"Una noche en vela reduce la capacidad de asimilar conocimientos en casi un 40%", explica el científico Matthew Walker
Imágenes del cerebro en que se observa la respuesta de la amígdala (arriba, marcada en verde) de personas que han dormido normalmente una noche y (abajo, en rojo) de personas que realizan la misma actividad mental tras 35 horas en vela- MATTHEW WALKER / UC BERKELEY
Mónica Salomé - San Diego/elpais.es
¿Por qué después de un cierto número de horas consciente el organismo simplemente se duerme? Sigue siendo un misterio, pero hay algunas cuestiones cada vez más claras. Por ejemplo, que el sueño es necesario para aprender. Los trabajos presentados en la reunión anual de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS) que se celebra estos días en San Diego (California, EEUU) no sólo lo confirman, sino que investigan qué fases del sueño son las cruciales para el aprendizaje, qué áreas cerebrales están implicadas y si se producen cambios con la edad -como sugiere el hecho de que los bebés duermen mucho más que los ancianos-.
El trabajo de Matthew Walker, de la Universidad de California en Berkeley, refuerza la teoría de que el sueño limpia la memoria a corto plazo y deja sitio libre para más información. Los recuerdos de los hechos del día se almacenarían temporalmente en el hipocampo -área identificada hace tiempo como importante en la memoria- para después ser enviados a la corteza prefrontal, que dispone, probablemente, de más capacidad. "Es como si el buzón de correo entrante del hipocampo se llenara, y simplemente no van a entrar mensajes nuevos hasta que se vacíe", dice Walker. "Los recuerdos rebotarán hasta que duermas y los muevas a otra carpeta".
El proceso está íntimamente relacionado con el aprendizaje. En uno de sus experimentos más recientes, Walker hizo que 39 jóvenes aprendieran una tarea específica durante un tiempo determinado, a mediodía. Todos tuvieron resultados similares. Pero a las dos de la tarde la mitad de ellos durmió una siesta y la otra mitad no, y de nuevo a las seis se dedicaron a aprender. Esta vez los que no habían dormido tuvieron resultados peores, mientras que los de la siesta mejoraron.
Así que Walker repite un consejo que no sonará nuevo a los estudiantes: pasar la noche despierto estudiando antes del examen no es en absoluto una buena idea. "Una noche sin dormir reduce la capacidad de asimilar conocimientos en casi un 40%"; las regiones cerebrales implicadas "se cierran" durante la falta de sueño.
Encefalogramas a voluntarios han permitido a este experto descubrir también que la limpieza del buzón del hipocampo tiene lugar sobre todo durante una fase del sueño cuya función hasta ahora no estaba clara, la fase 2 del sueño no-REM. La mitad del tiempo de sueño transcurre en esta fase, explicó Walker, y "no podía creer que la naturaleza dedicara tanto tiempo a algo sin motivo".
lunes, 22 de febrero de 2010
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