EldiaIndependencia.-Fuera de la condonación de una parte de la deuda de los ganaderos, las comunidades afectadas por el desbordamiento del lago Enriquillo sólo han recibido promesas.
En opinión de varios de los afectados, si el Gobierno hubiera cumplido al menos la mitad de las promesas que les ha hecho a ganaderos y agricultores de la vuelta al lago Enriquillo, cuyas tierras han sido inundadas por las saladas aguas, la situación sería completamente distinta y el ánimo de derrota que se respira en la zona se tornaría en alegría y esperanza.
Las promesas
El 11 de marzo de 2009 el Gobierno anunció que atendería las necesidades de las familias afectadas por el desbordamiento del lago Enriquillo y la laguna de Cabral, las que serían reubicadas en áreas del Instituto Agrario Dominicano (IAD).
“Delante de nosotros el presidente ordenó a Agricultura y al IAD que nos rehabilitara estas tierras. Vinieron y comenzaron a desmontar casi toda la tierra, llevaron la luz eléctrica y luego la abandonaron hace un año”, dijo el ganadero Servio Tulio Fernández.
Se trata de unos terrenos en Espartillar, en los cuales serían reubicados los ganaderos de Duvergé; para los lecheros de Vengan a Ver y Las Baitoas, cuyas tierras también han sido cubiertas por el lago, otras seis mil tareas en Trocha de Suquete y seis mil más Vuelta Grande.
Pero de esto -según los campesinos- sólo se ha avanzado un poco en el proyecto Espartillar, donde ha sido desmontado gran parte del terreno, pero debido a la falta de recursos todavía falta la mayor parte del trabajo, se han construido tres pozos, pero faltan más de cinco, faltan las electrobombas
“El ingeniero Juan Rodríguez quiere hacer algo, pero sin dinero no se puede”, dijo un campesino.
Dalvis García Vólquez, de la Asociación de Ganaderos de Duvergé, denunció que a los terrenos para los proyectos de Trocha de Suquete y Vuelta Grande, donde se espera sean reubicados los afectados de Las Baitoas y Vengan a Ver, no les han puesto ni un dedo.
Pérdidas millonarias
Destacó que los ganaderos de Duvergé y comunidades aledañas han perdido más de RD$200 millones y que si bien el Gobierno les condonó RD$30 millones a través del Conaleche, se olvidó que esta gente también tenía deuda con la banca privada y el Banco Agrícola, de modo que siguen ahogados en deudas.
Con la cara larga
Los campesinos de Villa Jaragua, Las Clavellinas, Los Ríos, Postrer Río y Boca de Cachón se han quedado “con la cara larga” esperando que alguien pase de las palabras a los hechos y los reubique.
Ya sea en una caravana de lujosas yipetas o bien en modernos helicópteros, por estas comunidades han pasado –como en una procesión demagógica- desde el Presidente de la República, comisiones de funcionarios de alto nivel hasta el presidente del Senado.
Y como si se tratara del muro de las lamentaciones, todos deploran lo ocurrido, después abordan los vehículos y se retiran.
“Es como le digo, vienen, ven la realidad y se van”, dijo Idel Manuel Florián, del municipio de Villa Jaragua.
Un campesino de Boca de Cachón, cuyos predios han sido borrados del mapa por la sal y el agua, dijo que su última esperanza es que Dios oiga el clamor del obispo de Barahona y que el Gobierno los reubique.
Los daños colaterales de la inundación
Más que las millonarias pérdidas, lo más impactante son las consecuencias de tipo social que está provocando el desbordamiento del lago Enriquillo.
Además de un incremento en la delincuencia, otras de las secuelas de los daños provocados por el lago son la emigración, la deserción escolar, incluso algunos universitarios se han quedado a mitad de carrera porque sus padres no tienen con qué mandarlos a la ciudad.
Ha bajado la calidad de vida de muchas familias, desde aquellos más o menos acomodados hasta aquel que solo contaba con cuatro o cinco vacas y unas cuantas tareas de tierra para cultivar.
Dejar los estudios para engancharse al Ejército o a la Policía había mermado mucho en esta zona, pero ahora ha recobrado fuerza.
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