
FATIMA, mayo 12.- El papa Benedicto XVI emprendió este miércoles su primera peregrinación a Fátima, en Portugal, uno de los grandes santuarios del catolicismo, donde fue aclamado por la muchedumbre y suplicó a la Virgen para que la Iglesia no ceda a las "seducciones del mundo".
En la Capilla de las Apariciones, el Papa invocó su ayuda, "para que no falten vocaciones, para que no cedamos al egoísmo, a las seducciones del mundo y a las tentaciones del maligno", dijo.
El jefe de la Iglesia llegó procedente de Lisboa en helicóptero al santuario de Fátima, para celebrar el décimo aniversario de la beatificación de los pastorcillos Francisco y Jacinta Marto y conmemorar las apariciones de la Virgen en 1917.
En el emblemático santuario, donde fue vitoreado a su paso en papamóvil por cientos de miles de peregrinos y creyentes de todas las nacionalidades, oró en el mismo lugar donde, según la tradición, se le apareció la Virgen a tres pastorcitos el 13 de mayo de 1917.
Arrodillado ante la estatua de María, el Papa rezó también por su predecesor, Juan Pablo II, quien visitó tres veces el santuario y donó a la Virgen la bala que le extrajeron tras el atentado sufrido el 13 de mayo de 1981.
"Es motivo de profunda consolación para nosotros saber que has sido coronada no sólo con el oro y la plata de nuestras alegrías y esperanzas, sino también con la ´bala´ que simboliza nuestras preocupaciones y sufrimientos", invocó el Papa.
El fallecido pontífice estaba convencido de que la Virgen de Fátima le había salvado la vida tras el grave atentado sufrido en la plaza de San Pedro en 1981, precisamente un día 13 de mayo, el mismo día de la primera de las apariciones marianas.
"Vengo como peregrino de Fátima", advirtió Bendicto XVI durante el vuelo papal, en el que asoció indirectamente el tercer secreto de Fátima con los "sufrimientos" que padece actualmente la Iglesia por el escándalo de haber encubierto por décadas los abusos sexuales cometidos por sacerdotes a menores.
La jornada del Papa, que incluyó el rezo de Vísperas con sacerdotes y diáconos a los que invitó a ser "leales" a su vocación, se concluyó con un sentido pedido a la Virgen.
"Que tu presencia haga florecer el desierto de nuestras soledades y brille el sol sobre nuestra oscuridad, que regrese la calma tras la tempestad", rogó al término de la ceremomia.
En la mañana, en Lisboa, ante más de mil personalidades y representantes del mundo de las letras y de las artes, entre ellos el legendario cineasta Manoel de Oliveira, de 101 años, los instó a mantener los valores cristianos.
"Para una sociedad compuesta en su mayoría por católicos y cuya cultura ha sido profundamente marcada por el cristianismo, sería dramático intentar encontrar la verdad fuera de Jesucristo", dijo el Papa.
"Un pueblo que deja de saber cuál es su propia verdad, termina perdido en los laberintos del tiempo y de la historia, sin valores claramente definidos y sin grandes objetivos", agregó.
El jueves, presidirá la segunda misa multitudinaria en la explanada del santuario y, por la tarde, se reunirá con los obispos portugueses.
Es la quinta visita de un Papa a Fátima tras la celebrada por Pablo VI en 1967 y las tres de Juan Pablo II en 1982, 1991 y 2000.
Fuente: AFP
Papa: “La fe puede perderse, la humanidad está herida”
Benedicto XVI llegó ayer a Fátima, meta de su viaje a Portugal, donde pidió a la Virgen para que “el Papa sea firme en la fe” y durante la procesión nocturna de las velas afirmó que la humanidad “sufre y está herida” y que la fe corre el riesgo de apagarse en muchas partes del mundo.
“Traigo conmigo las preocupaciones y las esperanzas de nuestro tiempo y los sufrimientos de la humanidad y los problemas del mundo y vengo a ponerlos a los pies de la Virgen de Fátima”, afirmó el Pontífice ante decenas de miles de fieles, miles de ellos españoles, que desafiaron el frío reinante para asistir a la procesión de las velas, el momento más sugestivo con el que concluyen estas jornadas marianas.
El Obispo de Roma imploró a la Virgen que interceda “para que toda la familia de los pueblos, tanto los que se distinguen con el nombre de cristianos, como los que ignoran todavía al Salvador, vivan en paz y concordia”.
“La principal preocupación de los sacerdotes debe ser la fidelidad y la lealtad a la propia vocación” ”
Joseph Ratsinger Benedicto XVI
Prioridad
Benedicto XVI manifestó también que en amplias regiones de la tierra la fe “corre el riesgo de apagarse como una llama que no es más alimentada” y que la prioridad de los cristianos es hacer que Dios esté presente en el mundo “y abrir a los hombres el acceso a Dios”.
“No tened miedo de hablar a Dios y de manifestar sin vergu¨enza los signos de la fe, haciendo resplandecer a los ojos de vuestros contemporáneos la luz de Cristo”, agregó el Papa.
La procesión de las velas y el rezo del rosario pusieron el broche al primer día de estancia del Pontífice en Fátima, donde nada más llegar visitó la Capilla de las Apariciones y allí pidió a la Virgen para que “el Papa (es decir, él) sea firme en la fe, audaz en la esperanza y fuerte en el amor”.
El Papa Ratzinger consagró a María a todos los hombres del mundo y dijo que “consuela profundamente saber que está coronada no sólo con el oro y la plata de nuestras esperanzas y alegrías, sino también con los proyectiles de nuestras preocupaciones y sufrimientos”.
Con esas palabras se refería a que en la corona de la Virgen se encuentra engarzada la bala que disparó el terrorista turco Ale Agca a Juan Pablo II el 13 de mayo de 1981 en el Vaticano y que no logró matarle. El Papa Wojtyla siempre mantuvo que “una mano disparó (la de Agca) y otra mano (la de la Virgen) guió la trayectoria de la bala y el Papa agonizante se detuvo en el umbral de la muerte”.
En su primer viaje a Fátima, en 1982, un año después del atentado, Juan Pablo II donó a la Virgen la bala.
Benedicto XVI ofreció a la Virgen -lo mismo que hizo Pablo VI en su viaje de 1967 a Fátima- una Rosa de Oro.
El Papa Ratzinger dijo que venía a Fátima como un hijo que visita a su madre y lo hace en compañía de miles de hermanos y hermanas y pidió a la Virgen que los confirme en la fe y en la esperanza.
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