Santo Domingo.-Katty Sánchez Paulino
estaba desesperada por perder peso, pero en cambio, aumentó
exageradamente y estuvo a punto de perder la vida al tomarse unas
pastillas que son comercializadas en el país sin tener autorización del
Ministerio de Salud.
Visiblemente triste, la joven de 25 años relató a EL DÍA la difícil situación que vive actualmente y clamó por ayuda a la Primera Dama, a Salud Pública, a cualquier persona o institución que se compadezca de su condición de salud.
Narró que hace alrededor de tres años compró las pastillas chinas Reduceweight o “Pastillas de uvas verdes”, como son comúnmente conocidas, con las cuales supuestamente iba a bajar de peso de forma rápida y efectiva.
“Aunque sentía taquicardia y resequedad en la boca, me seguía tomando las pastillas porque a mi amiga le funcionaron, pero comencé a sentir como si tuviera agua en el estómago, y la barriga estaba cada vez más grande, por lo que tuve que ir al hospital”, señaló Katty afligida.
Después de diversos exámenes los médicos determinaron que tenía intoxicación por hierbas. Ahí comenzó el calvario de esta joven, desde entonces tiene que ir al médico cada semana para que le saquen líquido del estómago.
Debido a que ni siquiera puede moverse, Katty tuvo que renunciar al derecho de ver crecer a su hijo de ocho años.
“Quisiera que mi pequeño estuviera conmigo, pero no puedo atenderlo y mi mamá trabaja en la noche en una “picalonga” y de día hace ‘manicure, pedicure’ y da masajes para costearme el tratamiento”, dijo.
Pero no siempre hay dinero para cubrir los costos del tratamiento. En efecto, la entrevista con Katty tuvo que ser suspendida repentinamente, debido a que la joven se sintió mal, pues esta semana no le habían sacado líquido de su cuerpo, por falta de recursos.
Salud Pública advierte
Aunque las pastillas Reduceweight (o ‘pastillas de uvas verdes’) se venden como “pan caliente” en diversos establecimientos, el ministro de Salud Pública, Bautista Rojas Gómez, indicó que este medicamento chino no tiene permiso sanitario para ser comercializado en el país.
Sin embargo, en la caja de este producto aparece una licencia sanitaria con el código QIONGWEISHIZI(2005) número 0125.
Rojas Gómez dijo que la población antes de comprar un fármaco debe percatarse de que el mismo lleve visible el número de registro y permiso autorizado por la autoridad sanitaria, para evitar lo que le pasó a Katty, quien está sufriendo los estragos de este medicamento que lentamente acaba con su vida y sus sueños.
Hay que tener cuidado con los fármacos
El nutricionista Félix Escaño Polanco indicó que hay que tener precaución con los medicamentos que se venden sin prescripción médica, ya que muchos de éstos se patentizan como naturales y en realidad tienen sustancias controladas.
Dijo que los comerciantes inescrupulosos se aprovechan de las inquietudes de las personas por bajar de peso con rapidez y sin control y les venden fármacos que más tarde pueden ser dañinos para la salud.
“Lo mejor es buscar la asistencia de un especialista”, indicó el nutricionista.
Visiblemente triste, la joven de 25 años relató a EL DÍA la difícil situación que vive actualmente y clamó por ayuda a la Primera Dama, a Salud Pública, a cualquier persona o institución que se compadezca de su condición de salud.
Narró que hace alrededor de tres años compró las pastillas chinas Reduceweight o “Pastillas de uvas verdes”, como son comúnmente conocidas, con las cuales supuestamente iba a bajar de peso de forma rápida y efectiva.
“Aunque sentía taquicardia y resequedad en la boca, me seguía tomando las pastillas porque a mi amiga le funcionaron, pero comencé a sentir como si tuviera agua en el estómago, y la barriga estaba cada vez más grande, por lo que tuve que ir al hospital”, señaló Katty afligida.
Después de diversos exámenes los médicos determinaron que tenía intoxicación por hierbas. Ahí comenzó el calvario de esta joven, desde entonces tiene que ir al médico cada semana para que le saquen líquido del estómago.
Debido a que ni siquiera puede moverse, Katty tuvo que renunciar al derecho de ver crecer a su hijo de ocho años.
“Quisiera que mi pequeño estuviera conmigo, pero no puedo atenderlo y mi mamá trabaja en la noche en una “picalonga” y de día hace ‘manicure, pedicure’ y da masajes para costearme el tratamiento”, dijo.
Pero no siempre hay dinero para cubrir los costos del tratamiento. En efecto, la entrevista con Katty tuvo que ser suspendida repentinamente, debido a que la joven se sintió mal, pues esta semana no le habían sacado líquido de su cuerpo, por falta de recursos.
Salud Pública advierte
Aunque las pastillas Reduceweight (o ‘pastillas de uvas verdes’) se venden como “pan caliente” en diversos establecimientos, el ministro de Salud Pública, Bautista Rojas Gómez, indicó que este medicamento chino no tiene permiso sanitario para ser comercializado en el país.
Sin embargo, en la caja de este producto aparece una licencia sanitaria con el código QIONGWEISHIZI(2005) número 0125.
Rojas Gómez dijo que la población antes de comprar un fármaco debe percatarse de que el mismo lleve visible el número de registro y permiso autorizado por la autoridad sanitaria, para evitar lo que le pasó a Katty, quien está sufriendo los estragos de este medicamento que lentamente acaba con su vida y sus sueños.
Hay que tener cuidado con los fármacos
El nutricionista Félix Escaño Polanco indicó que hay que tener precaución con los medicamentos que se venden sin prescripción médica, ya que muchos de éstos se patentizan como naturales y en realidad tienen sustancias controladas.
Dijo que los comerciantes inescrupulosos se aprovechan de las inquietudes de las personas por bajar de peso con rapidez y sin control y les venden fármacos que más tarde pueden ser dañinos para la salud.
“Lo mejor es buscar la asistencia de un especialista”, indicó el nutricionista.
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