Por Luis R. Decamps R. El autor es abogado y profesor universitario |
LOS TROTES POSTREROS DE LA CONVENCIÓN DEL PRD, LA AMENAZA DE DESUNIÓN Y OTRAS LAMENTABLES PENDEJADAS
(Notas y reflexiones a vuelapluma de un necio empedernido)
Lo que todo el país esperaba
La XXIX Convención Extraordinaria del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) se llevó a efecto en un ambiente de notable espíritu cívico y, haciendo la excepción de un par de incidentes aislados de trascendencia relativa, los perredeístas votaron con fraternal entusiasmo y particular tranquilidad… Más aún, con ella ocurrió lo que todo el país (excepto ciertos miembros de la cúpula del grupo del ingeniero Miguel Vargas) esperaba: hubo un choque de trenes, y el ex presidente Hipólito Mejía resulto ganador (léase bien: ganador, condición que en política es irreversible cuando está asentada firmemente en el imaginario colectivo, como acontece ahora)… Todo ello, desde luego, al margen de la legitimidad o no de las alegaciones de sus poderosos competidores internos en el sentido de que las votaciones fueron decisivamente influenciadas por la presencia de peledeístas y reformistas…
Tontería de políticos no previsores
En todas las primarias partidarias realizadas con padrón abierto o semi-abierto (aquí, allá, acullá y allende los mares) votan individuos que pertenecen a otras entidades, sea espontáneamente o sea por inducción… ¿O acaso, para quedarnos el país, no se recuerdan las primarias reformistas de cara a las elecciones del año 2004, cuando el entonces presidente Hipólito Mejía reconoció que “gente” de él había metido la “cuchara” para favorecer a uno de los precandidatos? Por lo demás, denuncias al tenor se han hecho reiteradamente a propósito de varias de las primarias peledeístas… La moraleja es, pues, de una simpleza letal: quien entienda que semejante “interferencia” puede potencialmente perjudicarle, debe adoptar a tiempo las providencias cautelares de rigor… Y si no lo hace, queda de feo cuando -luego- lanza el grito de Jeremías ante le Muro de las Lamentaciones… No es cuestión de palabras: debió haber una adecuada política de contención al respecto… Toda argumentación a posteriori termina siendo asimilada, tarde o temprano, como tontería de políticos no previsores…
¿Votaron o no peledeístas y reformistas?
Si a la tendencia natural de “interferencia” reseñada (absolutamente inevitable, valga la insistencia, con un padrón abierto o semi-abierto) se le suma la declarada preferencia de alguna gente del PLD y el gobierno por determinada candidatura interna del PRD, parece lógico inferir que ciertamente debió haber peledeístas y reformistas que votaron en el evento comicial de los perredeistas… Ahora bien: ¿esos votos políticamente “bastardos” pudieron doblegar la “voluntad eleccionaria” del perredeismo o contribuir a torcer el rumbo de las preferencias internas? Obviamente, esto es muy difícil (por no decir imposible) de determinar, pues no hay forma fiable de contabilizar la magnitud de la susodicha “interferencia”… Además, se trata de un argumento de impugnación carente de viabilidad jurídica y, subsecuentemente, inaceptable ante cualquier instancia de revisión (social, partidaria o estatal)… En consecuencia, y sin considerar los imperativos de la sobrevivencia en épocas de descalabro y de la promoción de negociaciones vía fórceps políticos, un buen juez (cualquesea su naturaleza) terminaría fallando en este caso de manera terminante a favor de Papá… Esto es lo que explica que los excelentes abogados del sector de Vargas hayan obviado toda reclamación jurídica y, como dominicanos al fin y al cabo, la hayan emprendido contra los tres miembros directivos de la COE usando una artillería de raíz política y connotaciones personales… La mala apuesta es por partida doble: ya el adversario no es Mejía sino la COE, y no simplemente el organismo: el adversario es la “troika del decoro y la incorruptibilidad” del PRD, es decir, los tres dirigentes perredeistas más respetados por la sociedad dominicana…
La política por “gravedad”
Por otra parte, no hay que olvidar las realidades internas del PRD en la víspera de la convención: el sector del ingeniero Vargas no sólo lucía impotente ante el avance de la candidatura del ex presidente Mejía sino que insistía en su ya demostradamente infecunda política de cosechar adhesiones básicamente por “gravedad” (“estas son lentejas, si quieres las tomas y si no las dejas”)… Salvo los esfuerzos hechos para atraerse las pre-candidaturas de bolsillo (se aclara: por su tamaño, no por lo otro), el sector de Vargas no hizo nada para reafirmar o ampliar sus adhesiones: dio por hecho que encarnaba invariablemente a la mayoría del perredeismo (olvidando que en política electoral las preferencias suelen ser coyunturales y muy volátiles), se empeñó en difundir esa creencia por todos los medios al alcance (dando la impresión de que se quería imponer como lo hiciera el PLD en su momento: a fuerza de garrote mediático y de recursos) y, por eso mismo, no adoptó providencia alguna a los fines de evitar las correrías de sus adversarios en la dirección de conquistar no sólo a los resentidos sino también a los de su propia cancha… Una vez más: los hechos se impusieron a las simples palabras, y fracasó la muy balaguerista táctica de atesorar fidelidades por simple “gravedad” (entendible en el caudillo reformista porque desde 1960 hasta que murió repartió lo suyo y lo ajeno entre conmilitones y avecinados, echadura de vainas aparte).
Percepción pública e instinto político
Ha de recordarse que la línea de adhesiones “por gravedad”, practicada por el sector de Vargas paralelamente a la recurrente aplicación de tácticas tipo “ruleta rusa” (que reflejaban las carencias de sus estrategas en materias tan vitales como la referencia histórica y la cultura política), creó una atmósfera de incertidumbres, animosidades y descontentos en buena parte de la militancia del PRD, llegando a tocar tanto a contradictores como a prosélitos… No es ocioso, en este sentido, rememorar algunas de las mencionadas tácticas fallidas: el llamado “pacto de las corbatas azules”, la asunción directa de la dirección política y financiera del PRD, el manejo de las candidaturas congresuales y municipales con visión de carnicería gourmet (“los mejores cortes para la casa”, porque el grupo de Vargas resultó triunfante desde el 2007, pero nunca terminó de ganar, prolongando la pelea interna hasta nuestros días), la adopción de una postura cotidiana de sectarismo y de comesolismo (al estilo de una licuadora de cafetería), la increíble subestimación de las habilidades del ex presidente Mejía (exhibiendo una actitud casi peyorativa frente a un hombre que no tenía nada que perder y sí todo que ganar), y la aceptación del padrón semi-abierto por razones políticas y económicas… Y de todo eso, obviamente, se aprovechó el ex presidente Mejía, sin dudas un experto buscando votos individuales tanto entre descontentos como entre indiferentes… Lo otro, por supuesto, fue la percepción pública, por lo menos desde junio del año pasado girando favorablemente hacia Mejía sin que los estrategas del sector de Vargas parecieran darse por enterados… Así, pues, se produjo lo que cualquier conocedor de las interioridades históricas del PRD podía prever: el poderoso instinto político de los perredeístas (siempre agudo en la oposición, y especialmente a tono con “vox populi”) terminó haciendo su trabajo… No perdió Vargas: ganó Mejía, como lo sentían y lo esperaban casi todos los analistas y observadores de la política nacional…
Alegatos naturales
Finalmente, resulta entendible que la debacle sufrida por el sector de Vargas (que lo tenía todo, absolutamente todo, y lo fue perdiendo poco a poco debido a lo dicho arriba) constituya un movimiento sísmico en el PRD (significa que hay una nueva mayoría y por lo tanto un previsible cambio de mando) y un duro golpe para los seguidores de aquel (triunfadores de la víspera convertidos a la postre en vencidos, la peor condición en política militante)… Todavía más: dadas las para algunos de ellos increíbles circunstancias actuales (y teniendo en cuenta a los circunstantes de adentro y de afuera), lo más natural es que denuncien lo que están denunciando y exijan lo que están exigiendo… Es su derecho, y no únicamente al pataleo, como han dicho despreciativamente algunos: también, y fundamentalmente, a conocer la verdad (o la parte de ella que puede resultar conocida) sin importar cuál sea, y a reconstruirse a partir de una reafirmación de su espíritu combativo y de su “nucleamiento solidario” alrededor del líder… Pero ojo: esto último sólo para los que quieran, puedan y aguanten el oleaje de la nueva mayoría en un período de campaña electoral en ciernes…
Consumatum est
Ahora bien: tanto el ingeniero Vargas como sus seguidores deben estar concientes de que sus alegatos (más alimentados por el orgullo personal que por la legitimidad de conciencia) están condenados a diluirse en el tiempo (sin importar el curso que tomen ni su destino final)… ¿Motivo esencial? Aunque controlan buena parte de la “nomenclatura” perredeísta, su negativa a aceptar los resultados de la convención los convierte en reticentes o disidentes ante una Comisión Nacional Organizadora que conserva intacto su prestigio y su autoridad moral pese a los esfuerzos por desmeritarla que se han realizado beligerantemente desde instancias copulares del sector de Vargas.. Y que conste: esa es la imagen que tiene la COE no solo en la base del perredeismo sino también en el país “civil”… Además: ya se sabe lo que ocurre con los reticentes y los disidentes en la política dominicana y, muy especialmente, en el PRD: a la vuelta de la esquina terminan reducidos a su mínima expresión… Por consiguiente, a los “miguelistas” les podría resultar conveniente entender que si bien “tensar la cuerda” parece actualmente lo más natural (cosa de política y de políticos) a la corta o a la larga el entendimiento se tiene que imponer (antes de que se erosione aún más el liderazgo del presidente del PRD) sobre la base de un hecho concreto y ostensible: el ex presidente Mejía es el candidato presidencial del PRD, y eso ya no lo va a cambiar nada ni nadie… “Consumatum est”, sencillamente…
La unidad se impone
Naturalmente, todo ello es así salvo que se esté barajando la posibilidad de llevar las “bembitas” de hoy hasta lo impensable (el autor no quiere ni siquiera escribir la palabra que lo nombra), con lo cual (el negro augurio se funda en la experiencia) sus promotores, sin dudas, estarían cavando su propia tumba política y algo más (por favor, revisen bien la táctica jorgeblanquista de 1986)… O sea: de producirse lo impensable (es también necesario recordarlo) no sólo el PRD caería de bruces en el 2012 sino también los operarios del desaguisado, que deberán para siempre cargar con un sambenito de perfidia que nadie les perdonará: ni los perredeístas (que han trabajado como fieras para ganar) ni los dominicanos (que están jartos, así con j, de Leonel y el PLD) ni la Historia (que no excusa a los liquidadores sin ideología)… La unidad se impone, pues, y mientras más pronto mejor para el sector de Vargas si quiere sobrevivir como opción política en la República Dominicana… Todo lo otro es pura pendejada, aunque sea justa o entendible.
Post-scriptum
En esta oportunidad no hay anécdota histórica ni frase célebre. La razón es más que obvia: el espacio hace rato que se acabó.
Hasta la próxima entrega…
No hay comentarios:
Publicar un comentario