sábado, 20 de marzo de 2010

Culpable de sentir culpa

Culpable de sentir culpa La mujer siempre se siente culpable de todo y por todo. Si algo sale mal, si algo no salió como estuvo planeado, si algo ocurre, incluso un accidente… la mujer siempre se siente culpable.

Incluso cuando la mujer logra cumplir sus objetivos y obligaciones, por cualquier motivo se siente culpable. La mujer tiende a sentirse culpable de todo…

La propia naturaleza de la mujer siempre la ha llevado y llevará a luchar por todos los medios para obtener el bienestar de su familia. Seguramente por esta necesidad de cuidar y proteger, cuando cualquier cosa va mal se siente responsable y culpable.
La mujer siempre se siente culpable

La mujer se siente culpable de todo, si ríe es culpable y si llora también, si el niño llora se siente culpable, se siente culpable por el gatito que no tiene casa, por el trabajo que no salió rápido, por el esposo que se tomo unas copas, porque se le quemó el arroz, culpable, siempre culpable y hasta siente culpa por sentirse culpable.

Mientras tanto el hombre se siente libre de culpa; aunque muchos hombres son amables y cuidadosos de sus familias, también son más “despegados”. ¿Pero lo son realmente, o disimulan muy bien? Muchas veces quisiéramos que ellos se vieran atrapados en las mismas emociones que sentimos nosotras, ¿por qué las mujeres no podemos ser como los hombres? ¿Por qué nos preocupamos de todo y nos sentimos culpables hasta de las infidelidades de nuestros hombres?
Educadas para sentirnos culpables

Siempre se ha dicho y se seguirá diciendo que todo es por culpa de la forma con que fuimos educadas, especialmente nuestra madre; nos enseñó a velar por siempre por el buen funcionamiento de nuestro hogar, y si algo va mal, la mujer se siente terriblemente culpable, más que nada siente una culpa que ha sido impuesta por la sociedad.

Es increíble, pero necesario de mencionar, la mujer se siente culpable si el hombre la golpea, pero también se siente culpable por dejarse golpear; cuando sabemos de una mujer abandonada, nos da pena por ella, pero también nos escuchamos a nosotras mismas decir: “ha sido culpa suya por haber aguantado tanto”, si de algo la mujer se puede declarar culpable es de siempre estar pendiente de todos a su alrededor, y si algo va mal, se culpa:

* Se fue por mi culpa.
* No se en qué, pero fallé.
* Yo tengo la culpa de que mis hijos se comporten así.
* No pude comprender a mis padres.
* No hice suficiente para que mi familiar no se muriera.
* Mis hermanos tienen razón por no querer estar cerca de mí.
* Yo tengo la culpa de no encontrar trabajo, porque no me sé arreglar.
* Decepcioné a mi mejor amiga, nunca tuve tiempo para ella.
* Yo le provoco su cólera, porque le pregunto cosas que no debo preguntar.
* Yo tengo la culpa de que me pegue.
* Yo tengo la culpa, porque no tengo valor para escapar.

Y así podríamos seguir con el sentimiento de culpa, desde el sufrimiento de nuestros padres, hasta de las malas notas del hermanito más pequeño de la familia.

El hombre por otra parte, se siente libre de culpa, y no precisamente porque no la tenga… pero le resulta más cómodo descargarla en la mujer; o en el caso de la familia que le hace daño a uno de sus miembros, casi siempre a la hermana mayor, o la que está más cerca, y todos tienen una disculpa para si mismos, y mientras todas las mujeres se sienten culpables, el ofensor tiene sus propias excusas:

* Tú me hiciste golpearte.
* ¿Por qué revisas mis cosas?
* Tú tienes la culpa de que te golpee.
* Con ella me siento mejor, porque tú ya no me pones atención.

Nosotras las mujeres necesitamos apoyo de familiares y amigos, pero sobretodo, necesitamos el apoyo de nuestra pareja. Cuando atravesamos dificultades en la vida necesitamos mucha madurez, educación y práctica para reducir la tendencia que tenemos de ser duras con nosotras mismas y dejar de culparnos por todo. Si calmadamente analizamos las situaciones y somos realistas, nos daremos cuenta de que hay muchas cosas que no podemos cambiar, situaciones en las que que no importa lo que hagamos, siempre tendrán el mismo final. No debemos olvidar que no importa lo que hagamos o cuanto luchemos, no podemos cambiar la forma de pensar ni de actuar de otras personas, no podemos ni debemos sentirnos culpables de todo cuanto pase a nuestro alrededor, porque muchas veces esa sensación nos impide encontrar la solución a problemas que muchas veces no lo son, pero nos concentramos en la culpa que sentimos y al final, sólo somos culpables de sentir culpa.

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