jueves, 9 de julio de 2009

La sombra de Almoina, secretario personal de Trujillo

Por DANIEL SALGADO

Sobre José Almoina Mateos (Lugo, 1903 - México DF, 1960) se cierne la sombra de la sospecha.

Del exiliado lucense, personaje secundario en novelas de Manuel Vázquez Montalbán -Galíndez- o Mario Vargas Llosa -La fiesta del chivo-, se ha escrito poco y sólo para recordar sus dos años de secretario personal de Rafael Léonidas Trujillo, dictador de la República Dominicana.

"Quiero demostrar que no es verdad la acusación de colaboracionista que pesa sobre Almoina", argumenta el historiador Xurxo Martínez Crespo. Su libro Exilio. Dominicana. México (Edicións A Nosa Terra, 2009) supone el primer intento de tejer otro relato alrededor de un funcionario de Correos que acabó asesinado por pistoleros cubanos a sueldo de Trujillo.

Almoina salió de Galicia en 1933. Lo hizo para instalarse en Benavente, donde había nacido Pilar Fidalgo, su esposa y autora del primer testimonio emitido desde una cárcel franquista: Una joven madre en las prisiones franquistas (1937). Militante del PSOE, el levantamiento fascista de 1936 lo había enviado, junto a su familia y a bordo del buque Flandre, al exilio latinoamericano.

Es entonces cuando comienza la leyenda negra de Almoina. "La trayectoria de Almoina, a partir de aquí, no se comprende sin tener en cuenta su condicións de masón", explica Martínez Crespo. Aquel gallego, erudito y según su propia versión licenciado en Filosofía y Letras -"aunque su expediente no aparece en los archivos de la Universidade de Santiago"-, entró como profesor en la Universidad de Santo Domingo.

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