Ha resultado de mal gusto ( y ha motivado algunas interrogantes) que los doctores Radhamés Jiménez Peña, Procurador General de la República, y Alejandro Moscoso Segarra, Magistrado Procurador Fiscal del Distrito Nacional, no formaran parte de la Comisión que le explicó al país a qué nivel estaban las investigaciones sobre el asesinato del coronel Amado González Gonzáles.
En lugar de ello, cada uno, como si hubiera sido una decisión planificada, envió un subalterno. ¿Por qué hicieron eso? ¿Por qué mandaron un representante en vez de dar la cara directamente? El asunto, repetimos, es chocante. Ellos saben la delicadeza del tema. Además, como no ignoran que la ley 78-03 en su artículo 6 a quien encarga de dirigir la investigación de los hechos de carácter penal en representación de la sociedad es al Ministerio Público, debieron, con más razón, presentarse ante la opinión pública, responsablemente.
Pero no lo hicieron. Mejor dejaron que el el protagonismo ( o sabrá Dios qué) se lo llevaran los Mayores Generales, Rafael Guillermo Guzmán Fermín, jefe de la Policía Nacional y Rolando Rosado Mateo, Presidente de la Dirección Nacional de Control de Drogas. Estos, quede bien claro, en asunto de investigación de infracciones penales son auxiliares del Ministerio Público.
Los que debían tener la voz cantente sobre el curso de lo investigado eran el Procurador General de la República o el Fiscal del Distrito. Pero no ocurrió así.¿Por qué? ¿Por qué se avadieron? ¿por qué se escondieron? ¿por qué no dieron la cara? ¿por qué participaron en otras reuniones y no en esta? ¿por qué lo hicieron, sabiendo que se trata de un caso caliente? Ellos, desde luego, estaban claros que la opinión pública se encontraba muy pendiente de sus explicaciones. Pero prefirieron, los dos, mandar sus asistentes. Que bonito.
Si algo quedó mal, yo no estaba ahí.
¿Su actitud fue de burla o de respeto a la opinión pública? A veces no sabe uno ni qué pensar.Y lo cierto es que los asuntos tratados en dicho encuentro no llenaron las expectativas. Tal vez fue a eso a lo que le huyeron.Se habló de todo, menos de Dios. All se mencionaron hasta las 250 fotografías que encontraron del pene de José Figueroa Agosto ( a ver a quien le importa eso) y al final todo quedó como al principio. No tenían ni la más remota idea de quienes habian sido los autores materiales del asesinato del coronel Amado González Gonzáles, que era lo más fácil, pero sabían lo más difícil: que Figueroa Agosto había sido el autor intelectual del crimen....¡Dios Mio! Y nos dejaron en bavia.
Es cierto: fue una pobre explicación. Como pobre ha sido la investigación. El Procurador General de la República y el Fiscal del Distrito Nacional son muy inteligentes, tal vez inteligentísimos y quien sabe si hasta genios. Como no había nada que decir mandaron dos payasos para que los representaran y cogieron de pendejos al Jefe de la Policia y al Presidente de la DNCD.
jueves, 14 de enero de 2010
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