sábado, 29 de agosto de 2009

En el barrio, flores por doquier

Por: Tiberio Castellanos
Hombre, hoy hemos caminado bárbaramente. Mejor digamos hemos caminado mucho, porque eso de bárbaramente no va a gustarle a Médar y a Rebeca, aunque ellos caminan diariamene como si siguieran haciendo aquí el Camino de
Santiago, que ya hicimos en España hace tres años.
Pero, eso sí, hoy podria decir que hemos caminado entre flores. Flores en los jardines de la parte delantera de las casas. A veces en macetas colocadas en cada uno de los varios peldaños que tienen casi todas estas casas para llegar a su planta baja (muchas tienen sótano y otras están edificadas sobre pilotillos). Y hasta en un balcón de una de ellas vi flores. Diré que hay rosas, dalias, begonias, girasoles, algunas flores que semejan claveles, porque auténticos claveles aqui no he visto. Y, la gran sorpresa fue ver esta mañana una enorme flor de cayena. Completamente igual en color y forma a la flor de la cayena, aunque la planta que la produce es muy diferente a la popular "hibiscus" de Miami. Ah, tambien hay una muy modesta plantita que produce una enorme y blanca flor acampanada. Tambien hay muchas flores amarillas. Modestas pero bellas flores. Les debo los nombres.
Ya dije ayer que vivíamos en Lafayette Ave. y el barrio, o el vecindario, se llama Heritage Hill (ya dije que está declarado patrimonio histórico). La mayoria de las edificaciones de este sector datan de años anteriores a La Guerra Civil de los Estados Unidos. Claro, han sido reparadas y más de una de ellas hermoseadas más de lo eran originalmente, pero siguiendo las líneas concordantes con los diseños originales. Eso es lo que uno supone apreciando aquí tanta armonía arquitectónica. Aunque tienen cierto estilo común, todas las casas son diferentes. Y yo, que no conozco mucha historia de las urbanizaciones, ni de aqui ni de allá, me imagino, muy sencillamente, que como en ese tiempo no existian esos poderosos "developers" que ahora existen, pues cada uno construía a su gusto su propia vivienda. Hay que suponer, pues la mayoría de estas casas son grandes y ricas (algunas con sótano y luego tres pisos, incluida la buhardilla), que sus dueños originales fueron gente próspera. Y hay que suponer que sus dueños actuales también lo son. Aún así yo encuentro admirable el empeño con que cuidan estas ya viejas edificaciones.
Y aquí. al final, no quiero agregar ningún comentario sobre bellas casas y ciudades que todos conocemos, o mejor dicho conocimos, hoy arruinadas por la falta de mantenimiento.
Un abrazo,
Tiberio Castellanos

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