La también liberiana Leymah Gbowee, quien movilizó a las mujeres de su país contra la guerra civil - que incluyó organizar una "huelga de sexo" - y la activista Tawakkul Karman, que ha trabajado en Yemen, comparten el precio valorado en 1,5 millones de dólares con Johnson-Sirleaf, que el jueves se presenta para un segundo mandato como presidenta.
"No podemos lograr democracia y paz duradera en el mundo a menos que las mujeres obtengan las mismas oportunidades que los hombres e influyan en el desarrollo a todos los niveles de la sociedad", dijo a periodistas el presidente del comité, Thorbjoern Jagland.
"El Premio Nobel de la Paz de 2011 será dividido en tres partes iguales entre Ellen Johnson-Sirleaf, Leymah Gbowee y Tawakkul Karman por su lucha no violenta por la seguridad de las mujeres y los derechos de las mujeres a participar totalmente en las labores para construir la paz".
Johnson-Sirleaf, de 72 años, es la primera africana que es elegida presidenta libremente. Gbowee movilizó y organizó a las mujeres superando divisiones étnicas y religiosas para poner fin a la guerra en Liberia y asegurar la participación femenina en las elecciones.
El comité añadió: "En las circunstancias más difíciles, antes y durante la "primavera árabe", Tawakkul Karman ha desempeñado un papel destacado en la lucha por los derechos de las mujeres, la democracia y la paz en Yemen".
El Comité Noruego del Nobel espera que el premio a Ellen Johnson-Sirleaf, Leymah Gbowee y Tawakkul Karman ayude a poner fin a la represión de las mujeres que sigue sucediendo en muchos países, y para que se den cuenta del gran potencial para la democracia y la paz que pueden representar las mujeres.
Tawakkul Karman dijo el viernes que el premio era una victoria para los activistas prodemocráticos yemeníes y que no los abandonaría hasta que hubieran obtenido todos los derechos en un "Yemen moderno y democrático".
"Es una victoria sobre todo y en primer lugar para la juventud. Estamos aquí para ganar en su totalidad nuestra libertad y dignidad. Nuestra revolución juvenil quiere nuestros derechos completos", dijo a la cadena de televisión Al Yazira, desde la "plaza del cambio", el centro del movimiento de protesta.
"No permitiremos que nuestra revolución se quede incompleta. Queremos un Yemen moderno y democrático. Eso es lo que la juventud, los mártires y los heridos han prometido obtener. Continuaremos nuestro movimiento pacífico".
Hablando por teléfono desde Monrovia, el hijo de Johnson-Sirleaf, James, dijo a Reuters: "Estoy muy emocionado. Es una gran noticia y tenemos que celebrar".
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