domingo, 31 de mayo de 2009

Es Mayo todavía

Por: Tiberio Castellanos

No porque es mayo, hoy me recuerdo de mi madre. Aunque, podría decir, que también por eso. Es que mayo es el mes de las madres, de las flores, de los cantos con flores a María.

Mi madre, una muchacha de un pueblito de dos calles, campo con ínfulas urbanas, no tuvo mucha escuela. Pero sí aprendió desde niña a distinguir lo mejor de las voces, oídas o leídas. Así logró cierta modesta suficiencia en el pensar y en el decir. Lo necesario y justo para una madre y ama de casa cristiana de su tiempo (madre y esposa a tiempo completo).

Yo recuerdo que mi madre decía con frecuencia: "lo mejor es enemigo de lo bueno". Y no recuerdo si también agregaba, como yo lo agrego hoy, generalmente, o en muchas ocasiones. Es que esa era su prédica contra los inconformes, no contra los científicos. (Los dominicanos llaman "invento' a un cambio que no mejora lo anterior. Por eso, cuando unos están, más o menos, contentos con cierta situación, cierto aparato, o cierto equipo, y alguien quiere cambiarlo, si ellos no están seguros de que ese alguien tiene la justa solución o los necesarios conocimientos o recursos para que el cambio sea favorable, le dicen: "no inventes". )

Mi madre decía, y creo que esto lo decía principalmente para mí, que era el primer varón de la familia: "donde hay un hombre no hay fantasmas". Esta convicción me fue muy útil en aquel tiempo de largos caminos nocturnos y de cuentos de aparecidos; y de "muertos" que sugerían donde habian dejado "una botija"; y de lugares malditos "porque allí se habian matado dos compadres"; y de "brujas" que desorientaban al caminante, y tenía uno que ponerse las ropas al revés para salir a camino.

Y esta convicción siguió y sigue siendo muy útil para mí. Que en muchas ocasiones, sin serlo, he pasado por valiente, cuando lo que he sido, en realidad, es un hombre disciplinado. Disciplinado, y con la convicción de que es verdad lo que aprendi de mi madre desde mi tierna infancia, que: "donde hay un hombre, no hay fantasmas".

Un abrazo,

Tiberio Castellanos

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