miércoles, 11 de noviembre de 2009

Desde Madrid

Haití…o el cuarto mundo

Por: Balbina Negreira.

Hace poco me he enterado que existe un “cuarto mundo”, por lo que, si ya nos sentíamos desdichados por pertenecer al tercer mundo; nuestro vecino fronterizo Haití , figura dentro de otros países de los Continentes Africano (34 países) Oceanía(5 países) y Asia (10 países), pertenecientes al cuarto mundo.

Según la enciclopedia Wikipedia, las características comunes a este conglomerado de países son: “ancianos desamparados, viudas y madres sin medios económicos, niños abandonados, explotados o prostituidos, marginados sociales, personas sin hogar y mendigos, personas sin protección oficial”.

Pero dirán muchos de ustedes: ¿que no es nuestro problema? Analicemos fríamente: La inmigración haitiana en RD, para otros, el “problema haitiano”.

Concierne a la República Dominicana. Siendo nosotros un país del tercer mundo, y tan sólo una frontera, un río, nos separa del único país de América Latina que pertenece al cuarto mundo.
Aquellos dominicanos(as) que no esconden su intolerable disconformidad que resulta tener a un vecino más pobre que nosotros, les digo que esto es más serio de lo que una cree. Hablamos de una isla en la que conviven “dos mundos”, por supuesto, no me refiero a lo político, religioso, idiomas, genotipo o fenotipo, eso no importa ahora.

Lo que pretendo llamar la atención a mis conciudadanos que se sienten molestos y desgraciados por la inmigración haitiana en la República Dominicana, mejor sea que gastemos esas energías y sentimientos estériles en intentar aportar y lograr aunque sea por esta vez, ofertar una solución que incluya tantas variables como el “problema” en cuestión.

Ojalá tener aunque sea alguna idea acerca de cómo debemos gestionar el caso de la inmigración haitiana en territorio dominicano. Lo único que se me ocurre es que pensemos que son seres humanos, y que no tienen la culpa: un niño, un hombre, una mujer de la situación económica y política de su país; y que en los seres humanos prevalece un instinto natural de supervivencia, así de primitivos aún somos o estamos tras XXI siglo de la “Era Cristiana”.

Con esto no quiero decir que debemos abrir la frontera, no, pero busquemos soluciones conjuntas, y entendamos que esto no se va a solucionar de la noche a la mañana. La brutal violencia, la xenofobia, el apartheid social y cultural no son las vías para llegar a un entendimiento mutuo.

Haití, está detrás de nosotros en la clasificación que hacen de la distribución del Mundo, según el PIB per cápita, el cual categoriza a un país como del primer, segundo, tercer mundo y cuarto mundo.

Mucho me temo que, o le damos salida los dominicanos(as) a la parte que nos corresponde como “país de acogida” (aunque sea sin querer) que somos, o continuaremos quejándonos en vano, es hora de “mano a la obra”, involucrémonos todos y todas a conciencia de que el llamado “problema haitiano” es también, dominicano por razones de mas decirla, gústenos o no, no lo retrasemos mas.
Debería movilizarse toda la sociedad dominicana y aportar lo que a su criterio entienden debe ser una solución, no van a venir de otros países a “quitarnos a los haitianos de encima”. Las universidades, los movimientos comunitarios, los partidos políticos, los dirigentes y líderes políticos, los medios de comunicación, la sociedad civil, el Gobierno de turno.

Una mayoría de los dominicanos del exterior, al ser y vivir como inmigrantes tenemos mucha experiencia personal, quizás por ello, no lo vemos de manera tan diabólica como lo objetivan en el país. Esto es debido a que llevamos décadas conviviendo con ciudadanos de rasgos, creencias, idiomas, estamos acostumbrados a lo diferente y multicultural, pero dentro de una nación organizada.

Espero que cuando los pre-candidatos sean oficiales a puestos electivos como los diputados y senadores, también los regidores y síndicos, porque muchos ciudadanos(as) haitianos serán parte de la comunidad donde salgan elegidos.

Lo mismo hasta tenga que decir en los mítines de campaña alguna que otra palabra en créole y en patois. ¡Cuidado si me mal interpretan, no es para que les voten si no son nacionalizados dominicanos(as)! Tengan en su agenda de trabajo medidas y acciones para ir atendiendo la situación haitiana en el país. Especialmente, a los legisladores que les toca de cerca el tema, porque hacen frontera sus provincias con el vecino Haití.

De nada nos vale ni valdrá cerrar los ojos y criticar y, menos, cuando vivimos fuera del país. Es un plan de gestión de la inmigración haitiana en República Dominicana, así debería titularse la carpeta de trabajo al respecto.

Mientras tanto, retomo una “idea” que escribí en un artículo al respecto hace algunos meses. Se requiere de la burocracia para gestionar, dirigir, resolver, solucionar, la inmigración haitiana a territorio dominicano. Antes de continuar, imagínense a los países con una verdadera afluencia de inmigrantes de todo el mundo, y mal que bien lo gestionan, cometen injusticia, sí, fallos también.

Al señor presidente Fernández: urge la creación de un Ministerio (para que tenga legalidad institucional por el Gobierno y presidente de turno, un gestor responsable con nombre y apellido), específico para la inmigración haitiana. Si en el mismo no se abulta la nómina con” nominillas”, se selecciona un personal idóneo, evitando que los “mercaderes” sean civiles o militares se adueñen o tomen el control.

Personal capacitado que dominen el francés, además, del creole y el patois, para así ahorrar en intérpretes. Profesionales en el sentido extenso de la palabra (además de políticos que sepan manejarse en la diplomacia), y veremos el cambio-como diría un amigo de-actitudes y aptitudes en el campo diplomático y de cara al mundo que nos observa con lupa. Que nos sacan en “cara” de por qué nos quejamos del trato recibido, en una palabra que no tenemos “moral” para hablar, no tengo que ser más explícita…

No seamos hipócritas, es de todos y todas conocidos que de una u otra forma nos hemos aprovechado y enriquecidos otros, del “problema haitiano” para esos que viven rasgándose las vestiduras ante la avalancha. Que a mi modo de ver la situación no es más que la desorganización y la falta de una “política inmigratoria” que se ha ido heredando de un presidente al otro, sucesivamente.

No me digan a mí que este “problema” ignorábamos que no nos iba a estallar en algún momento, y parece ser que lo hemos dejado inflar de tal manera que ahora no sabemos qué hacer, se veía venir…

Madrid-España.

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