domingo, 20 de junio de 2010

Emotiva ceremonia en Portugal

Incinerados los restos de José Saramago en Lisboa

LISBOA.-Los restos del Nobel de Literatura José Saramago fueron incinerados en el cementerio del Alto de San Juan, después de un emotivo funeral civil celebrado en el Ayuntamiento de Lisboa. Unas 300 siguieron los discursos a través de una pantalla instalada en la plaza del Ayuntamiento.

En el funeral intervinieron la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega; la ministra de Cultura portuguesa, Gabriela Canavilhas; el alcalde de Lisboa, António Costa; un representante de la Fundación José Saramago, Carlos Reis y el líder del Partido Comunista de Portugal, Jerónimo de Sousa. Todos ellos dieron su apoyo a la pareja, hija y nietos del literato.

"Quiero en primer lugar transmitir el dolor del Gobierno y del pueblo de España por la pérdida de una persona tan querida y de un escritor tan admirado", afirmó De la Vega. "Saramago hizo sonar las cuerdas del alma", añadió, y recordó al "soñador", a "alguien capaz de una gran humanidad, compasión y sensatez".

En el funeral civil también estuvieron presentes el primer ministro portugués, José Sócrates, y los ex presidentes portugueses Ramalho Eanes y Mário Soares.

António Costa abrió la ceremonia con un corto discurso de agradecimiento a Saramago por su contribución a la ciudad de Lisboa y a la cultura del país. "Saramago regresa a la ciudad donde trabajó, donde escribió (...) y donde creó la fundación la que dio su nombre y que quedará instalada, como era su deseo, en la Casa de los Picos".

"Lisboa fue uno de los personajes a los que dedicó más amor en toda su obra", subrayó. "Las cenizas de José Saramago descansarán en la ciudad de Lisboa, pero su obra es una obra que es patrimonio de toda la Humanidad". "Gracias, José Saramago", concluyó el alcalde lisboeta.

También el líder del PCP expresó, en nombre de "muchos miles de camaradas" de partido, un "sentimiento de pérdida" por la muerte del "camarada José Saramago". "Nos ha dejado de luto, a nosotros y al pueblo portugués, en particular al pueblo trabajador, de donde vino, a quien amó y fue fiel", dijo.

Mientras, la ministra de la Cultura, Gabriela Canavilhas, recordó que Saramago "no tenía fe en Dios, pero ciertamente Dios tuvo fe en él". Después fueron interpretadas dos piezas clásicas por la violoncelista Irene Lima.

Terminada la ceremonia, la mayoría de las personalidades presentes se dirigieron a Pilar del Río para prestarle personalmente sus condolencias. Antes de la salida del ataúd hacia el cementerio para su incineración, Pilar del Río, acompañada por su hija, Violante, apareció en el balcón del Ayuntamiento para despedirse y mostrar su agradecimiento a las personas que se encontraban en la plaza.

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