Niño virtuoso de la música

El famoso musico Di Blasio y el niño Diblasio de San Juan

El Otro Di Blasio

Por: Domingo Marte 
Es predicador evangélico
(marte1492@gmail.com)

Muchas veces, al momento de escoger el nombre para un hijo los padres se deciden por los nombres y hasta apellidos de personajes admirados por ellos. De ahí que no es raro que uno se encuentre con dominicanos que lleven el nombre de Isaac Newton, George Washington, María Victoria, Bert Hass; y claro, muchos Rafael Leonidas, que quizás hoy quisieran cambiarse el nombre.

Hace unas semanas, en un culto dominical de la Iglesia del Nuevo Testamento, el pastor Magdiel Taveras anunció, en tono de orgullo, que entre el público estaba el hermano Di Blasio, que alabaría a Dios y nos deleitaría con algunas de sus interpretaciones.

En medio del aplauso de los feligreses un jovencito de trece años subió hasta el púlpito y, aunque su nombre sonaba a piano, la mayoría ignorábamos lo que se escondía detrás de su mirada de miel, y su porte de hombrecito trajeado de negro. Las sorpresas fluyeron.

Di Blasio Taveras tomó el micrófono en sus manos, y con palabras improvisadas, pero articuladas como el Padre Nuestro, y con una dicción que muchos locutores y oradores envidiarían, agradeció la oportunidad que le daban Dios y el pastor Taveras de presentarse ante nosotros. Tomó el violín, y sin ningún otro acompañamiento, anduvo sobre las cuerdas, retorciendo dedos y arco, para interpretar la melodía cristiana “Hay una unción aquí”. Luego volvió a tomar el micrófono y con tono y cadencias de buen declamador recitó el poema “¿Quién es ese hombre?”. Se movió hasta un piano, y comenzó a tocar, en un ritmo de balada, la melodía de “Si el Espíritu de Dios se mueve aquí”. Luego, aceleró el ritmo hasta llegar a la cadencia del merengue, y en una demostración de buena digitalización puso sus dedos a volar sobre el teclado, mientras cantaba las letras del merengue, con voz llena y afinada. Después, como si recordara las travesuras musicales del genio Mozart, se agachó hasta ocultar la cabeza, y desde esa posición siguió tocando el piano con la misma destreza exhibida anteriormente.

Las emociones y aplausos llenaron el auditorio. No había dudas, estábamos ante un niño prodigio.

Las informaciones de sus antecedentes se hicieron más importantes. Nativo de San Juan de la Maguana, donde ya cursa el segundo año del bachillerato, su nombre fue escogido por su padre Daniel Taveras, quién compró dos CD’s de Raúl Di Blasio cuando su esposa, Esdras Medina de Taveras, estaba embarazada, para que el feto se impregnara de la música del pianista argentino. Cuando el niño tenía tres años de edad, su tía, Altie Rovira le regaló un pianito electrónico, y pronto Di Blasio comenzó a sorprender a los sanjuaneros con su destreza. Sus padres lo inscribieron en la Escuela Popular El Salmista, en San Juan de la Maguana, que dirige el Señor José Contreras. A la edad de nueve años comenzó a estudiar en Bellas Artes, y a los diez años ingresó al Conservatorio Nacional de Música, donde estudia Piano Clásico, con la profesora María Irene Blanco, y la supervisión del Maestro Dante Cucurulo. Recibe clase particulares de violín.

La madre de Di Blasio Taveras es profesora y su padre es profesor de inglés, y aunque éste último rasguea la guitarra, y de oído se atreve a interpretar en el piano una que otra melodía, la música que siempre llenaba la casa era la de Raúl Di Blasio. Además del respeto a Dios y al prójimo, los padres de este prodigio lo han acostumbrado a leer obras formativas.

En San Juan de la Maguana Di blasio Taveras ha sido un estudiante sobresaliente, y en marzo de este año fue escogido para competir en las Olimpiadas en Matemáticas, celebradas en Méjico, D.F. El portal de Internet, Graneros del Sur, es uno de los grandes promotores de este joven sanjuanero.

El corazón de Di blasio Taveras se rebozó de emoción cuando fue entrevistado por Jatna Tavares, hace dos años, en su programa televisivo, junto a su casi homónimo Raúl Di Blasio y a Richard Clayderman. Raúl mostró su complacencia al saber que un jovencito, pianista como él, llevaba su nombre, pero quizás no se imaginó todos los otros dones que posee.

Cuando uno ve la actuación de Di Blasio Taveras, además de alabarlo, se inclina a bendecirlo, y pedirle a Dios que el paso de este joven por la tierra edifique a muchos.