miércoles, 10 de febrero de 2010

La Agenda Ciudadana

La Era del Petróleo Llega su Fin




Con los precios de los combustibles habrá que pensar en algo más creativo y quizás más justo que solamente modificarlos según suba o baje el petróleo en el mercado internacional.

Eso último parece lo inevitable. Es decir, los consumidores tenemos que asumir una realidad: no está en las manos de ningún gobierno poner control al costo del petróleo en el mercado internacional.

En consecuencia, los gobiernos –al menos en lo inmediato— no disponen de mecanismos que les permitan recuperar para su Presupuesto Nacional los fondos que les drenan los aumentos de precios del petróleo.

Pero he aquí que el petróleo seguirá subiendo en el mercado internacional. Que no le quepa dudas a nadie.

Apenas van quedando reservas del llamado “oro negro” para unos veinte años, decía recientemente un especialista y advertía que para abastecer al mundo con la demanda actual se necesita descubrir yacimientos equivalentes a “ocho Arabias Sauditas”, lo que por ahora es imposible.

Entonces, ¿qué haremos los que no producimos el mineral, pero dependemos de él?

¿Nos quedamos como si nada aferrados a la consigna de que “si sube sube y si baja baja”?

¿Hasta cuándo?

Porque, a la larga, los sueldos y salarios no van a aumentar en la medida en que lo hagan los precios del petróleo que, continuamente, van menguando su poder adquisitivo.

Las terribles distorsiones que los aumentos de precios de los combustibles agregan a la realidad de nuestros países en lo económico, lo social y lo político no sólo son inevitables, sino, además, insoportables para gobierno y sociedad.

Cruzarnos de brazos y quedarnos mecánicamente en la consigna aquélla es el camino hacia el desastre social.

Una agresiva campaña de educación de la ciudadanía sobre esta realidad, se impone. Un programa de medidas compensatorias es difícil, pero no imposible, así que hay que pensarlo urgentemente.

Gobernar más con los ciudadanos y ciudadanas, es fundamental. Saber que está llegando a su final la Era del Petróleo, por igual. Y nadie puede cruzarse de brazos.

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