lunes, 8 de marzo de 2010

Día Internacional de la Mujer

Cien años después la mujer busca ganar más espacio social

Ser mujer a finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX debió haber sido una experiencia humillante, dice Ana María Portugal. Imagínense, estábamos en la transición de un ente cuya única función importante era parir a una obrera de cuarta categoría, con “poca inteligencia” y débil para realizar cualquier trabajo pesado.

Pero algo importante se estaba gestando en una fábrica textil de Estados Unidos. Habíamos ingresado al mercado laboral, comenzamos a formar parte en las relaciones de producción. Y eso siempre supone un cambio de mentalidad. El convertirse en un ente activo económicamente provoca un despertar en la conciencia individual. Si éramos capaces de producir dinero, al igual que los hombres, entonces deberíamos contar con los mismos derechos habrán pensado algunas de esas obreras. Y así comenzó.

Primero iniciaron la protesta con el objetivo de reivindicar sus derechos laborales y lograr un ambiente de trabajo digno y seguro. Lamentablemente sus exigencias no fueron escuchadas en su totalidad, situación que provocó, un año después, la muerte de 146 trabajadoras y numerosas mujeres heridas en un incendio que se produjo en la fábrica.

Esas obreras no pudieron salir porque las demandas que obligaban a la empresa a instalar salidas de emergencia, la prohibición de mantener las puertas cerradas durante la jornada laboral, además de poner en funcionamiento escaleras de seguridad, nunca se pudieron discutir durante las negociaciones.

Siempre tiene que haber una tragedia (o muchas) para que una situación cambie, y esta no fue la excepción. Este incendio funcionó como catalizador para que miles de mujeres alrededor del mundo abrieran los ojos y se decidieran a cambiar su historia.

Según Ana María Portugal, en su artículo digital sobre el Día Internacional de la Mujer, la historia del 8 de marzo está entrelazada por hechos que señalan un escenario más complejo y rico en acontecimientos marcados por la Primera Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la lucha por el sufragio y el creciente auge del sindicalismo femenino durante las primeras décadas del siglo XX en Europa, Estados Unidos y Latinoamérica.

Los orígenes del Día Internacional de la Mujer están ligados a los partidos socialistas de Estados Unidos y Europa, en particular al protagonismo de las mujeres del Partido Socialista Norteamericano que, desde 1908, instauraron unas jornadas de reflexión y acción denominadas Woman’s Day. La primera tuvo lugar el 3 de mayo de 1908 y su objetivo central fue hacer campaña por el sufragio y contra la esclavitud sexual.

De esta manera, el Día Internacional de la Mujer surge para hacer propaganda a favor del voto femenino, buscar la equidad, defender sus derechos laborales y manifestarse contra la guerra. La historia de este día tan importante supone un cambio radical en la idea de la mujer como un ser apartado de la vida pública, para convertirse en un ser social con igualdad de derechos.

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