Por Alejandro Marìa
El autor es catedratico universitario
Abogado y politico
El Prof. Juan Bosch dijo: “No basta tener ideas; hay que
hacerlas realidad en lo grande y lo minúsculo”. Esta cita la extraje de las que
han sido escritas en alto relieve en cemento en la hermosa y útil plaza Juan
Bosch, que parecen derretirse por la suciedad entorno.
En la ciudad usted se guía por lo que aprendió en la escuela. Norte, sur
este, oeste, izquierda, derecha, los nombres de las calles.
El asunto es que a las calles les asignan nombres como a las
personas, mayoritariamente de ciudadanos
distinguidos positivamente y de hechos significativos.
Sin embargo, como todas las calles se parecen entre sí, les
son colocadas unas tablillas en la mayoría de los casos, en cada esquina, a fin
de que cada una haga su presentación al transeunte.
Una de las diferencias entre cómo orientarse en el campo
y en la ciudad es que en el campo un
árbol, cañada, piedra, casa, hoyo,
trillo, camino, son referencias
para llegar a donde va.
En la ciudad la guía es el nombre de las calles. Si no lo
tienen usted está perdido.
Con motivo de las vacaciones de la época navideña invité a mi hija Emé a conocer las calles de
la ciudad guiados por la biografía que de ésta hace el profesor Carlos V. Castillo Mateo en el libro “LAS CALLES DE SAN JUAN”.
Iniciamos en nuestra
calle, la Dr. Joaquín
Balaguer, un tramo corto para un homenaje tan merecido, fue dividida y le pusieron en
el inicio otro nombre.”Activo 20-30”.
Expliqué a mi hija Emé el por qué esa
calle que tiene inicio en el nuevo
edificio de la Universidad
y
en el que ocupa el INDRHI.
Siguiendo el recorrido, la calle Dr. Camilo Suero, excelente personaje para que
una joven aprenda de su ejemplo. Visitamos su casa construida en el 1940, en la
intersección de las calles Mella y 16 de Agosto; aún se mantiene en pié y en
buen estado. A partir de ahí eÌ recorrido fuè errático y tortuoso, sin orientación,
en razón de que las calles no tienen indicación de sus nombres. En ocasiones,
encontramos una sola tablilla en una calle con su nombre. Recordé a Camboy Estévez con lo de “esta calle al final tiene
su nombre…” en nuestro San Juan no lo tienen ni al inicio, ni en el medio, ni al final.
Ante este proceso de adivinación, mi hija tuvo la idea de
preguntar a las personas, aquí el
aprendizaje fuè mayor. Emé decidió preguntar
a las personas que encontramos,
el diálogo fuè como sigue:
-Emé: Muy buenos días
-Interpelado (a): Saludos, buenos días.
Emé: Por favor,
tenga la gentileza de decirme el nombre de esta calle?
Interpelada (o): Oh
sí, como no, con mucho gusto…el nombre
de esta calle es….el nombre de aquella es… “. La mayoría no lo sabia, bajo porcentaje
de las personas conoce el nombre de la calle donde vive.
Para Emé, 13 años de edad, octavo grado, estudiante
meritoria, fue una gran sorpresa saber que don Pedro Heyaime, abuelo de un
compañero de estudios, una calle lleva
su nombre, la sorpresa fue mayor aún, cuando comprobó en este recorrido, que
diariamente transita por esta calle 4 veces al día, que es lateral a su colegio
y está a 4 cuadras de su casa…más aún, que no tiene una sola tablilla que la
identifique y es vía para el hospital, la escuela, el campo de deportes, el
centro de la ciudad, el mercado y es una de las de mayor extensión…ect…ect.
Si fuimos capaces de colocar bornes en la autopista pata
señalar cada kilómetro, y más, de los veinte para salir de la ciudad, cuyo costo, por su estructura, supone una gran inversión,
no tiene explicación de que no se invierta en la rotulación de las calles. Eso
es como guiar al visitante para llegar en donde se va a perder.
Si invertimos ideas y recursos en una plaza como la
Juan Bosch, porqué la dejamos arrabalizar,
convertida en una parada de minibuses y motores del concho, en urinario y
basurero de los bares aledaños.
Es prioridad rotular las calles de la ciudad.
Preservar y cuidar las plazas, hacerlo con el amor que
merece el homenajeado.
Hubiera sido preferible no hacer la plaza al Prof. Juan
Bosch y no exponerlo a testigo mudo de
lo que no toleró en vida.
Si no existen fondos para
mantenimiento y cuido, sugerimos que sean obtenidos del pago de los arbitrios
por la limpieza de los solares yermos.
Las cosas pequeñas son tan afrentosas como una mancha morada
de un Mlm. cuadrado en un paño nítidamente
blanco de cinco metros cuadrados, como
las luces moradas del Nacimiento. Cómo convencer a los ciudadanos que el cielo
de los Reyes Magos tenía estrellas moradas?
Es necesario cuidar las buenas ideas de los errores o
descuidos pequeños, porque las cosas buenas convertidas en malas, son
doblemente malas.
Esa es la grandeza de las cosas pequeñas…que hacen inútiles
las grandes.
La ciudad necesita ser rotulada, sus plazas y monumentos cuidados!!!!
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