¡Que buen testimonio!Por: Cassandro Fortuna
El autor es abogado y periodista
Hoy me ocurrió algo muy interesante. Fuí a una farmacia a comprar unos medicamentos. Al llegar me recibió una joven con una sonrisa tranquila y una acitud muy servicial. Le dije con mucho gusto lo que estaba buscando. Ella, con alegría y calma, fue a bucar lo que le pedí. Era una muchacha delgada. Tenía unos pantalones jeans apretados; pero no se veía vulgar ni provocativa. Su blusa era blanca y le sentaba muy bien. Tenía el pelo recogido. No era bonita, pero sí graciosa. ¡Qué se yo! Se veía bien, sin aire de modelo, sin exagerar su presentación...tan sencilla como alguien que no tiene ningún problema importante en su vida.
Yo pensaba todo eso con suma tranquilidad. Tales ideas venían a mi mente sin hacer el más mínimo esfuerzo.Ella iba y venía buscando mis medicinas. Yo la miraba sin querer y pensaba cosas sin importancia.
De pronto ví el anuncio de unas cardioaspirinas. Leí algo que había en un afiche.Algunos de mis amigos se toman una aspirina todos los días para prevenir ataques cardíacos.
Cuando la joven llegó al mostrador con mi segundo pedido le pregunté:
-¿Ustedes tienen de esa aspirina?
-Si claro-respondió con su simpatía natural y su rostro totalmente libre de preocupaciones.
-¿Y será verdad lo que dicen...que tomar esas aspirinas previenen problemas del corazón?
Ella levantó el rostro hacia mi, sonrió y dijo:"Sí, claro!
-¿Tú la tomas?- pregunté
Ella me miró, sonrió con verdadero gusto y dijo:"No, todavía no...eso es para gente que pase de los 40 y yo apenas acabo de cumplir 20 añitos".
La muchacha, de verdad, me caía bien. Y como estoy soltero estaba en todo mi derecho.Definitivamente me gustaba como mujer.
Todo se hizo más interesante cuando ella llegó a entregarme mi mercancía y de pronto dijo, con mucha gracia y de modo suave y natural: ¡hey, tienes una cosita blanca en la cara, algo que brilla. Espera". Y con todo cuidado comenzó a pasar su dedo cerca de mi nariz tratando de quitarme algo luminoso que estaba adherido a mi piel en ese lugar. Fue algo maravilloso para mí, lo confieso.
Como todo hombre mal pensado, me pasó por la cabeza la vaga idea de que yo le gustaba.Pero ella parecía tan honesta, tan sencilla. En verdad estaba confuso. Ya no sabía si me gustaba como mujer o como persona.¿Como era que me gustaba? ¿Como mujer? ¿Como persona? ¿Como mujer?¿Como persona?
Todo se decidió cuando regresó al mostrador con todas mis medicinas, simplemente tres pastillas diferentes para calmar un dolor de muelas. Entonces le dije: "Caramba, todo indica que eres una muy buena persona". Entonces sonrió de nuevo. Ya no me gustaba como mujer, me gustaba como persona. Con alguien como ella podría pasarme toda la vida sin tocarla.Me conformaría con su sonrisa y con su comportamiento tan sencillo, amable, desinteresado y dulce.Cavilaba en esos pensamientos cuando ella me respondió:"Ah, es que soy cristiana".¡Bingo! Esa era la clave. Allí radicaba toda su magia ¡Era cristiana!
Caramba, que buen testimonio el de esta muchacha de 20 años. Gentes como ella son la sal de la tierra.


excelente, pero no todos los cristianos son asi al contrario una gran mayoria se la pasan juzgando a uno, criticando y generalizando que si la ropa que si la musica,
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