martes, 28 de junio de 2011

Los damnificados de toda la vida

Grisbel Medina R. / José Dicén / Domingo Uribe

20 mil viviendas
Sólo en Azua, Barahona y San Juan la Maguana

Los refugiados
En esas tres provincias del Sur del país, se calcula que más de 30 mil personas resultaron damnificadas debido al huracán Georges, pero muchos todavía viven en las zonas de desatres. El gobierno, con ayudas internacionales y colaboraciones locales ha construido viviendas en sitios que se han convertido en barrios de damnificados con los nombres de Villa Progreso y Villa Liberación.

Fenómenos naturales
Historia
Cinco fenómenos naturales han afectado de forma sensible a la región Sur del país en los últimos 20 años.

Los más fuertes
Los que más daños han causado son Georges, Noel y Olga que tras sus pasos dejaron millares de damnificados.

Mientras la Defensa Civil realiza un censo para establecer la cantidad de familias que residen en zonas vulnerables, en Santiago, frente al portón con escudo uasdiano del Centro Universitario Regional de Santiago (Cursa-Uasd), sobrevive David Manuel (nombre ficticio), niño afectado por un hongo que le ha “comido” buena parte del cuero cabelludo. El lugar donde corretea David es conocido como Barracones de La Barranquita, puerta con puerta con el recinto universitario, al Sur de la ciudad.

Meriquella Rubén Tejada informa que sin contar con recursos, la madre de David debe “fabricar” 300 pesos diarios para una inyección que el niño necesita. Esa es una de las urgencias individuales que sumadas a las necesidades colectivas de las familias damnificadas de los barracones, dan para construir un edificio.

El sitio, teóricamente custodiado por un destacamento de militares, cuya presencia y trabajo no se siente, es una hilera de cajones de madera, utilizados como dormitorio y sala; basura, aguas residuales, ratones, plagas y un único tubo de agua para 36 familias. Las primeras 16 vinieron de Los Guandules, luego del incendio que afectó el sector. Las demás se han sumado con los años.
En el denominado “refugio de la Barranquita” a sus 32 años, Esmeralda Morillo Sánchez es la jefa de un hogar de cinco infantes y un marido policía con clavos en las piernas, consecuencia de un accidente. Residía en Los Guandules, al sur de la ciudad, barrio que se prendió hace ocho años. “No tenemos esperanza”, asegura la dueña de una paletera cesante porque está de vacaciones el estudiantado del Cursa.

No hay inodoros. “Todo se hace en el monte”, reconoce una de las mujeres que rehúsa identificarse. El barrio no tiene agua ni retretes. No hay condiciones para vivir con dignidad. Una joven se acerca despacio para soplar que hombres, infantes y mujeres están obligados a bañarse aquí y afuera “con la ropa puesta”.

Zonas vulnerables
La Defensa Civil trabaja en un censo. damnificados de los derrumbe
Actualmentese construyen 200 casas para albergar a familias en la zona de Canca.

140 familias
Los deslizamientos de tierra en la sección Carlos Díaz de Tamboril, hace aproximadamente dos años, afectaron a 401 familias que quedaron damnificadas luego del movimiento de terreno y muchos días de lluvia que sepultaron cultivos, escuelas, iglesia, viviendas y vehículos.

Descendientes en los refugios
José Dicén / Domingo Uribe
San Cristóbal
Juan Elías Ramírez lamenta la precariedad en que vive junto a más de un centenar de familias en uno de los tres centros de refugio, en San Cristóbal, tras sufrir los embates del ciclón Georges, el 22 de septiembre de 1998.

Trece años después nuevas generaciones han surgido en el mismo corazón del albergue provincional donde fueron en condiciones de damnificados.

”Hay cuatro sanitarios e igual número de baños para las familias que tienen que hacer sus necesidades en medio de la inmundicia”, dijo Ramírez.

Unas 115 familias permanecen refugiadas aún en tres albergues adonde fueron llevadas de emergencia por las autoridades.

Los centros para refugiados son Alfa 4, Alfa 6 y La Marina, y en éste último, 23 familias viven allí desde 1998. Llama la atención la gran cantidad de niños ñcasi adolescentesñ que nacieron aquí, lo que indica que toda su vida ha transcurrido en un refugio.

En San Juan de la Maguana aún no olvidan los estragos que causó el huracán Georges cuando las aguas desbordadas del río San Juan y de la presa de Sabaneta arrasaron once barrios dejando cientos de muertos, desaparecidos y damnificados.

Trece años después de la llamada “tragedia de La Mesopotamia”, cientos de familias permanecen en esa zona de desatres con el riesgo de que ocurra lo peor en esta temporada ciclónica.

“Cuando se anuncia ciclón nos sacan de aquí con la guardia para decir que están evacuando, pero tenemos que volver acá porque no hay casas ni sitios para ubicarnos”, dijo Cristino García.

La Mesopotamia, El Cepillo y Montes de Ocoa fueron declaradas zona verde por el gobierno de Leonel Fernández en 1998, y actualmente el Ministerio de Medio Ambiente, luego de reubicar a los moradores en Villa Liberación, siembra árboles en El Cepillo y en Montes de Oca, pero los de La Mesopotamia permanecen en el mismo lugar.

En Jimaní, pervive el mal recuerdo de aquel 24 de mayo de 2004, cuando un temporal de lluvias provocó la crecida del río Solié, que desbordado penetró al barrio La 40, al centro de la comunidad, y arrasó con cientos de personas, casas y animales. En esta comunidad no existe un estudio claro de los refugiados de ese fenómeno.

Colaboración de
Benny Rodríguez y Odalis Báez
listindiario.com.do

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