Miguel Vargas al carbón
Por: Rafael Peralta Romero
El autor es un laureado escritor dominicano
La situación postelectoral del Partido Revolucionario Dominicano es de “pronóstico reservado”. Reviste delicadeza y debe provocar profundas reflexiones. La dirección del PRD se ocupó en algunos experimentos y ahora tiene que darse cuenta de que los fenómenos químicos no permiten recuperar los elementos mezclados.
El Partido de la Liberación Dominicana se ríe doblemente. Primero porque, aplicando sus malas artes, obtuvo una victoria inversamente proporcional a los escrúpulos de sus líderes. Y se ríe porque ahora al PRD le viene una convulsión interna y desde ya muchos quieren comerse vivo a Miguel Vargas, el presidente.
Si hay reflexión, no se lo comerán vivo, sino tras un proceso de cocimiento, con previo aderezo. Vargas ha proclamado que el PRD avanzó porque aumentó el número de municipios ganados. Y para una tercera fuerza sería un buen papel.
Son éstas las primeras elecciones en que participa el PRD sin que obtenga un escaño en el Senado. La derrota se debe a las prácticas pervertidas y antidemocráticas del PLD y a las acciones irreflexivas de una dirección perredeísta que actuó como si su fin hubiese sido coronar al adversario. Atajó para que el enemigo enlazara.
Miguel Vargas y el coro que le canta sin cesar el himno de su gloria ignoraron adrede que el PRD es la suma de las corrientes que actúan en su interior. Es un perfecto ejemplo de sinergia: todos los órganos tienen que actuar para cumplir su función.
El equilibrio interno ha sido una constante en el PRD y ésa es palabra indispensable para la buena marcha de la agrupación. Pero fue exactamente lo más despreciado por Vargas. Unos por conveniencia y otros por temor le permitieron las distorsiones en que ha incurrido.
Esas acciones desmotivaron a muchos perredeístas y no acudieron a votar. Ni discutieron en parques y cafeterías. En los autobuses guardaron silencio y exhibieron un desinterés que motivó al presidente Fernández a declarar dos días feriados para que se fueran de vacaciones y no votaran. Y funcionó.
El PRD es un poderoso instrumento de la democracia, hasta en la derrota lo evidencia. Es un patrimonio del pueblo, pero el presidente del PRD no quiso que se viera y sintiera así en el proceso electoral reciente. Qué profundamente proféticas fueron las palabras de María Teresa, la señora que mantiene limpia la tumba del doctor Peña Gómez: “Yo no veo bien al PRD. Cuando Peña, había fe, fortaleza, esperanza y lo que él decía, eso se hacía...”.
El experimento ha fracasado. Como resarcimiento Vargas, Orlando Jorge Mera y Geanilda Vásquez deben renunciar. No deben esperar la rebelión de las masas ni que se los coman vivos o al carbón. El 30 de mayo puede ser un buen día.
sábado, 22 de mayo de 2010
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