Por: Cassandro Fortuna/Parte de los Datos usados fueron obtenidos en la Enciclopediaviartualdominicana
En el proceso de inversión de valores que vive el pueblo dominicano que ha impermeabilizado todas las capas de la sociedad, es patente el olvido de aquellos que sacrificaron sus vidas luchando por el bienestar de sus contemporáneos, estimulados por el ideal de construir una patria mejor para las generaciones futuras. Muchos hombres y mujeres han sido borrados de la memoria del pueblo, en una actitud que rebaja la categoría de la sociedad dominicana. Una de esas figuras es José María Cabra! y Luna, héroe de las batallas de Santomé y La Canela, combatiente en las batallas de Azua, Cachimán, Estrelleta, El Número y Las Carreras, prócer de la Independencia y La Restauración y héroe de la Guerra de los Seis Años.
En lo que ahora es una ruina, vivió el jefe militar que el 22 de diciembre del año 1855 protagonizó la batalla de Santomé, poniendole fin a las intervenciones del ejército haitiano a suelo patrio.
Dice Belisario González que hace 4 0 5 años que la casa era muy visitada y mucha gente iba a sacarle fotografía, pero que en la medida que esta se ha ido deteriorando "ya casi no viene nadie".
Se ha criticado que las diferentes autoridades municipales se hayan hecho de la vista gorda frente a patrimonios culturales de esta categoría que son parte intrínseca de la memoria histórica del pueblo de San Juan de la Maguana.
En la actualidad sólo queda la fachada de una casa que de ser rescatada se convertiría en un gran centro de atractivo para el turismo educativo de los estudiantes de San Juan de la Maguana y del país.La vivienda podría ser reconstruída por dentro y por fuera, decorada de acuerdo a la costumbre de la época, y serviría como muestra cultural de cómo era la vida de San Juan durante el siglo 19.
Aquí se puede apreciar cómo está" el interior" de la histórica casa
donde permaneció por varios años dedicado a estudios. Aunque algunas notas biográficas afirman que estuvo en colegios, no existen pruebas documentales que terminara ninguna profesión. Hablaba inglés correctamente y su nivel de educación era superior a los hombres de su época.
Belisario González expresa que está en disposición de venderle a un buen precio aquel lugar al ayuntamiento o al gobierno para que hagan allí un monumento histórico.
Al proclamarse la fundación de la República, en 1844, residía en el país en la región sur y apareció, en aquellos días, en el Estado Mayor del General Pedro Santana. En abril de 1845 ostentaba el rango de Comandante, y ese mismo año ascendió a Coronel. En los cinco años transcurridos entre 1844 y 1849 había participado en las batallas y combates más importantes de la guerra contra Haití. En los campos de guerra demostró ser un hombre de valor excepcional, cualidad que junto a su alta estatura física y carácter agradable, despertaban admiración y respeto.
Cuando Pedro Santana y Buenaventura Báez rompieron su larga alianza y amistad, Cabral tomó partido por Báez y fue encargado por el caudillo rojo de apresar a Santana en su estancia de El Prado. Cabral partió a cumplir la misión encomendada a principios de 1857, acompañado de una selecta tropa cuyos integrantes habían participado a su lado en la batalla1 de Santomé. De regreso días después, entraba en la ciudad de Santo Domingo llevando detenido al temible hatero, ex-presidente de la República y la más alta figura militar de la nación, dejando a su paso por las calles de la ciudad la admiración de todos. Rechazó con energía las burlas que le hacían al vencedor de Las Carreras e impidió, con la autoridad de que estaba investido, que se humillara a Santana.
Cabral terminó de proyectar su figura de hombre valiente cuando escenificó un episodio sin precedentes en la historia militar de las guerras de independencia americanas, el cual se des arrolló en la parte final de la batalla de Santomé, librada el 22 de diciembre de 1855. En ese momento obligó al general haitiano Antoine Pierre a desmontarse del caballo en el que se retiraba del campo de batalla para iniciar un duelo personal a sable. En rápido y certero ataque, el general dominicano decapitó al jefe haitiano en presencia de las tropas agotadas por la ferocidad del combate. Ese hecho trascendió las fronteras hasta el extremo que en Haití llamaban “UN HOMME CABRAL”, un Cabral, a todo hombre valiente.En los terrenos de la casa del General Cabral podría haber una fortuna. Según Gonzalito a él le contaron que el famoso personaje histórico había enterrado una botija llena de morocotas en el patio de la casa. "Pero yo no me animado a buscarla", dijo
Durante el sitio de la Capital, de 1857 a 1858, impuesto por Santana al frente de las tropas cibaeñas en la guerra “Constitucionalista” contra el gobierno de Buenaventura Báez, Cabral fue el jefe militar de la ciudad. Más tarde, al consumarse La Anexión a España, en 1861, encabezó junto a Francisco del Rosario Sánchez la expedición que entró por Haití para combatir el crimen de Pedro Santana. Mejor conocedor de la región sur que el héroe de febrero, pudo evadir las emboscadas y alcanzar territorio haitiano. Luego regresó al país incorporándose en esa región, su territorio natural, a las tropas restauradoras. Derrotó en la batalla de La Canela, el 4 de diciembre de 1864, a las huestes anexionistas. Acompañado por Eusebio Manzueta y Marcos Adón, fue de los primeros generales de esa Gesta que entraron en la ciudad de Santo Domingo después de la derrota de los españoles y su salida del territorio nacional.
A las cualidades de valor personal y de honestidad que tenía Cabral, le hacía contrapeso un defecto muy perjudicial a los hombres públicos: la debilidad de carácter. Cabral es uno de los más lamentables ejemplos de nuestra historia republicana de esa fatalidad. Miguel Angel Monclús, ensayista y prudente historiador, así lo dice: Es casi imposible, por consiguiente, fijar la actitud de los hombres, que con no muchas excepciones, adoptan frecuentes posturas incompatibles con la posición anterior con las circunstancias en que se colocaban y, especialmente, con las inclinaciones que debían suponérsele. Un ejemplo de esos casos es precisamente José María Cabral.
Gonzalito aparece junto a Angel Herrera, quien prestó su valiosa colaboración para hacer posible el presente trabajo sobre el General Cabral
Dos veces le cupo el honor de ser presidente de la República: del 4 de agosto al 15 de noviembre de 1865 y del 22 de agosto de 1866 al 31 de enero de 1868. En sus gobiernos quedó abolido el destierro y la pena de muerte por razones políticas, y por decreto del 20 de septiembre de 1868 se ordenó el uso, por primera vez en el país, de los sellos de correos.
Luperón le hizo severas críticas por la actitud asumida en relación con el arrendamiento de la Bahía de Samaná a los Estados Unidos. En carta de fecha 5 de enero de 1868 le enrostra que Después, para mi mayor sorpresa, supe por vía de St. Thomas, que usted negociaba con el yankee parte de nuestro territorio, y este hecho me ha parecido el más horrible de su carrera política. Si desgraciadamente el malhadado Báez vuelve al poder usted y sólo usted, será la causa, puesto que no le ha sido desagradable separarse de los pasos de aquel hombre, ni ser el legítimo campeón del Partido Nacional, al cual traiciona usted por la segunda vez...
Pero esas actitudes y debilidades de Cabra!, no obedecieron nunca a sentimientos antinacionales ni mercuriales, como fueron los casos de Santana y Báez. Cabral era un producto de su época y como tal, hombre simple y limitado. Abjuró del baecismo y fue a ponerse a las órdenes de Luperón y Pimentel que organizaban la lucha contra el gobierno de Báez que se había iniciado en 1868. Bajo la jefatura de los tres, Luperón, Cabral y Pimentel, se inició la Guerra de los Seis Años que tenía como objetivo impedir el proyecto de Anexión a los Estados Unidos auspiciado por el Gobierno del Presidente Ulises Grant. Esa lucha desigual, cruenta y larga, constituye otra epopeya de nuestro pueblo.
Al término del gobierno de Báez, derrocado luego de seis años de corrupción, oportunismo, demagogia y desorden administrativo, ocupó por corto tiempo José María Cabral funciones públicas. Desempeñó la cartera de Interior y Policía en 1878 y luego discretamente se retiró a la vida familiar. Quedaba tras de él una larga y activa vida de 34 años de servicios a la patria. Había sido una de las más altas figuras militares de la República. Las manchas que tiene su vida como político son menos que los destellos de luz. Algunos cronistas e historiadores han emitido juicios severos contra este prohombre de nuestra historia, pero olvidan que la mayor parte de su vida fue de abnegación y sacrificios, y que su conducta cívica no tiene las manchas del peculado ni de la corrupción.
Emilio Rodríguez Demorizi, emite un justo y hermoso panegírico sobre José Maria Cabral: Modesto y abnegado como pocos, sin ambiciones de gloria ni de poder y riquezas, murió rodeado del amor de los suyos y de la admiración de sus conciudadanos, en la mañana del 28 de febrero de 1899. No hay, después de entonces, muchos ejemplos en la vida pública o militar de la República que puedan compararse a la conducta del héroe de Santomé.


Es urgente que patrimonio Cultural y la ciudadania eviten que suceda lo mismo que con la antigua casa de los bomberos, o la que fue la casa del presidente Ulises Heureaux (Lilis, que sucede como siempre que las autoridades toman deciones propias ya que piensan que al asumir una funcion publica asumen que son dueños de la ciudad.
ResponderEliminarAsi ha sucedido con las Piscinas, para citar otros entuertos alegando peligros que solo estan en sus mentes, en fin en San Juan esta prohibido que los niños aprendan a nadar ya que en vez de convertir ese bien en algo productivo la Borraron (No vivi la epoca de Trujillo pero parece que aquellos funcionarios publicos tenian mas vision de futuro que estos que cometieron esa astrocidad).
Excelente aporte, tema que no se había mencionado, yo mismo no sabía de estos importante datos.
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