lunes, 24 de agosto de 2009

Drácula en el banco de sangre

Por: Félix Calvo

Drácula en el banco de sangre Este acto judicial es un intento más de hacer realidad el viejo sueño de los delincuentes: que sus persecutores vayan también a la cárcel. Esta vez, tampoco va a ser fácil que eso suceda.

No se trata de otra novela narrando la vida cotidiana en el castillo de Bran, en el siglo XV del reinado de Rumanía, sino del mundo real maravilloso de esta isla del Caribe donde finalmente Drácula logró su vieja aspiración: sentarse en la dirección del banco de sangre.

Por muy sinceras que resulten las explicaciones del presidente Leonel Fernández, al menos las que me han hecho llegar, es imposible creer que el nombramiento de Vincho Castillo, alias El Palerito, defensor de banqueros corruptos, al frente de la lucha contra la corrupción, tenga otra simbología que la de Drácula al frente del banco de sangre de la Cruz Roja.

Un hombre lleno de odio y de resentimiento social, acumulados desde los finales mismos días de la tiranía de Trujillo, ahora se sienta en el banco de sangre a alimentar ese odio para tratar de lograr, al menos, la revancha personal e intentar reivindicar tantas derrotas legales sufridas en los últimos 20 años.

Y es que el expediente sacado esta semana contra quien escribe, contra José E. Lois Malkum y contra Apolinar Veloz, las tres principales autoridades administrativas del Banco Central, desde final de marzo del 2003, donde por primera vez fueron llevados a la justicia hombres y mujeres muy ricos, con decenas de medios de comunicación e influencia social, sin dejarnos sobornar, porque ofertas hubo en grandes cantidades, ya sabemos que fue escrito y salió de la oficina de abogados que preside Vincho Castillo. El minusválido intelectual que ocupa el pomposo Departamento de Prevención de la Corrupción apenas lo firmó, sin entender su contenido.

El texto de la acusación es la segunda versión de otra querella que concomitante con el inicio del proceso de BANINTER abrió La Vinchada contra Lois Malkúm por violación de la Ley Monetaria y que fracasó en breve tiempo.

La Vinchada es famosa por la suntuosidad verbal en los escritos, el uso excesivo de frases latinas, por construcciones farragosas y en extremo largas, por adjetivos bien seleccionados que expresan siempre lo peor o que después de ese significado no hay algo adicional y, finalmente, la repetición de las mismas supuestas violaciones a la Ley Monetaria que contiene la primera versión. Esa versión fue la de BANINTER, ahora se ocupan de la versión BANCREDITO. A La Vinchada resultará difícil sorprender a la Justicia.

Un ejemplo del leguaje de La Vinchada es el uso y abuso de las grandes cifras, al parecer entienden que las grandes sumas envueltas en sus litigios legales sirven para la autosatisfacción cuando le toca alimentarse para seguir camino, como el viejo Drácula. Contra La Vinchada vengo batallando desde las década de 1990 cuando se inventaron “una exacción fiscal de 1,000 millones de pesos” a través del negocio de café. Intentaban entonces apropiarse, por mandato de un cliente suyo, un Moro hoy día un desecho humano, echándole el Estado dominicano a la competencia empresarial. Obvio, El Moro auspiciador intentaba cogerse el negocio ajeno sin competir, por vía judicial “la exacción fiscal” de 1,000 millones de pesos producto de la fantasía de La Vinchada.

Algunos años después, en plena quiebra familiar, llega Hipólito Mejía al poder y La Vinchada recogía para trasladarse a vivir a Miami, aterrorizado con la idea de la vuelta del PRD al poder. Fui testigo en Madrid de la celada del jefe de familia, que valiéndose de un empresario apellido Canaán, le tendió a Mejía en el hotel Villa Magna donde nos hospedamos. Parecía un pobre hombre digno de lástima, pero en realidad era la misma caricatura humana, ahora aturdida por la vuelta del PRD al poder.

Arrastrándose hasta Madrid, arregló Vincho y su familia su mundo con el PRD que, vaya sorpresa, luego le construye una carretera en su finca a instancia del Hernani Salazar, primera víctima de Vincho cuando el PRD pierde el poder. Como debía suceder, Vincho perdió este pleito.

Pero de nuevo en el poder y necesitado de “fuente de vida” hizo lo posible para que el dueño de BANINTER “echara el pleito del siglo” contra el Estado.

Se inventó una demanda de miles de millones de pesos y dólares contra el Scotiabank, demanda que contenía también miles de páginas. Sus pleitos son voluminosos, en todo, incluyendo los gestos teatrales.

Junto a la demanda contra el Scotia abrió otra contra Malkum por violar la Ley Monetaria, mientras por cuanto medios hicieron caso a su demencia, vomitaba contra todo el mundo, eso sí, siempre protegiendo a su pagador, hoy preso bajo condena definitiva por lavado, fraude, desfalco, asociación de malhechores, etc. El Palerito quería hacer aparecer a su pagador como la víctima de una conspiración, pretendiendo borrar un fraude de 55 mil millones de pesos, fraude que importantes expertos de Londres ubican entre los 10 mayores de la historia de las finanzas.

Ahora, sentado en su banco de sangre, renace inventando “otro desfalco” de 10,600 millones de pesos, retorciendo escenarios, manipulando denuncias y alterando documentos, como es la denuncia hecha en marzo del 2007 por el Banco Central, sobre la sustracción de 18 pagarés de una deuda asumida por Arturo Pellerano, hoy preso en Najayo. De la desaparición de esos 18 soportes de deuda, La Vinchada fabrica una novela: que desfalcamos 10,600 millones de pesos. El análisis de esta acusación no resiste la lógica.

Veamos: Arturo Pellerano garantizó al Banco Central 10,660 millones de pesos para que las tres primeras autoridades nos robásemos el dinero, mientras Pellerano, simple garante, acepta ir preso, luego roba los pagarés y nunca acusa a las autoridades que lo persiguen. ¿Será posible?
Segundo: la Ley Monetaria y Financiera autoriza la asistencia de liquidez como la dada entre el 2003 y el 2004. Los tribunales que conocieron el caso BANINTER, incluyendo a la Suprema Corte de Justicia, ratificaron mediante sentencia definitiva que la asistencia de liquidez es legal. El funcionario que preside de la lucha contra la corrupción ignora la sentencia, todavía no está enterado de la misma, y firma la acusación reiterada que elaboró La Vinchada, como si un funcionario de ese nivel judicial no tuviera que conocer una sentencia de la magnitud dada en el caso BANINTER.

Tercero: se habla de desfalco, pero ¿dónde radica? ¿Alguien ha desfalcado alguna vez un pagaré de deuda?

Cuarto: ¿alguien ha demostrado que el dinero de la asistencia de liquidez a BANCREDITO, manejado por el Banco León, no llegó a su destino? ¿Dónde están las pruebas?

Quinto: la denuncia del Banco Central sobre la “desaparición” de los pagarés firmados por Arturo Pellerano es clarísima sobre quién los entregó (Rubio) al interesado en esos documentos (Pellerano). La investigación del Banco Central desea que esos documentos de deuda volvieran a su poder y que se actuara contra Pellerano y su cómplice. La Vinchada retuerce el documento del Banco Central e involucra a las tres principales autoridades que ni siquiera fueron citadas por dicha institución.

Este acto judicial es un intento más de hacer realidad el viejo sueño de los delincuentes: que sus persecutores vayan también a la cárcel. Esta vez, tampoco va a ser fácil que eso suceda.

Félix Calvo

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