sábado, 10 de septiembre de 2011

¿Un nuevo 11-S en EE. UU. es posible?

Dolor mezclado con temor de nuevos ataques. Quedan dos días antes del décimo aniversario de los atentados del 11 de septiembre y los ciudadanos norteamericanos cuestionan más que nunca si su país puede ofrecerles la debida protección ante posibles actos de terror.

Espionaje al ciudadano común, refuerzo de los controles en el transporte aéreo y terrestre, detenciones basadas en prejuicios raciales o religioso entre otros, son realidades cotidianas para líderes comunitarios como Wilfredo. Este activista por los derechos civiles afirma sentirse vulnerable porque la política del aparato gubernamental post-2001 inspira más miedo que confianza.

“Es triste ver como no estamos tan seguros como se nos había prometido o no estamos seguros como uno espera estar luego de estos recursos extraordinarios a los niveles que se están haciendo. Dicho sea de paso en días recientes, el Congreso de EE. UU. rindió un informe investigativo donde cuestiona el nivel de seguridad nacional hoy en día, en el 2011.

¿En qué medida 50,000 tropas in Irak nos dan más seguridad en EE. UU? ¿En qué medida los iraquíes han sido responsables en los ataques del 911? Ninguno”, dijo Wilfredo Amr Ruiz. Abogado y Dirigente Musulmán. Al mismo tiempo, 10 años después del mortífero ataque a las Torres Gemelas y tras la puesta en marcha por George W. Bush de la campaña “Guerra contra el terrorismo” muchos se preguntan: ¿Cuál ha sido el precio de la aparente seguridad?

Para Miguel Sarmiento, un periodista que cubrió el así llamado “911”, la administración estadounidense promueve su ideología a costa de las libertades de los ciudadanos. “Nos obligan a renunciar a nuestras libertades para buscar un poquito de seguridad. Y como lo dijo Franklin: Una sociedad que esté dispuesta a ceder un poco de su libertad por un poco de su seguridad no merece ninguna de las dos y las pierde ambas al final.

Le estamos dedicando una cantidad de dinero increíble a defendernos de una amenaza que es muy maleable. Muy difícil de captar; y que aun no se ha explicado el por qué ni las razones porque 19 personas con navajas lograron poner en jaque al imperio mas grande que ha tenido la historia”, destacó Miguel Sarmiento, periodista que cubrió los ataques terroristas.

Las dos guerras casi interminables en Irak y Afganistán con cuantiosas víctimas militares y civiles no han brindado ninguna seguridad adicional al pueblo norteamericano. La situación tampoco ha cambiado tras la muerte en una operación de las fuerzas estadounidenses de Osama Bin Laden, ex líder de Al Qaeda y autor intelectual de los atentados del 11 de septiembre. “Creo que las cosas se han acelerado en los últimos diez años.

En Estados Unidos, se ha pasado a gastar más dinero en el presupuesto militar que en desarrollo y el restablecimiento de las relaciones diplomáticas a nivel global. En nuestro país el miedo persiste: nos dan susto Al Qaeda, Gaddafi, Al Bashar y a cualquier otro que aparezca por ahí. Todo esto ha sido un pretexto para imponer cierta hegemonía sobre otras naciones.

Creo que esto es algo que debe cambiar en Occidente”, dijo Patricia DeGennaro, profesora Universitaria, Miembro de World Policy Institute. Para alimentar este ambiente de histeria de vez en cuando los medios publican informaciones sobre nuevos enemigos, ya sean reales o imaginarios. Por otro lado, se hacen públicos datos sobre numerosos casos de torturas, secuestros y violaciones de derechos humanos en las cárceles de Guantánamo y Abu Grahib.

La Agencia de Inteligencia de Estados Unidos afirma que gracias a la magnitud de la Guerra contra el Terrorismo, varias organizaciones como Al Qaeda han fracasado en sus intentos posteriores de atacar al país. Pero aun así, una parte de los ciudadanos considera la amenaza del extremismo como una realidad permanente, sobre todo en urbes como ésta, donde se unen el dolor de la tragedia y las voces que cuestionan a las autoridades.

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