jueves, 22 de julio de 2010

« ¿A qué saben tus labios, mujer?

Estoy sola… ¿por qué? »

¿Por qué no me llamas?

Esperando una llamada telefónica Siempre estoy esperando que me llames, pasan las horas y nada sé de ti, me duele mucho vivir así, en la incertidumbre de saber si me llamarás o no…

Y así hay muchas historias, estamos pegadas a los teléfonos esperando recibir una llamada de esa “persona” que ocupa todo nuestro tiempo y nuestra cabeza.

Pero debemos ser más inteligentes, Teléfonono podemos pasar nuestro tiempo al lado de un aparato en espera de recibir una llamada. Si realmente le interesamos a esa persona en algún momento nos llamará, no nos hagamos presas de un teléfono, nuestra vida debe seguir adelante. Yo sé que es doloroso, sobretodo si hemos apostado fuertemente por esa relación…

Pero para que tu agonía no sea tanta, no tiene nada de malo que tu también des un paso y lo llames. Eso de que no puede atenderte o que no puedes llamar a ciertas horas no es algo que debería ser para ti. Se supone que te ama tanto como tú a él, porque si es lo contrario a lo que te estoy diciendo, yo me replantaría esta relación.

Es triste estar a la espera de una llamada... Es muy triste estar a la espera de una llamada de teléfono…
Es triste, y la vida pareciera que se nos va de las manos, o que no tenemos ganas de nada… si nos falta esa llamada, ¿verdad?

Amiga, si estás viviendo un caso así, sé directa y pregúntale qué hora son aquellas en las que tú puedes llamarle, o las horas en las que te llamará. Debes afrontarlo porque tú tienes una vida fuera de él, y no debes permitir que parezca que toda tu vida gira en torno a él (aunque efectivamente así sea).

Hay que ser valiente y tener dignidad, si no te llama y no hace nada por hablar contigo Llamada de teléfono... ¿no llama?pregunta el porqué, y si no obtienes respuesta pregúntate qué haces al lado de alguien que no está pendiente de ti.

Creo y sé que vales mucho más que una llamada o una migaja de amor. Eso no, amiga, o es todo o es nada.

¿Qué dices tú?
Las quiero mucho,

Rossy Lambertus

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