Urgente solución

Para niños marginados de esta comarca que son pordioseros

SAN JUAN DE LA MAGUANA.-Las perspectivas de desarrollo económico, político y social del municipio de San Juan de la Maguana contrasta con la pobreza de la zona rural, los barrios marginales, el desempleo y la gran cantidad de niños limosneros que deambulan por las calles de esta localidad a toda hora del día y de la noche.

Los niños, cuyas edades oscilan entre cinco y 12 años se desplazan principalmente por los centros comerciales, como los supermercados, los lugares de expendio de bebidas alcoholicas, incluídos colmadones, los comedores y restaurantes y los nuevos negocios llamados liquor store, entre otros.

En cualquier lugar de esto apaerece un niño ( a veces puede ser una niña) diciendo con timidez: "Sshh...deme un peso".

Por lo general la gente se irrita. Los más jóvenes se disgustan, los adultos los ignoran, porque los ven como molestosos, y muy pocos le extienden las manos a unos niños, que en verdad, son pordioseros, aunque no tienen la apariencia clásica de uno de ellos. El pordiosero clásico es el viejo con barba, un bastón, ropa gastada, rostro de enfermo, que se para o se sienta en una acera con la mano extendida. "Ese niño no es más que un pidilón", es lo que se dice.Pero muchos de ellos lo que tienen es hambre.

Esos muchachos viven una vida dura. A veces, por dinero, prestan servicios sexuales. Niños de 8 y diez años hacen sexo oral en San Juan de la Maguana. Dicho por ellos mismos. Muchos de ellos también beben (alcohol) y fuman.Y suelen dormir en la acera, en parques y otras plazas públicas.

Un niño de 8 o 12 años, hijo de una familia responsable, es un personaje protegido,a veces mimado, tratado con dignidad. Tiene techo y comida. Tiene cariño, apoyo emocional, vestido, cuidado médico, educación familiar y escolar.

Pero los niños de la calle (como a veces le dicen) no tienen nada de esto. Los más afortunados tienen un cajón de limpiabotas. En esta ciudad hay decenas de niños limpiabotas. La mayoría de estos son los que llevan a su casa el dinero para comer.

Basta con dialogar con uno de ellos para que salga a flote la realidad. Por lo general esos niños dicen ser huérfanos de padre. Por eso puede uno especular que se trata de hijos de madres solteras cuyos padres nunca aparecieron y las madres optaron por decirle que estos habían fallecidos para darles una explicación razonable de tal ausencia.

Una parte de esos niños estudia. Otra no. Pero uno y otro están expuestos a las vicisitudes propias de la vida cotidiana. Por ejemplo, una vez encontramos a un niño de ocho años llorando desconsoladamente en la calle Trinitaria esquina doctor Cabral. Eran como las ocho de la noche.Los ojos de aquel muchachito eran un rio de lágrimas. Poco a poco la gente se le fue acercando. El niño decía, en su llanto, que no podía regresar a su casa porque "salió a vender unos dulces en horas de la mañana" y que "unos tígres le habían quitado el dinero fruto de la venta". Dijo que si llegaba a la casa con las manos vacías su padre le iba a dar una pela "que me va a matar".Ninguno sabemos qué pasó con ese pobre infeliz porque todos cruzábamos, nos enterábamos de lo que ocurría y continuábamos nuestro camino.
Eso niños vendores de la calle casi nadie los respeta. Y a veces ve uno a adultos discutiendo, en plena calle ¡con un niño de ocho años!

Algo hay que hacer para cambiar ese cuadro. Los organismos estatales no esán preparados para afrontar con éxito ese reto. La oficina local del Consejo Nacional para la Niñez (CONANI) no está en condiciones de darle el frente a ese grave problema social.

EL GRANERO DEL SUR aborda hoy el tema como una aproximación a una patética realidad de nuestro pueblo a la que no debemos continuar dándole la espalda. Todos esos niños provienen de familias hechas sin planificación, de origen muy humilde y residen en los barrios más pobres de esta localidad.

Ojalá y todos nos hagamos eco de este problema que amerita solución urgente. Hay demasiado niños pordioseros en San Juan de la Maguana.Pobreza, desempleo, marginación social, injusta distribución de la riqueza, son parte de las razones que explican esa realidad.