viernes, 5 de marzo de 2010

Protagonistas

El Flautista de Capulín

Por: Edgar Ramírez

Era una vez una Provincia que pasaba por una situación de abandono, indiferencia por parte de los poderes públicos. La inercia y lamentaciones nublaban la mente de sus habitantes. La pobreza, desnutrición, analfabetismo se convertían en plagas que azotaban de manera inmisericorde las almas que en pena vagaban por campos y ciudades.

De momento aparece un personaje, nacido en una de sus comunidades, que llega prometiendo y proponiendo que se vayan despertando del aletargado sueño los “provincianos”. De entrada utiliza el deporte como forma de inserción social. También encuentros con los comunicadores sociales. Muchos son los que intentan desdibujar el rostro del personaje, demasiado los que escuchan de soslayo y con indiferencia las primeras notas de este novel instrumentista.

Aunque se propone erradicar muchas de las plagas que enferman nuestra sociedad, no menciona, ni pide recompensa alguna. Tímidas son sus primeras acciones, apenas tenía conocimientos para poner a sonar el instrumento. No conoce las interioridades de las notas en el pentagrama político. Baja el telón.

Acabada la primera parte del concierto y enemigos de la paz, el progreso y la concordia se inventan la “desaparición” de algunos instrumentos y ante la imposibilidad de someter al Director optan por castigar a algunos de los músicos, entre ellos el flautista. Prueba de fuego que fue superada con éxito, eran sueños y alucinaciones, los acusadores no se dieron cuenta que cuando acusaron no estaban frente a un escenario, sino frente a un espejo.

No obstante el teatro estar ocupado por manejadores de plagas, por fabricantes de mentiras y reproductores de caos y anarquía el concertista se atrevió dedicar un espectáculo al más bravo de los antiguos habitantes de este Caribe insular-Caonabó-. Era evidente que el futuro “maestro” manejaba con destreza la “flauta mágica”, pues comenzaron a salir las ratas y otras alimañas de su escondite y este las llevó al Tenguerengue para que se las tragara a unas y otras se enquistaron como rémoras.

Sube el telón y empieza el intermedio, ya no era simple instrumentista sino que surge como primer concertista y hasta merece la confianza del director. Poco a poco lo van dejando ejecutar de manera independiente y demostrando que puede dirigir pequeños conciertos, desarrollar complicadas partituras, en definitiva se va consagrando como hábil y extraordinario ejecutante, sus actuaciones se manifiestan en toda la geografía nacional.

Poco a poco se va acercando a la Provincia, que sigue afectada de plagas infernales, y continua rindiendo pleitesía al bravo indígena. Ya los conciertos no sólo se desarrollan en las fronteras del Maguana. Sino que sus notas se escuchan en los Valles y Montañas de la Isla. En ocasiones vuelan allende los mares. De imprevisto va agregando manifestaciones de apoyo y reconocimiento a quienes se destacan como maestros y como alumnos. Los sonidos se convierten en celestiales y las ratas (perdón las plagas) comienzan a retirarse. Muchas de ellas no sin antes comer un pedazo del pastel o lamer un poco de miel.

Cuando el concierto se acerca al climax el “ Flautista” reclama que le permitan desarrollar un “solo” de Flauta y con magistral soltura, va desgranando las notas, que se deslizan por el pentagrama, y al calor del asfalto caliente va cerrando las madrigueras por donde asoman ratas asquerosas. No se contenta con homenajear el indio bravío sino que rescata para su pueblo a “un coronel para la historia”. Y cual si rindiera honor a las glorias pasadas, prepara el escenario para las generaciones futuras bañando el patricio con las “aguas triunfales”. No contento con el extásis que su interpretación provoca, majestuosas columnas y onduladas hojas de acero imponente separan del sol a los jóvenes atletas de dos Villas recientes, una con Flores y otra de Libertad pletórica.

Cuando atónitos quedan por la "olímpica" ejecución, no permite que despierten de la dulce ensoñación y mostrando lo profundo que llega su humana condición, en Capulín rescata a familias que el olvido y la indiferencia, al abismo lanzara.

Y hoy que el pueblo se apresta a premiar, con su ofrenda primaveral, al genial concertista que con magistral destreza de las ratas lo libera. Surgen oscuras voces, agoreras presagios, que el clamor victorioso y los aplausos agradecidos de un pueblo sensible ahogan por siempre en las profundas cavernas del zafacón de la historia. Sin dudas, que nuestro pueblo, sabio por demás, dará la recompensa merecida a quien de las ratas, perdón de las plagas lo liberó.
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Publicado por Protagonistas para A Orillas de Tenguerengue el 3/04/2010 09:23:00 PM

1 comentario:

  1. Excelente trabajo de "relaciones publicas",pero creo que la funcion de un periodista es denunciar los males de una comunidad no la de tumbar polvo o destacar cualidades de un SERVIDOR PUBLICO que cumple con compromisos de campaña de un Presidente y exigidos durante acciones sociales.

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