lunes, 22 de agosto de 2011

Cae Trípoli y se desmorona la dictadura de Kadafi en Libia; dos hijo suyos estan detenidos

Los rebeldes tomaron el corazón de la capital. La OTAN bombardeó el bunker del líder libio y su guardia desertó. Capturaron a dos hijos del dictador y Obama dijo que el régimen está en “un punto de quiebre”.

FEFSTEJOS. REBELDES LIBIOS CELEBRAN EL AVANCE DE SUS FUERZAS, QUE ANOCHE TOMARON LA CAPITAL. HUBO FESTEJOS EN LA PLAZA VERDE, SIMBOLO DEL REGIMEN QUE SE INSTALO HACE 42 AÑOS.

Miles de rebeldes libios entraron ayer a los barrios de la periferia de Trípoli. A su paso, civiles salían a festejar y rodeaban a los milicianos que llegaban en caravana con sus camiones desde el oeste. Pocas horas después, la Plaza Verde, símbolo del régimen, ubicada en el corazón de la ciudad, había sido tomada por las tropas opositoras a Muammar Kadafi, tras un breve tiroteo. Anoche se especulaba con la inminente detención del líder libio, luego de que su guardia de seguridad y dos de sus hijos se entregaran, ante el avance de la denominada “ofensiva final” lanzada por los insurgentes y la OTAN.

Anoche, en un comunicado, el presidente estadounidense Barack Obama afirmó que el régimen de “puño de hierro” de Kadafi alcanzó su “punto de quiebre” y que éste debe dejar el país para evitar más derramamientos de sangre.

Mientras el cerco sobre la capital comenzaba a cerrarse, tropas de la Alianza Atlántica bombardeaban el cuartel general del líder en la capital y el aeropuerto de Maitika. Tras esos ataques, fuentes rebeldes aseguraron que el gobierno de Libia estaba por entrar en “colapso”.

“No nos rendiremos. Resistiremos hasta el final. No abandonaremos Trípoli a los ocupantes y a sus agentes. Estoy con ustedes en esta batalla”, había dicho Kadafi en cadena, en un desesperado intento de desmentir versiones que lo ubicaban fuera del país, en Argelia.

Poco a poco, a los informes del avance rebelde en la televisión se le sumaron los de los arrestos de funcionarios oficiales. Primero la cadena Al Jazeera comunicó la captura de Saif al Islam, uno de los hijos de Kadafi . Más tarde, difundió la detención del coronel Al Jituni, uno de los referentes militares del Gobierno, quien fue apresado en el aeropuerto junto a ocho de sus colaboradores, y de 42 soldados. Con estas noticias, los discursos oficiales comenzaban a desdibujarse.

También anoche se informaba que la guardia del dictador se rendía ante la avanzada rebelde en Trípoli. “El respetable jefe del batallón de la seguridad personal de Kadafi mantuvo la palabra que me dio meses antes, cuando hablamos de una posible rendición, y entregó las armas para no generar más matanzas”, señaló el presidente del Consejo Nacional de Transición (CNT), Mustafá Adbeljalil en declaraciones a la cadena Al Arabiya . “Tenemos contactos con el círculo íntimo del coronel Kadafi y todo indica que el fin está muy cerca”, declaró Abdeljalil.

En su camino hacia la capital, una columna de las fuerzas opositoras entraron a una base militar a 25 kilómetros de Trípoli, comandada por Jamis Kadafi, uno de los hijos del dictador. Allí funcionaba la 32a brigada, conocida como la “Brigada Jamis”, una de las mejores entrenadas y equipadas. Al llegar a las murallas, luego de disparos cruzados, los soldados que estaban en la base huyeron.

Los insurgentes entraron y se apoderaron de los arsenales. En pocos minutos las subieron a sus camiones y, sin mucho tiempo para los festejos, siguieron su camino hacia el este para reforzar la entrada de las tropas a la capital. Cuando iban en viaje, comenzaron a disparar al aire porque se enteraban que otra base militar al mando de Mohammad, otro de los hijos del líder, también había caído en manos rebeldes.

El portavoz insurgente, Assil Tajouri, explicó que los opositores controlaban “las zonas clave” de la capital. Era llamativo que mientras los insurgentes afianzaban su control, el vocero del régimen, Musa Ibrahim, anunciaba “pequeños enfrentamientos con pequeños grupos”. Pocas horas después, tuvo que salir a reconocer que ya había más de mil muertos.

En el resto del país, las posiciones rebeldes estaban cada vez más firmes. Su avance hacia el oeste no debilitó el control de las otras ciudades. El único lugar en el que aún se combatía fuera de la capital es la ciudad petrolera de Brega, donde con el último aliento el Gobierno se resistía a abandonar las destilerías y el puerto porque allí están las principales riquezas libias.

A última hora, los altos mandos rebeldes de Bengazi esperaban la comunicación de una rendición. Las cercanías del búnker de Bab al Aziziya, camino al aeropuerto, era el destino final. Allí aguardaba el líder libio, junto a las pocas tropas que no se habían rendido. Su último discurso por cadena volvía a pasar en cadena nacional, pero muy pocos lo escuchaban. La gente estaba en la calle y su final, tras 42 años, parecía llegar.

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