domingo, 2 de mayo de 2010

También en San Juan de la Maguana

Usan castigo corporal contra niños en 6 escuelas del Sur

Las relaciones entre todos los actores educativos muestran manifestaciones de violencia física, sicológica y estructural en todos los escenarios del centro, como son la entrada, el recreo, dentro del aula y a la salida.

Los estudiantes de las escuelas públicas son agredidos verbal y físicamente por docentes, directores y miembros de la Policía Escolar, de acuerdo a un estudio sobre Violencia en la Escuela, realizado por la antropóloga Tahíra Vargas para Plan Internacional, el cual revela que el castigo corporal todavía se aplica como una forma de disciplina.

“La escuela está muy lejos de ser un espacio educativo; resulta un espacio de cárcel donde los sujetos principales, niños y niñas, son reprimidos y violentados como sujeto de derecho”, asegura Vargas en las conclusiones del estudio realizado en seis centros educativos de Azua, San Juan de la Maguana y Barahona en el 2008-2009.

Las relaciones entre todos los actores educativos muestran manifestaciones de violencia física, sicológica y estructural en todos los escenarios del centro, como son la entrada, el recreo, dentro del aula y a la salida.

El estudio revela que los miembros de la Policía Escolar son los más violentos, reportando casos de fractura de brazos y abuso sexual a los estudiantes, en cuyos casos la dirección de los centros educativos guarda silencio.

“Existe un divorcio entre el discurso de la no violencia que pronuncian directores y docentes y la práctica en el aula”.

Sostuvo que la violencia escolar es un reflejo de una violencia estructural donde las maestros son víctimas de maltratos por parte de sus maridos, y donde los niños y niñas no comen todos los días o tienen que trabajar para comer, así como maestros mal remunerados. La investigación de Plan Internacional incluyó estudiantes de primer grado, segundo, cuarto y sexto, con quienes la investigadora aplicó varias técnicas de investigación durante dos semanas.

Durante la presentación del estudio, la antropóloga reveló que le resultó sorpresivo y el más fuerte que ha realizado entre otras experiencias en temas de violencia, por lo que requirió de terapia para trabajar el tema.

Asimismo, resaltó la situación de vulnerabilidad de los niños y niñas en las escuelas y la tristeza que sintieron cuando los investigadores se marchaban, pues sabían que sin su presencia, los maltratos continuarían.

Vargas cuestionó que en la sociedad sólo se condena la violencia que ejercen unos niños contra otros y no de los maltratos que les dan a los menores los maestros y otras autoridades de los centros educativos.

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