Barahona.-Autoridades militares y de la Iglesia Católica trasladaron a un lugar desconocido a 35 haitianos, supuestamente estudiantes, que fueron atacados a tiros y pedradas por una turba de personas en la vivienda que los extranjeros habían ocupado dos horas antes en calidad de alquiler, en esta ciudad.La acción en la que nadie resultó lesionado ni detenido, se produjo anoche a eso de las diez, en la casa, número 11 de la calle Luis Peláez Méndez del barrio Savica, en la parte alta de esta ciudad, la cual es propiedad de un pastor evangélico conocido como Edison, quien hacía días estaba corriendo la voz en el barrio de que alquilaría la vivienda a un grupo de estudiantes haitianos.
A los 15 ó 20 minutos de la turba haber iniciado el ataque contra los extranjeros, se presentó al lugar un contingente policial que fue recibido a pedradas y tiros por los atacantes, por lo que los primeros se vieron obligados a utilizar sus armas para disparar al aire comos señal de advertencia.
Debido a la balacera el pánico se apoderó de los residentes en toda el área de la cancha deportiva de Savica, por lo que algunas familias abandonaron sus casas y se fueron a las de parientes y amigos, huyendo de los tiros y piedras.
Antes de la llega los militares, varios de los agresores contra los haitianos colocaron piedras, ramas de árboles en la vía frente a la vivienda, así como neumáticos encendidos, obstáculos que permanecían expancidos en la referida calle en las primeras horas de la mañana de este miércoles.
En el marco de la agresión a tiros y piedras contra los supuestos estudiantes haitianos, algunos de los atacantes gritaban: Váyanse con el cólera hacia sus casas, haitianos del diablo, y déjenos en paz a nosotros los dominicanos."
Periodistas se presentaron al lugar interesados en obtener la reacción de los haitianos sobre el ataque en su contra, pero para su sorpresa la vivienda estaba cerrada.
fueron algunos vecinos que dijeron que los extranjeros fueron sacados de allí por un grupo de militares y un sacerdote para protegerles la vida, ya que temían que algunos de ellos fuera asesinado por la enadercida turba
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