Desde Miami

No comparemos ni equiparemos

Por: Tiberio Castellanos
El autor es periodista

Sí... es justo y necesario que hablemos de paz... y de comprensión. Y de respeto a las opiniones de los demás. Y también de respeto a todas las creencias. Con todo a que hay "creencias" a las que les sumba el merequetén. (Así se dice, generalmente. Aunque lo correcto seria decir que uno respeta a los demás. No a sus tontas opiniones y creencias ).

Pero... veo que se habla de religiones y se mencionan indistintamente cristianismo, judaismo, islamismo, y tambien otras sutiles y espirituales creencias.

Sí, pero no comparemos ni equiparemos el Islamismo con credos como el cristianismo, el judaismo, el budismo u otros grupos religiosos orientales como los Bahá'í, por ejemplo. Credos que hablan del respeto a la vida, del amor al prójimo, etc.

Y, veamos por qué. El fundador del Islám fue un político y guerrero. Ya antes de morir, año 623, Mahoma, al frente de sus guerreros (que no eran misioneros) había conquistado toda la Arabia de entonces y parte del Norte de Africa, al filo de la espada, sí, al filo de la espada.

Luego, sus seguidores invadieron España y avanzaron a Francia hasta que pecharon con Carlos Martel quien los derrotó en la Batalla de Poitiers, en el año 732 de nuestra era. Un poco después y desde la pequeña zona nunca conquistada por ellos del norte de España, arrancó, al grito de ¡Santiago! la Reconquista del territorio español que concluyó, algunos siglos después, con la muy contada y leída toma de Granada por Los Reyes Católicos: "Lloras como mujer lo que no pudiste defender como hombre", unos meses antes de que Colón zarpara de Moguer con sus tres carabelas.
También habían entrado a Europa por los Balcanes (esta vez eran turcos) y avanzaron hasta que fueron derrotados a las puertas de Viena, en 1529. Por eso hay, desde entonces, musulmanes en Bosnia, Albania y otras pequeñas zonas de los Balcanes. En 1571, la cristiandad necesitó derrotarlos nuevamente en la célebre Batalla de Lepanto. Y ahí esta nuestro Cervantes con su brazo izquierdo inutilizado.

Pero, ocuparon la venerada Grecia, reventaron el Partenón, y costó una guerra muy sangrienta y la muerte del poeta Lord Byron en 1924, sacarlos de ese querido país.
¿Religiosos?... Sí, cómo no...y la vieja historia de los genízaros de antaño y la nueva historia de la muchacha sin nariz de la portada de Time.

Esas conquistas al filo de la espada explican su presencia mayoritaria en numerosos paises, como Indonesia, Malasia, Paquistán, Saudi Arabia, Irak, Turquía, Irán, Egipto y algunos otros. Paises donde practicar el cristianismo o el judaismo, es imposible en algunos y muy riesgoso en otros.
La numerosa presencia musulmana, de hoy en día, en paises del Occidente cristiano es algo más reciente y obedece, indudablemente, a una nueva estrategia de conquista "pacífica". Conquista pacifica que ya crea pequeños y presagiosos problemas de orden público en Inglaterra, Francia, y aqui en USA. (Esto dicho, sin contar el 9/11, ni los trece soldados asesinados por la espalda, por un compañero musulmán, en un campamento de Texas).

Pero vayamos a la raíz de ese credo. Mahoma ha diseñado un credo para complacencia y disfrute de los machos que le seguían espada en mano. (Usted puede ver en las mezquitas, orando baja la cabeza y en alto el fondillo, a multitud de varones). Aquí las mujeres no caben. Todo es un asunto de varones. Las mujeres, muy tapadas y muy en un segundo, o tercer plano, y muy castigadas. Y en algunos paises hasta mutiladas sexualmente para que sencillamente sean instrumentos de placer del varón.

Y, además, y sin ningún remilgo, cada macho puede tener todas las hembras que pueda alimentar. Es de ese grupo que proviene la palabra harén . (De seguro que los publicitarios de hoy elogian, en secreto, la aguda penetración sicológica del fundador de esa secta).

Pero... lo más peligroso de esa gente es que los que no somos de ese grupo, infieles, lo menos que merecemos es que se nos corte la cabeza. Eso piensan de los que no somos como ellos.

¡ Por favor ! no comparemos.

Un abrazo,

Tiberio Castellanos