lunes, 10 de octubre de 2011

Una prostituta cuenta los deseos más oscuros de sus clientes

Lara Sterling ejerció la prostitución durante tres años, y ahora escribió un libro llamado Confesiones de una dómina para contar las anécdotas más bizarras

Por el momento esta mujer ya guardó en el armario las esposas, látigos y disfraces que solía usar para satisfacer a sus clientes. Su nombre es Lara Sterling y ahora decidió publicar "Confesiones de una dómina" para contar los secretos que almacenó durante tres años.

Son 256 páginas y ya en las librerías españolas está agotado. En la edición, Sterling narra historias con hombres que pagaban 300 euros para compartir una noche con ella.

Según ella, los hombres más comunes son los que buscan sentirse inferiores: algunos sólo pagaban por besarme la suela de los zapatos o lamerme la bota. Otros querían ser mi caballo o mi perro.

Y muchos clientes querían dolor: Me pedían tortura con pinzas en los pezones o que les enterrase agujas en los genitales. Una vez un cliente me pidió que le cosiera el pene con los testículos.
 
Uno imaginó que estaba en el Amazonas y quería que yo lo comiera; a otros les gustaba que los escupiera, que los golpeara o que bailara encima de ellos con mis tacos. Incluso uno pidió beber mi orina. Primero me sentí incómoda, pero vi que a él le gustaba, que era fácil y que me iban a pagar 300 euros, concluye Lara, en su libro de confesiones.

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