Baitoita, Barahona.- Residentes en este barrio, vivieron momentos de tensión y desasosiego, con la cantidad de bombas lacrimógenas que lanzaron agentes de la policía contra jóvenes que le lanzaban piedras.
Todo sucedió después que familiares y amigos, sepultaran en el viejo cementerio, al joven universitario Luís Miguel Cuevas Carvajal (Ricki) de 22 años, muerto de un disparo que le hizo el cabo policial con su arma de reglamento Franklin Feliz Ramírez.
Debido a los gases lacrimógenos que disparaban los agentes contra los jóvenes, las madres con niños pequeños en sus brazos se vieron obligadas a abandonar sus viviendas ya que no soportaban la picazón del humo de las bombas.
El informe del corresponsal Alejandro Reyes, da cuenta que mientras las madres con sus hijos abandonaban sus viviendas de manera despavorida, los agentes continuaban disparando gases lacrimógenos a ambos lados del sector Baitoíta contra jóvenes que respondían con piedras.
El hecho se originó cuando el joven fallecido cortó un ramo de aguacate que rozaba el cinz de su casa que alegadamente no lo dejaba dormir.
Fue cuando el agente Feliz Ramírez, llegó en ese momento y sin mediar palabra disparó contra el joven estudiante que se encontraba pegado de la empalizada que hace guardaraya de ambas residencias.
El cabo de la policía Feliz Ramírez, mató de un disparo en la región occipital con salida en la región maxilar inferior, con la pistola marca taurus calibre 9 milímetros, número TCU53725.
Vecinos y amigos de Ricki), y quienes lo conocían lo calificaban como un joven ejemplar, hasta de los propios parientes del agente asesino.
*Foto Teuddy Sánchez/tomada de Ecos del Sur
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