Se han preguntado alguna vez, ¿por qué a estas alturas de la vida, en pleno siglo 21, los hombres siguen pagando por obtener placer sexual? Y ¿por qué la profesión más antigua del mundo todavía sigue tan vigente?
Hay muchos motivos, es decir, los hombres siguen teniendo muchos motivos para buscar prostitutas y las mujeres también siguen teniendo unos cuantos para seguir prostituyéndose.
Ya sabemos todo ese bla bla, de que con una prostituta el hombre no tiene compromisos, de que no tiene que gastarle dinero, de que puede hacer con ella lo que no hace con su esposa, que la prostituta nunca está cansada y nunca le duele la cabeza, que la prostituta no tiene hijos que lloran e interrumpen la sesión, etc. También están los hombres de negocios que acuden a ellas ocasionalmente sobre todo cuando viajan fuera de su país y quieren algo de diversión o entretenimiento y novedad.
Recordemos que para la gran mayoría de los hombres el sexo no es más que placer, en cambio, para la gran mayoría de las mujeres, el sexo siempre implica algún tipo de compromiso. En fin, hay de todo, podríamos estar aquí escribiendo por horas a cerca del tema.
¿Qué sigue llevando a las mujeres a prostituirse? Primero que nada, el amor al dinero, a los lujos y a la vida fácil. La falta de educación y de valores, ha llevado a muchas mujeres a prostituirse como medio para conseguir todas las cosas materiales que quiere, pues trabajando honestamente tardarían mucho en conseguir el dinero necesario para pagar sus gustos y caprichos.
Hay historias de prostitutas realmente tristes, mujeres que han sido violadas desde niñas, mujeres que han sido raptadas y obligadas a prostituirse, este mundo es de verdad, espeluznante, pero también hay mujeres que incluso, viniendo de una familia de clase media, con firmes valores religiosos, escogen esta vida para conseguir fácilmente lo que sus padres no pueden pagarles.
Es increíble ver como las universidades tanto públicas como privadas están atestadas chicas bellísimas que pagan sus estudios a fuerza de vender su cuerpo al mejor postor y son tan descaradas que al inicio del semestre, les enseñan a los profesores un catálogo digital de chicas para que estos escojan cuál les gusta más para divertirse a cambio de pasarles las materias, porque ellas “no tienen tiempo para los estudios”. Yo lo viví, lo vi con mis propios ojos y el profesor que nos lo contó, por supuesto, dijo que él no había aceptado tal propuesta, pero vaya usted a saber si es uno de tantos que aprovechan este tipo de “ofertas” a cambio de colocar una nota positiva en la lista de graduandos. Pero hay otro aspecto, que seguramente ha despertado la curiosidad y la suspicacia de muchos hombres que son asiduos a las compañeras sexuales pagadas. ¿Qué tan satisfechas sexualmente viven las prostitutas?
Analicemos lo siguiente: Si una mujer “normal” “de su casa”, digamos la mujer promedio, una madre que trabaje medio tiempo fuera de casa y llegue a atender las tareas de los niños, la cocina y las labores domésticas, (porque vamos a estar claros, así podamos pagar ayuda doméstica, el trabajo de la casa, nunca termina, siempre hay que llegar a hacer algo), veces, o muchas veces, no está dispuesta para el sexo, porque sencillamente no todas podemos estar dispuestas siempre para el sexo, porque a veces nos duele la cabeza, o tenemos el periodo, o acabamos de discutir con nuestra pareja, o se nos acaba de morir un familiar, etc, qué nos hace pensar que las prostitutas si están dispuestas siempre al sexo?
Claro, aquí entran en cuenta muchísimos factores, por ejemplo, la mayoría de las prostitutas no tiene que encargarse de la casa, ni trabajan en otra cosa, su trabajo es el sexo, tener sexo a cualquier hora y para esta tarea se preparan constantemente. Ellas siempre están dispuestas, bien arregladas y perfumadas, nunca les duele la cabeza, nunca tienen que lidiar con los hijos, etc y es esto precisamente lo que hace que los hombres las busquen incesantemente.
Creo que los hombres que dicen que nunca han pagado una mujer de la calle, es porque siempre han tenido a la mano alguna novia o “amiga” dispuesta al sexo Creo que los hombres que dicen que nunca han pagado una mujer de la calle, es porque siempre han tenido a la mano alguna novia o “amiga” dispuesta al sexo, pero esta es otra cara de la misma moneda, una moneda que no tiene sólo dos caras, sino múltiples caras. Muchos hombres no buscan prostitutas por temor a las enfermedades y porque el sexo con ellas es muy impersonal, es decir, no se puede tener ningún tipo de conexión con una mujer de la que no sabes nada, solo que vende su cuerpo por las noches.
En estos días un amigo me dijo algo que me pareció muy sincero y hasta bonito y el no es el único a quien le he escuchado un comentario parecido, me dijo lo siguiente: “No puedo hacer el amor con una puta porque es una perfecta desconocida, yo necesito tener algún tipo de intimidad previa con la mujer, saber quién es, qué hace, dónde vive, qué piensa y siente, hacer el amor con una puta es una de las cosas más horribles y vacías que hay” y así es, es el sentir de muchos hombres, pero por lo visto no de la gran mayoría, porque la prostitución no pierde vigencia, incluso hay mujeres que son catalogadas como prostitutas “Top” mujeres que se han reinventado de pies a cabeza a punta de bisturí y cuyo físico despierta la admiración y envidia de todos por donde pasa y cuyo costo por noche es totalmente inalcanzable para muchos y muchos hombres, se desviven, se desvelan y ahorran durante meses, para poder pagar una sola noche con ellas y hasta se toman fotos y las colocan en las redes sociales y se sienten orgullosos pensando que harán temblar de la envidia a los amigos, al dejar claro que pasaron una noche con la más buscada y la mejor pagada, la que tiene cuerpo de diosa y cara de diabla.
Pero hay otro aspecto más que me gustaría analizar y sé que también pondrá a pensar a muchos: ¿Qué tan satisfechas viven las prostitutas? Nunca lloran, nunca se cansan, nunca odian? La respuesta es sí. Ellas lloran, ellas se cansan y ellas odian en secreto a los hombres, hasta la más profesional, hasta la más emblemática, hasta la que es ninfómana, está llena de sentimientos encontrados con respecto a su “profesión”. ¿Y de nuevo surge la interrogante, por qué los hombres las siguen buscando?
Las siguen buscando porque ellas les hacen creer a los hombres que están gozando un mundo, ellas gimen y gritan así por dentro se estén muriendo y el hombre que tenga en su casa a una mujer que no se expresa libremente en la cama, a una mujer que se avergüenza de su cuerpo a causa de los kilos demás, una mujer que no ha explorado ni descubierto del todo su propia sexualidad, a una mujer sumisa que no gime que no dice nada, que no lo adula, que no le dice que él es el mejor, pues, ese hombre va a volver una y otra vez a tocar la puerta de la mujerzuela para escuchar como grita y se retuerce en el momento preciso, así el tenga muy claro que el orgasmo es fingido.
Se sabe que las mujeres somos multiorgásmicas (no todas, claro está) La meretriz lo complace en todo porque ese es su trabajo y a él no le importa que ella sea la más mentirosa entre las mentirosas.
Él sólo quiere sentirse complacido, atendido y mimado. Sí, así como lo están leyendo, ellos saben que los orgasmos son fingidos, porque vamos, una mujer no puede estar toda la noche haciendo el amor, con varios hombres y tener orgasmos con todos, de hecho, muchas de ellas, no los tienen nunca o muy pocas veces, y ellos saben que las palabritas sucias o cariñosas no le salen del alma, pero vuelven una y otra vez, porque esa hipócrita les soba el ego, esa mentirosa los hace sentir poderosos. La esposa lo critica, le dice que está gordo, lo manda a bañar si huele mal, le dice que no fume o no beba mientras están en la cama, le dice que le baje volumen a la música, etc, en cambio la mujerzuela lo complace en todo porque ese es su trabajo y a él no le importa que ella sea la más mentirosa entre las mentirosas, el sólo quiere sentirse complacido, atendido y mimado.
Es bien sabido que hay hombres que no van sólo por sexo, van a buscar a una mujer que los escuche o que simplemente les preste su hombro para poder recostarse allí por un buen rato, sin pensar en nada, sin escuchar la eterna cantaleta de que hay que pagar la luz, de que hay que pintar la casa, de que el niño está enfermo y hay que llevarlo al médico. Entonces, qué es lo que hay que hacer se preguntarán muchas mujeres. Yo les diría que pusieran en practica aquel viejo consejo de “Se una dama en la calle y una puta en la cama” a estas alturas de la vida, con tanta información a la mano y tantos recursos disponibles, las esposas que vean como sus maridos salen a la calle a buscar más, es porque sencillamente a ellas tampoco les importa mantener el interés en la relación, están allí, por costumbre, por pereza, por los niños, etc.
Las mujeres debemos aprender a usar las herramientas disponibles de una vez por todas y a echar a un lado los prejuicios. No hay excusas válidas, si amas a tu hombre no lo descuides: mímalo, cuídalo, consiéntelo, dale masajes, disfrázate, alócate, todo está permitido, los posibles límites que puedan surgir serán los que tú misma te quieras poner. Y si un día no estás dispuesta, házselo saber con ternura y no con una mala cara, distrae su atención con otra cosa que también le resulte atractiva como una buena comida o esa película que desde hace tiempo él quería ver. Se la mejor entre las prostitutas para que lo mantengas contento y no quiera salir a buscar nada en la calle. No hay nada de malo en el sexo, ya está bueno de tantas ataduras mentales, de tantos conceptos absurdos y pacatos que nos ha metido en la cabeza.
Una mujer que disfruta del sexo no es una puta reprimida, es una mujer que disfruta consiente, madura y eficientemente de su sexualidad y ha dejado atrás todas las estupideces que a través de la crianza y la religión le han metido en la cabeza. Tú eres dueña de tu cuerpo y de tus emociones, así que disfruta a plenitud los recursos que la naturaleza y el hombre han puesto a tu disposición.
fuente: http://www.equilibrioinformativo.com
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