Acompañar y Aconsejar
Por: Martín Castro
Con los hijos es "hasta que la muerte nos separe". O sea, es el tipo de vínculo que no podemos romper. Entonces... ¿para qué enojarnos?, ¿para qué la ira?
De nada vale que repitamos "te lo advertí..." cada vez que cometen errores. Ellos no saben, pero nosotros si. Es natural que ellos no sepan. Nosotros ya hemos pasado por eso. Somos nosotros quienes debemos saber, y saber que ellos no saben.
Cuando nos damos cuenta de esto, es como una revelación: todos nuestros enojos se transforman en creatividad. Mejor encontrar una salida, un camino diferente. Quizás no sea uno que nos lleve dónde queríamos ir en un principio... al menos no por ahora. Quizás más tarde, encontremos una oportunidad de volver a pasar por allí.
Mejor acompañar y aconsejar. Así compartimos confianza: por momentos ellos confían en nuestros consejos, y por momentos, nosotros confiamos en su propia búsqueda.
domingo, 22 de noviembre de 2009
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