Lo llevaban para cárcel de Baní
Santo Domingo.-Un recluso condenado a 30 años de prisión por asesinar a un joven en el 2008 en el sector La Agustinita, se fugó cuando era conducido del tribunal a la cárcel de la Fortaleza de Baní, aprovechando un descuido de su custodia.
Una versión indica que el recluso Diógenes Antonio Tapia (El Picu), de 20 años, cuando salía de una de las salas de audiencia de la Cámara Penal de la Corte de Apelación del Distrito Nacional en compañía de su custodia, aprovechó que una mujer vociferaba “¡hay mi cartera!”, para montarse en una motocicleta que lo esperaba a la salida del tribunal.
Antonio Tapia y su custodia se dirigían a pie hacia la avenida Independencia para tomar una guagua del transporte público que los dejaría próximo a la cárcel de la Fortaleza. Se informó que la custodia del recluso se encuentra detenido para fines de investigación.
El recluso había sido llevado a la Primera Sala Penal de la Corte, donde se le conoció un recurso de apelación a una sentencia dictada por los jueces del Cuarto Tribunal Colegiado, el 9 de agosto pasado, que lo condenó a la pena máxima y al pago de una indemnización de 5 millones de pesos en perjuicio de Michel Guillén Upía (El Monito).
El tribunal, presidido por la magistrada Miriam Germán Brito, se reservó el fallo del recurso de apelación para darlo a conocer el próximo mes de diciembre.
Acusación
Conforme con la acusación Antonio Tapia, en compañía de Ruddy, Anuelo, El Papo, Migue, Gringuito, y Papote, se presentaron el 10 de diciembre del 2008 lanzando piedras y botellaw a la casa de la víctima, ubicada en el callejón Los Obreros número 33, parte atrás del referido sector, y al ladrar el perro de la casa, el primero le propino un machetazo que lo dejó muerto. Tan pronto cometió la acción le vociferó a la señora María Margarita Doñé Upía, madre del hoy occiso, que así mismo le haría a su hijo.
Cuatro días más tarde, según el expediente acusatorio, el imputado Antonio Tapia, se presentó por segunda vez a la casa de Gillén Upía y le realizó un disparo a su primo Jeison Taveras, como forma de advertencia de que quería la cabeza del hoy occiso.
Estos hechos motivaron que los familiares de Guillén Upía lo enviaran el 12 de diciembre del 2008 a vivir donde su abuela Santa Lorea Upía, hasta donde Antonio Tapia lo siguió y a pocas cuadras y sin mediar palabra le produjo heridas de bala en la cabeza y tórax que le ocasionaron la muerte.
martes, 23 de noviembre de 2010
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