sábado, 4 de septiembre de 2010

Cómo evitar el fracaso en la cama

Que las cosas salgan bien en la cama, con independencia de otras consideraciones fuera de ella, depende de algunos ingredientes.

Para evitar el fracaso, debemos preguntarnos:

¿En qué situaciones de intimidad sexual nos sentimos incómodos?

Una pizca de inseguridad. La conocí el sábado, es muy linda, pero qué se va a estar fijando en mí... me muero de ganas de estar con ella, pero... ¿y si se aburre? ¿y si no se me para?

Un poco de mal olor. Cuando se acercó a besarme me di cuenta de que tenía mal aliento. No sabía cómo hacerle saber lo incómoda que me sentía. Sólo quería que se fuera.

Cansancio en cantidad suficiente. Esa mañana me había levantado a las 4:30 de la madrugada, no había parado en todo el día, el cuerpo no me daba y ella quería hacer el amor a toda costa. Me quedé dormido. Ella se ofendió mucho.

El lugar equivocado, o un molde sin engrasar. Estábamos en el cuarto del hotel. Las paredes descascaradas y las ventanas daban a la calle, una cucaracha atravesó la alfombra raída; lo único que tapaba los gritos de afuera era una radio AM mal sintonizada.

Unos cuantos testigos a disgusto. El último verano volvíamos del club, nos detuvimos en una calle oscura. Comenzamos a tocarnos, y cuando estábamos sin ropa nos dimos cuenta que dos policías miraban por la ventanilla. ¡Qué incomodidad! Nos fuimos a toda velocidad, casi sin tiempo de vestirnos.

Enojo a discreción. Habíamos tenido una discusión muy fuerte, todavía temblaba de la rabia. Él quiso besarme. Mi impulso era pegarle, él no entendía que yo necesitaba tiempo y arreglar las cosas antes de hacer el amor, así no quería ni que se me acercara, no había forma de excitarme y mucho menos de alcanzar un orgasmo.

Alcohol o drogas a su gusto. Después de haber bebido toda la noche fuimos a un telo; no sé por qué no logré tener una erección, casi no podía mantenerme en pie.

Algunas de estas situaciones reflejan algo externo; otras, las dificultades están en nuestro interior.

Situaciones externas

Olores desagradables, corporales, o del ambiente. Esto puede llegar a deserotizar cualquier situación aunque haya estado previamente muy caliente. El sexo es, sobre todo, una fiesta de los sentidos.

Presencia de otras personas o seres (animales, por ejemplo). Estar preocupados por si nos escuchan o nos ven, puede enfriar cualquier situación sexual.

Presiones con respecto a los tiempos o las conductas sexuales. Es muy incómodo cuando un hombre pregunta cada cinco minutos, “¿estás a punto, ya vas a acabar?” O dicen; “ya estoy a punto, mira que me voy...”

Los orgasmos femeninos, en estas ocasiones, brillan por su ausencia: a mayor presión, menor fluidez. A veces los hombres están tan preocupados por el orgasmo de sus compañeras, que presionan sin darse cuenta.

Lo mismo ocurre con la exigencia respecto de la erección o incluso la eyaculación. Muchas veces, esto responde a una presión interna por sentir “lo estoy haciendo bien”. La clave pasa por respetar el tiempo del otro, sin presionar, sino acompañando.

Situaciones internas

La dificultad de estar presente en el momento. Al pensar en cualquier otra cosa (y expresarlo verbalmente es peor todavía) el encuentro se convierte en desencuentro, y aunque la desconexión, aunque no sea verbalizada, si la otra persona es muy sensible, se percibe. Y puede desencadenar un “fracaso”.

La inseguridad genera distancia y deserotiza. A todas nos gusta estar con una persona que se siente segura de sí misma y nos hace sentir seguras. Al disfrutar lo que tenemos y hacernos amigos de nuestras posibilidades habrá mayor probabilidad de éxito.

Cansancio. El cuerpo muy difícilmente responda si está cansado. Con un alto nivel de agotamiento, no solamente no tendremos ganas de hacer el amor; además es poco probable que se produzca la erección.

Falta de disposición emocional. Una de las situaciones que más desencuentro produce es la negación de sentimientos conflictivos que puedan estar produciendo distancia. En las mujeres, el enojo impide la apertura a la sexualidad.

Primero es necesario resolver la situación para poder llegar al sexo. Es interesante recordar que al sexo de las mujeres se accede a través de su corazón. Y a veces, al corazón de los hombres, a través de su sexo.

En ocasiones, algunos hombre ven el sexo como la forma de reconciliarse, pero para una mujer es importante la reconciliación a través de la palabra para después llegar al sexo.

En el caso de los hombres, si tienen una preocupación suelen necesitar primero tiempo (a veces en soledad) para resolverla y luego recién pueden acceder al encuentro erótico.

Es fundamental preguntarse antes del encuentro sexual ¿Esta persona me gusta? ¿Me resulta agradable su olor, su actitud, la forma en que se me aproxima? ¿Cómo estoy hoy? ¿Qué necesito para sentirme en armonía?

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