Por: Guarionex Rosa
Santo Domingo .-Lograr que su partido se unifique en torno a la candidatura, algo difícil tras la convención nacional que lo eligió, podría ser la razón indudable de que el ex presidente Hipólito Mejía llegue a un acuerdo con el ingeniero Miguel Vargas. Mejía pondría a prueba su sabiduría y experiencia como político y jefe de Estado, para entender que si las cosas serían difíciles para que él gane las elecciones de mayo en medio de la brega, podrían ser peores de mantenerse la hostilidad con Vargas.
Que el ex presidente Mejía dijera la semana pasada que conserva un 20% por encima de Danilo Medina, candidato del PLD y otros partidos aliados, quizás no responda a la realidad actual tras la proclamación de los candidatos oficialistas, sino a un grito de campaña.
Cuando el ex presidente fue escogido en la convención del 6 de marzo, hará pronto un año, estaba corriendo solo, tenía ante sí la incertidumbre sobre lo que pasaría con la candidatura del PLD y ya el desgaste de un gobierno de 7 años y golpeado por la crisis mundial, era palpable.
Si el candidato Medina ha subido del puesto que le daban las encuestas hace cuatro meses sería comprensible a juzgar por todas las muestras de apoyo del régimen con el presidente Fernández a la cabeza, así como con la maquinaria partidaria unificada.
Se caen vaticinios
Uno de los supuestos de la pre-campaña era que Fernández se postularía. Otro fue que no daría su apoyo, en caso de que Medina fuera escogido. Ambas cosas se cayeron y como tema de ataque al régimen y a su partido solamente quedó el desgaste del poder. La escogencia de la primera dama, Margarita Cedeño de Fernández, un activo de mucho valor como no lo hubiese sido ningún otro dirigente del PLD, según las encuestas fue un golpe de efecto, que todavía no tiene pleno desarrollo a un mes del comienzo formal de la campaña.
El dolor de Vargas
Se dice que el ingeniero Vargas tiene un dolor muy grande desde que se proclamó a Mejía antes de tiempo al término de la convención de marzo y, además, porque lo hizo el presidente de la comisión organizadora, Enmanuel Esquea, tenido como persona honrada, aunque un viejo adversario. Posteriormente la brega que se produjo hizo que la comisión organizadora, más solidaria de la cuenta con Esquea, se inclinara claramente por la elección de Mejía, en un empeño que, extrañamente, endulzó el paladar de la dirigencia peledeísta y el doctor Fernández.
El régimen apostaba a que fuera escogido Mejía, tenido como el más vulnerable de los dos candidatos, y por ello celebró que la convención del PRD se realizara con el padrón abierto. A Vargas se le tenía miedo porque al parecer era menos débil frente a una campaña negativa.
Mejía se ha aferrado casi desde el comienzo de su campaña al supuesto de que no necesita a Vargas y últimamente ha dicho que hasta 99% de la militancia del partido está firme detrás de su candidatura.
La realidad es que como Vargas muchos perredeístas están “sentados”, pero no solamente por la disputa entre los dos líderes, sino porque el partido viene arrastrando crisis y está en bancarrota, pese al oxígeno de la JCE que ayuda a los partidos reconocidos.
El PRD tiene una larga historia de indiferencia y desprecio por su gente. Cuando al ex presidente Jorge Blanco lo sometieron a la justicia, se quedó con el apoyo de familiares e íntimos. Lo mismo le pasó a Rafael Flores Estrella. Cuando al reconocido dirigente Fabio Ruiz lo enjuiciaron por el caso Renove, los perredeístas no lo fueron a ver a Najayo.
Recientemente el doctor Fernández sacó del ostracismo a una personalidad relevante, el doctor Milton Ray Guevara, escogido como presidente del Tribunal Constitucional. Ray Guevara había sido uno de los redactores de la nueva Constitución. Su partido no lo había distinguido. El dolor de Vargas tiene mucho que ver con las indirectas lanzadas por el ex presidente Mejía pero sobre todo por los rumores echados a correr en los mentideros políticos que lo difaman tanto a él como a sus familiares más cercanos.
Mejía debe remontar
Mejía tiene que remontar y para lograrlo debe llegar a un acuerdo con Vargas, que al parecer él quiere en sus adentros porque sabe bien que si no pudiera contar con sus recursos personales, al menos tendría el apoyo de la burocracia perredeísta y el 1% que pudiera hacer la diferencia en una elección reñida. Al parecer la campaña y los estrategas de Mejía tienen como objetivo al presidente Fernández y al régimen, basan sus posibilidades de remontar en un ataque a la administración. Olvidan que el candidato es Medina, que trabaja día, tarde y noche por su punto.
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