los jóvenes de San Juan hacia la música, la pintura y el teatro, y a propósito de su muerte acaecida el 24 de abril de 1998, el Senado emitió la Resolución 367-98, designando con el nombre “Profesora Hilda Cámpora Bello” la Escuela de Bellas Artes de San Juan de la Maguana, la cual adquiere carácter de ley, al ser promulgada y publicada en la gaceta oficial por disposición del presidente Leonel Fernández.
Pero como ironía de la vida, 14 años después y en otro gobierno de Leonel Fernández, el Ministerio de Cultura tiene la intención de rebautizar le escuela de Bellas Artes de San Juan con el nombre “Centro Cultural Maguana”, argumentando, como sofistas de nuevo cuño, que esto es ya otra institución.
¿Y no era un centro cultural cuando el Congreso Nacional designó Bellas Artes con el nombre de doña Monina?
Aún cuando se amplíen las posibilidades de manifestaciones y aprendizaje de las artes, Bellas Artes fue, es y será un espacio dedicado al fomento de las actividades que alimentan el espíritu, que debe seguir honrando la memoria de la profesora Monina. Si quiere que le cambien el nombre, que ahora sea y por la eternidad “Centro Cultural Profesora Hilda Cámpora Bello”. He dicho.
La Monina de San Juan no nació en el Granero del Sur, pero se hizo barriga verde por decisión propia. Llegó en una patineta voladora (como el personaje de Gabriel García Márquez), aprendió a cocinar chenchén con chivo, a bañarse en el río cada 24 de junio, y se instaló frente al parque Sánchez donde convirtió el Partido Dominicano en la Escuela de Bellas Artes, donde cientos de figuras relevantes de la música, el teatro y la plástica dieron sus primeros pasos.
Durante 60 años, doña Monina condujo a los jóvenes de San Juan hacia la música, la pintura y el teatro, y a propósito de su muerte acaecida el 24 de abril de 1998, el Senado emitió la Resolución 367-98, designando con el nombre “Profesora Hilda Cámpora Bello” la Escuela de Bellas Artes de San Juan de la Maguana, la cual adquiere carácter de ley, al ser promulgada y publicada en la gaceta oficial por disposición del presidente Leonel Fernández.
Pero como ironía de la vida, 14 años después y en otro gobierno de Leonel Fernández, el Ministerio de Cultura tiene la intención de rebautizar le escuela de Bellas Artes de San Juan con el nombre “Centro Cultural Maguana”, argumentando, como sofistas de nuevo cuño, que esto es ya otra institución.
¿Y no era un centro cultural cuando el Congreso Nacional designó Bellas Artes con el nombre de doña Monina?
Aún cuando se amplíen las posibilidades de manifestaciones y aprendizaje de las artes, Bellas Artes fue, es y será un espacio dedicado al fomento de las actividades que alimentan el espíritu, que debe seguir honrando la memoria de la profesora Monina. Si quiere que le cambien el nombre, que ahora sea y por la eternidad “Centro Cultural Profesora Hilda Cámpora Bello”. He dicho.
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