sábado, 4 de septiembre de 2010

Mi Punto de Vista

Fusión de hecho RD-Haití
(Tesoros ocultos del periódico El Cable XII)

Por: Edgar Valenzuela
El autor es periodista, teatrista y escritor

Reportes oficiales indican que los hospitales públicos dominicanos están actualmente abarrotados de haitianos.

Tras ocho meses del devastador terremoto del 12 de enero en Haití, la demanda de servicios sanitarios se ha duplicado en República Dominicana.

Como en Haití no hay centros de salud en condiciones de atender adecuadamente a la población, los enfermos son trasladados a través de la frontera artificial existente, y ya en este lado de la Isla a los haitianos hay que darle hasta las aspirinas.

¡Nuestros vecinos cruzan sin un centavo, y por humanidad los médicos dominicanos tienen que suministrarle gratis los medicamentos!

Los vendedores ambulantes, los trabajadores en la construcción de edificios, los niños y las mujeres en los semáforos son señales de que la temida fusión racial, social y cultural entre República Dominicana y Haití continua su marcha. La polìtica es otra cosa.

¡El fenómeno se está produciendo extraoficialmente, de hecho; sin armas y sin bombos y platillos!
Con estos juicios no pretendemos estimular discursos racistas o agresivos en perjuicio de nuestros hermanos siameses,tan necesitamos, o más necesitados que nosotros, de colaboración y de aliento.

Más sería una actitud irresponsable ponernos una venda en los ojos para no ver esta realidad.

Se están instalando colonias de haitianos de este lado de la frontera, sin ningún permiso legal ni regulación de las autoridades de migración.
Y cuando se quiera venir a abrir los ojos la mezcla o la fusión con los haitianos será incontrolable, si ya no lo es.

Venezuela y Colombia tienen el mismo problema. Así como Colombia y Ecuador.

Lilís tenía en sus venas sangre haitiana; igual que Trujillo y Balaguer. Y los tres fueron presidentes del país.

El periódico El Cable, tan injustamente oculto a los ojos de los dominicanos, publicó una serie de artículos sobre el tema en los años 20 del siglo pasado. Y pone los pelos de punta releer uno como este:

La cuestión fronteriza

Un reciente incidente en la frontera noroeste ha puesto de actualidad el importante tópico, que es un conflicto permanente entre dos estados limítrofes, de nuestras fronteras, abandonadas desde antaño a la conquista pacífica y constante de los haitianos por la criminal incuria de nuestros gobiernos, más atentos al interés del politiqueo, que a los problemas externos e internos de la República.

El conflicto data desde la constitución de la República.

Desatadas las pasiones interiores; entregado el país a las sórdidas luchas partidaristas que lo han llevado de tumbo en tumbo hasta caer en la boca voraz del pulpo del Norte, los haitianos han podido desarrollar sus pacíficos y ambiciosos planes de absorción de nuestro territorio en desamparo insidioso, del cual se han apropiado de varios cientos de kilómetros cuadrados, sin que seriamente nuestros gobiernos se hayan preocupado por el arreglo definitivo de los límites que han de separar permanentemente los dos estados que se dividen el dominio de la Isla, como medio de conservar la paz y la armonía entre ambos pueblos.

Si no se han ocupado en fijar los límites definitivos, menos han puesto atención al problema de la nacionalización de las fronteras, que se van haitianizando ¡qué vergüenza! ante la indiferencia cómplice del pueblo y del gobierno.

El momento es oportuno para reflexionar. Somos imprudentes, exaltados y dados a las actitudes espectaculares. Cada vez que se anuncian violaciones a nuestra integridad territorial, los ánimos vibran; las pasiones suben y con arrogancias impropias del momento, agotamos los epítetos insultativos; pero en el fondo no hay más que simulaciones que patriotismo: nuestra atávica indolencia, unida al cáncer del politiqueo, con incapaces de actuar seriamente en ningún problema fundamental que afecte a los intereses vitales de la República.

Los acontecimientos no ponen esta pregunta en los labios. ¿Qué se ha hecho por las fronteras? La respuesta es dolorosa: un nada desesperante. La instrucción pública, el punto primordial de la nacionalización, es un mito.

Es un mito porque en las fronteras no existen verdaderas escuelas. El personal docente actual, con algunas excepciones, es ignorante, incumplidor e incapaz de comprender la altura moral de su misión patriótica.

Que nosotros sepamos, ni el gobierno ni las autoridades escolares han tratado, en bien del país, de buscar una fórmula eficaz que resuelva satisfactoriamente la educación de la población fronteriza.

A nuestro ver, podían dictarse reglamentaciones haciendo obligatorio, como un deber patriótico indeclinable, que todos los maestros graduados actualmente en ejercicio y los que en el futuro se graduaren de tal, prestaran durante un año sus servicios en las fronteras, disfrutando de un sueldo que compense el sacrificio. Naturalmente que no queremos decir todos a la vez, sino la cantidad necesaria para cubrir las escuelas actuales y las que se creen en virtud del plan de instrucción que se desarrolle.

También se echa de menos la formulación de programas especiales, basados en el ideal patriótico que se persigue: la dominicanización.

Por otra parte, las fronteras carecen de autoridades conscientes. Lo que estas pudieran hacer en bien del país, es incalculable, si fueran elementos capaces de interpretar las funciones que desempeñan.

Esto es de fácil solución. Basta crear, dentro de la P. N. D., las compañías que sean necesarias al servicio fronterizo, con oficialidad, y clases compenetradas de la importancia de su misión y de su deber, para que se opere con ellas un cambio radical y favorable al sentimiento nacional.

El problema de la nacionalización de las fronteras es vasto y cuesta dinero; pero el honor exige, no la vocinglería del patrioterismo, sino su solución inmediata: hechos palpables.

24 de abril de 1923. No. 114. Año III. pp. 3

Como se ve, la denuncia no es nueva. Hace más de 80 años que se viene dando la voz de alerta. Pero ningún Gobierno, con ayuda internacional o no, ha podido hallar una solución salomónica, de fondo, al problema.

1 comentario:

  1. Edgar: te felicito porque eres el ùnico periodista de este paìs que ve el problema y le dedica un espacio a la haitianizaciòn. Los dominicanos estamos sordos y ciegos, muy ocupados en la polìtica de los politiqueros, y no vemos que estamos perdiendo nuestro paìs. Ninguna naciòn que se respete abre sus fronteras de esas manera. Estados Unidos apresò a los haitianos ilegales despues del terremoto, los mandò a Guantanamo y de ahì los regresò a su lugar de origen. Tantos periodicos, radio y televisiòn, y de nada sirven para defender la naciòn.
    Adolfo Mena Gonzalez.
    San Juan.

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