Telémaco, Julio Persa: Una mirada al teatro Uruguayo
Por: Rafael Pineda
El autor es diplomático y escritor
rafaelpineda67@hotmail.com
MONTEVIDEO, Uruguay- Observo el teatro que se hace en Uruguay y presto atención a las agrupaciones que tienen sede en los Departamentos. Inicialmente emprendí viaje tomando un enmarañado camino de autopistas que se entrecruzan, bifurcando los senderos de la ruta que lleva a San José, una chica y bella ciudad a una hora de Montevideo, para conocer las novedades de una peculiar feria del libro.
Encontré una variada oferta, no sólo de libros, de eventos culturales, teatro, conciertos, el festival de los contadores de cuentos, exposiciones de pinturas, de objetos, máscaras. Tradiciones.
Fue el embajador de Guatemala Juan José Barrios quien me transmitió con desbordante entusiasmo el deseo de ir a ver el espectáculo del que les quiero hablar. “No dejes de ir a ver la obra “Telémaco”, es formidable, hoy es el último día”.
Entonces me dirigí hacia allí. La responsabilidad de la oferta teatral de la feria del libro estuvo a cargo de la joven compañía “Intermedios Producciones”, a la que había visto presentando en Montevideo la dramatización del texto “Asturias en el Tiempo: mito y realidad”, que retrata la vida política y los procesos creativos del premio nobel Miguel Ángel Asturias.
Esta vez la obra que mostraban era de la pluma del dramaturgo chileno Marcos Antonio de la Parra titulada “Telémaco”. Toman de la mano al espectador y lo conducen a través del complicado viaje de un hombre que quiere ir a Europa a conocer a su padre, enfrentándose a la madre y a la hermana que se oponen.
Teo, el hijo irredento, parte desde una nación no especificada pero que puede ser cualquier país de América Latina y sin saber cómo atraviesa las fronteras sin papeles hasta situarse en una Europa de tiempos modernos donde se persigue y deporta indocumentados y una vez allá es tomado como “conejillo de indias” por un agente de la policía atrapado por sus fantasmas ante la imposibilidad de encontrar al autor real de unos crímenes en serie.
Esto es lo que acontece en una obra cargada de dramatismo. Julio Persa, el director del grupo “Intermedios Producciones”, lo expresa con su puño y letra: “Telémaco es un texto que infiere paralelismo con “La Odisea” de Homero, donde al igual que el hijo de Ulises, Teo va en busca de su padre que es también una búsqueda de su pasado”.
Desde el inicio percibí una estrecha relación de los actores con sus personajes y una fluida comunicación con un público que con los ojos bien abiertos y pegado a sus asientos padeció la angustia de las intensas escenas, en un contorno de fuerte tensión emocional.
El joven Renzo Santucho convoca una descollante capacidad histriónica representando a Teo, el protagonista, acelerando las neuronas en los momentos que aparece con una pala desenterrando la real o imaginaria tumba de su progenitor.
“Telémaco” es un azaroso drama de la vida real, muy intenso, interpretado con acierto por el elenco de “Intermedios Producciones”. Estos, en el programa de mano reseñan cómo ingresaron a las interioridades de esa subyugante trama donde se exponen los paralelismos de las infecciones sociales a lo largo de los tiempos. Explican que para llegar al clímax de la obra trabajaron en varios procesos, en talleres creativos, “para acercar al elenco a la noción de las nuevas dramaturgias” en las que, acertadamente, ubican esta creación de arte contemporáneo.
Trabajaron con Chejov, Stanislavsky, Bertolt Brecht; abordaron el realismo, el teatro vanguardista, el absurdo y registros audiovisuales. Repitieron los talleres y revisaron los métodos desde el siglo X1X hasta el XX1 en un trabajo a todas luces disciplinado, consciente, en búsqueda de una eficacia que finalmente consiguen.
Julio Persa, quien es estudiante aventajado de la IAM (una de las escuelas actorales de mayor prestigio del Uruguay) puede sentirse plenamente satisfecho de haber conseguido un excelente trabajo de dirección, de una buena obra dramática, logrando apuntalar las tribulaciones del latinoamericano marginal. Refleja y pone al desnudo las miserias de nuestro continente. Insisto en las fuertes escenas de la tumba, en los discretos desnudos, en los actos de amor, en la vulgaridad de la madre que practica el sexo ante un hijo obsesionado con encontrar al padre y en los desencantos de la prostituta dominicana que finalmente sucumbe ante a la frivolidad de un cliente que no está más en ella.
Persa y su elenco, integrado además de Santucho por los noveles actores Sebastián Senattore, como el cónsul; Gabriel Espino, el amante; Natalia Leal, la hermana; Gonzalo Díaz, como el detective, y las destacadas actrices Raquel Senattore haciendo de la puta y Silvia Barrios en el papel de la madre, escarbaron las raíces del problema humano, las frustraciones de la juventud; problemáticas expuestas puntualmente por el bolígrafo del renombrado dramaturgo Marco Antonio de la Parra.
El auditorio de la “Casa Italia” estuvo a toda capacidad, el público entusiasmado, y siendo el último día de representación, numerosas personas quedaron afuera esperando una segunda función la misma noche, o el anuncio de que se repetiría al día siguiente.
El trabajo hecho en esta obra por el elenco de “Intermedios Producciones” justifica el entusiasmo del embajador Barrios. Bien vale la pena echar una hojeada.
lunes, 29 de noviembre de 2010
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