La
 toma de Trípoli por parte de los rebeldes y el paradero desconocido de 
Gadafi está destapando por parte de los enviados especiales numerosas 
historias sobrecogedoras relacionadas con la vida del aún mandatario 
libio. La última tiene que ver con su familia.
Mientras paseaban por el complejo urbanístico que los hijos del 
dictador utilizaban como residencia de verano, varios periodistas de la 
CNN se encontraron con una protagonista inesperada. Era Shweyga Mullah, la mujer que había hecho de niñera para Hanibal, uno de los hijos de Gadafi.  Su estado físico llamó la atención de los periodistas desde el primer momento, ya que tenía el cráneo y el rostro cubierto de un mosaico de heridas que "habian reducido su cara a un aspecto grotesco".
[Relacionado: La joven ejecutora gadafista se arrepiente desde el hospital]
 El motivo dejó sin habla a más de uno: la esposa de
 Hanibal la había quemado, según varios testigos. Los reporteros 
suponían que con un cigarrillo o una cerilla, pero no podían estar más 
equivocados. La mujer, de 30 años,  trabajó como niñera de los hijos de 
Hanibal, un niño y una niña. Hace unos seis meses que  había dejado su 
Etiopía natal para mudarse a Libia, donde todo le iba  relativamente 
bien. Hasta que, de buenas a primeras, la esposa de  Hanibal, Aline, la quemó. Literalmente. El suceso, sin embargo, no fue  fortuito, ya que lejos de arrepentirse, lo volvió a hacer tres meses  después, con más inquina incluso.
 ¿La razón? "La niña no dejaba de llorar", cuenta 
Mullah, y "yo me negaba a  pegarla, así que me llevó al baño; me ató las
 manos a la espalda y los  pies también; me puso cinta aislante en la 
cabeza y empezó a echarme agua hirviendo a la cabeza.  
Así...", cuenta Mullah describiendo gestualmente la situación a la vez  
que retira las gasas que sujetan su cuerpo y enseña cómo su pecho, torso y sus piernas aún lucen cicatrices en carne viva: "Me salían gusanos de la cabeza porque Aline me escondió y nadie me atendió", retrata.
Afortunadamente para Mullah, uno de los guardias de la casa vio sus  
heridas y la llevó al hospital. Cuando Aline se enteró, le amenazó con  
meterlo en la cárcel y aisló a la niñera: "Me prohibió dormir en tres  
días; me obligó además a pasar la noche a la intempeterie y 
amenazó  al resto del servicio con aplicarles el mismo castigo si me 
daban  comida. No tenía agua...Nada".
Según le explica a la CNN,  a  Mullah le gustaría irse a un hospital 
para tratar sus quemaduras, pero  no puede: "Trabajé para ellos un año 
entero y nunca me dieron ni un  céntimo; ahora, ningún hospital me atiende y no tengo dinero...No
  tengo nada", lamenta mientras rompe a llorar. Lejos de exagerar esta  
historia, como ocurre a veces en este tipo de acontecimientos, la  
declaración de Mullah es totalmente fiable; de hecho, el guardia ha  
corroborado  la historia describiendo de manera escalofriante cómo los  
perros de la familia recibían un trato  superior al del servicio de la  
casa.
Un complejo lleno de lujos
La CNN se encontró con el testimonio mientras acompañaba a los 
rebeldes en su saqueo del complejo familiar de Gadafi, situado en una 
urbanización al oeste de Trípoli. Allí encontraron muestras de un modo 
de vida con el que el libio medio no podría ni soñar: vistas  espectaculares del océano, botellas de whisky y champán, instrucciones  de carísimos aparatos eléctricos (los aparatos en sí habían sido robados  por los rebeldes), un jacuzzi aderezado con flores de plástico blancas,  una piscina, una gimnasio, una sauna...
[Relacionado: La "perturbadora" fijación de Gadafi por Condoleezza Rice]
Cuentan en el medio televisivo que  grabaron a los rebeldes 
inspeccionando varias botellas de champán  valoradas en decenas de miles
 de dólares. Gadafi oficializó una versión  politizada del islam en 1976
 (cuando las crisis petroleras le cimentaron  en el poder), pero sigue 
siendo Ramadán y el alcohol es ilegal. Y, por  tanto, caro.
Está claro, sin duda, que el culto a la personalidad cultivado durante las últimas décadas por Muamar el Gadafi
 está experimentando de repente un curioso revés en su contra, gracias 
al círculo vicioso provocado por su negativa a rendirse a la sublevación
 popular: hasta que él se entregue los rebeldes, ocupan su tiempo saqueando sus bienes y destapando, como puedes comprobar, una radiografía sorprendente de su personalidad y del modo de vida de sus allegados.
jueves, 1 de septiembre de 2011
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